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jueves, 31 de julio de 2014

Miércoles 30.07.14 Maro, 1:24 Una fina, escasa e inconstante lluvia me despierta y pone de manifiesto mi nula preparación para este evento, recojo todo con la natural prisa, procurando proteger lo mas delicado de mojarse para comprobar el escaso material estanco que porto ahora. He pasado de seis bultos impermeables a tan solo uno y este anda ocupado con la tienda en este momento ya que por su forma estrecha y alargada no resulta practico para otro fin. La mochila donde viaja el ordenador me la cuelgo y encima me pongo la chaqueta, es lo más importante de proteger.

Al buscar un sitio donde pernoctar lo hago con la idea de dejarlo siempre pronto por la mañana, temprano y no son adecuados para montar tienda, de hecho no he visto en este mes alguno que lo fuera, tal vez en otra estación seria mas simple ya que en este momento las playas están descartadas por la 33.5 de la ley de Costas- Supongo que en otras épocas será mas laxa su aplicación.

Alcanzo las casas del pueblo, estas no ofrecen ninguna protección, arquitectura del sur, sin voladizos y la línea que marca el agua en las aceras llega hasta la misma fachada, escasos y estrechos balcones que el viento al empujar la lluvia los convierte en inútiles para el fin que preciso.

Por lo pronto paso unas horas bajo un plátano en la plaza, el suelo circundante a este y el banco próximo están trufados de cagadas de pájaro. A todo esto una de las alforjas termina de darme una alegría, ambas ya que van unidas y no permiten usar una sin llevar la otra.. Recuerdo que las que me robaron disponían de una placa de plástico de no menos de medio centímetro de grosor, esta placa descansaba en vertical entre las varillas que sujetan el transportín al eje de la rueda. ¿que sucede cuando esta placa no existe?, pues que la bolsa, la alforja se deforma y se cuela por los lados de las varillas y en el caso concreto de la bolsa derecha hace que se apoye en los piñones, trabando el avance de la bici. Me entretengo haciendo una especie de tope tensando el cable eléctrico que encontré hace un par de días, funciona pero dejará de hacerlo y cuando suceda romperá la bolsa, la cadena o mi cabeza, puede que todo a la vez.

Junto a un muro que da a poniente, la lluvia cae de levante, veo una franja de suelo seco, me tiro en el y dormir media hora, el viento calma y la lluvia ahora me cae a plomo, nuevo cambio. Un hostal en la plaza sigue abierto, no al público, un camarero con dos amigos están de farra dentro, me refugio bajo su toldo y me logro dormir sentado o eso creo por que tengo la sensación que el camarero que sale al momento cerrando el bar me ha despertado. Está completamente beodo e iniciamos un dialogo surrealista que nos lleva a unos próximos arboles de teca que se empeña en mostrarme. Sobre las 5:20 se marcha al fin, estiro la colchoneta bajo el toldo y ahora si logro dormir poco más de una hora seguida.

Me despierto con el tránsito de vehículos y transeúntes, hasta las 8 me aseguran no hay donde desayunar y espero. Es en la cafetería del único hotel, el primer sitio en abrir. Al entrar siento la mirada hostil del camarero que actúa con la limpiadora como un pequeño sátrapa en sus dominios, le pido café con leche y media tostada, me dice que medias tostadas no hace, la pido entera y me la como, al pagar no dispongo de monedas suficientes ni billetes mas pequeños que uno de 50 € con el que le pago, no tiene cambio y me dice si dispongo de algo más pequeño, de mala leche como ando después de varias noches de mal dormir le respondo que los medios billetes de 50 € los uso para pagar medias tostadas.

Una turista de habla francófona desde una próxima mesa ha estado presente desde que entre a desayunar y en ese momento estalla en una carcajada sin disimulo. Anoche poco antes de las 22:00 la vi por el parking del pueblo, cerca de donde pretendía dormir, en cuclillas alrededor de un coche, buscando o mirando algo bajo este, me acerque con la intención de prestarle ayuda al estar ya oscuro y armado como fui con la linterna que Paco monto en la bici y que por cierto y todo sea  dicho da una magnifica luz. En ingles medio nos entendimos y me indicó que bajo su coche tiene un gato, pequeño y herido, lo pude ver temblando, ella no quería mover el coche por miedo a dañarlo más, un todo terreno oscuro de esos coreanos y con un remolque de carga detrás. Al ver que el gatito no se movía ni llamándolo ni intentando ahuyentarlo lo dejamos allí y se marchó, esta mañana antes de salir para Nerja el coche ya no estaba.

En Nerja consigo un plano de la costa malagueña y tras informarme de su ubicación me dirijo a las dos tiendas de bici de la localidad buscando ofertas de alforjas con escaso éxito. En una solo pregunto por estas, me dicen que no tienen y me marcho, en la otra permanezco más tiempo, hablando con dos señoras que la atienden, el taller está en manos del padre de al menos una de ellas si bien ahora esta hospitalizado. El modelo que tienen de alforja es prácticamente un calco del que monto ahora mismo y al interesarme por algún componente de segunda mano para ir poco a poco mejorando la bici, se lamenta la hija del dueño que su padre no este ya que con seguridad le consta que tiene y me los pondría encantado, me remite a otra tienda en Torre del Mar.

La clave wifi de la biblioteca no me permite acceder, ya se sucede con frecuencia, no se por que, de ahí voy a una panadería y de esta tras comer algo salgo en dirección a Torrox con la idea de buscar una sombra, la primera que me permita tirarme al suelo y si puedo dar una cabezada para reponerme de las últimas noches donde no descanse lo suficiente, cosa que noto mucho al intentar pedalear. Unas palmeras washingtonia en rotonda de mullido césped cubren con creces mis expectativas y si bien la siesta es de poco mas de quince minutos noto su efecto reparador.

Oh sorpresa, antes de llegar al Peñoncillo, a un borde de la carretera me encuentro a mi “francesita”, brazo izquierdo flexionado y antebrazo en movimiento de derecha a izquierda me saluda con una hermosa sonrisa. Saludo que repito en mi mente durante kilómetros, en cada uno de sus detalles y que puedo podré recordar cada vez que quiera, Si parece exagerado la impresión que un saludo puede dejar, no dejes de leer “La Inmortalidad” donde Milan Kundera  dedica no recuerdo ahora los centenares de páginas en analizar y diseccionar un gesto de despedida.

No se si poner en este post o dejar para más adelante el indicar, que menos en el parking  la noche de ayer, la francesita va acompañada de su francesito. Esto le resta mucho a la historia. Ademas ando ojo avizor a estos encuentros fortuitos, igual me sigue por el interés, mi fortuna o mis títulos nobiliarios, a saber.

Cruzo las poblaciones que se suceden como cuentas de un rosario por la costa, una tras otra sin apenas solución de continuidad hasta llegar a Mezquitilla, donde se une con Algarrobo, allí entre en el muro de un colegio y frente a un invernadero paso la noche.
Martes 29.07.14 De nuevo otra noche extraña, inquieto, me desperté varias veces al principio de la misma si bien después he dormido algo mejor, me despierto con gente que va y viene, caminando sola, en parejas o grupos, también corriendo o en bici como viene siendo habitual. La mayor parte de ellos saludan.

Desayuno y aseo, me demoro un poco viendo si encuentro alguna oferta en Lidl de las cosas que preciso, calcetines tengo solo los puestos, calzoncillos tengo dos, pero no hay suerte, no encuentro tampoco unos pantalones que vengo ya necesitando.

Nada más dejar Almuñecar me encuentro una cuesta en dirección a Nijar y calor, la comienzo caminando con la bici a mi lado, después afronto otra ya sin poner pie en tierra, como ayer en que hice todo el recorrido subiendo en la bici.

Me detengo en La Herradura, hermosa población, como lo son Salobreña y Almuñecar. Este es el último punto de Granada, me separan unos 19 kilómetros de Nijar, con un puerto que me informan es duro para ir cargado. Paso un rato en la biblioteca, lectura, escritura y subir un post me llevan parte de las peores horas de la mañana. El edificio alberga ademas de la biblioteca otras muchas dependencias municipales, oficina de turismo incluida, por cierto ¡que bella la de Almuñecar, en un palacete con jardín!. El edificio me da sombra y dispone de aseos, es un buen lugar para esperar la hora de partir, a resguardo. Un grupo de gente toma una cerveza en el club del pensionista, se llama así, están en un taller ocupacional que durará todo el mes de agosto también, uniforme, alternan clases con trabajos de jardinería si bien una vecina se les acerca a quejarse que lo que ellos plantan después nadie va a regar.


Salgo a la tarde en dirección Nerja, al pasar junto a Maro me detengo, me gusta este lugar, sus edificios, la vista, sobre la sierra o el mar, los huertos que la rodean, Nerja la veo a mi derecha, no tengo prisa alguna por llegar, oigo las campanas de la iglesia mientras decido que pasaré aquí la noche, mejor que llegar ahora a un sitio más grande y tener que ponerme a buscar donde hacer noche lo primero cuando aquí creo que eso va a ser una tarea más simple.

miércoles, 30 de julio de 2014

Lunes 28.07.14 Salobreña – Almuñecar. Noche rara y húmeda. Ayer vi unos bancos bajo un tejadillo en el diminuto paseo marítimo de Carchuna, a las 22:00 estaba vacío, encajo la bici tras un banco y entre ella y yo me embuto con la mochila y el petate, todo candado, comienzo mi ritual de antes de dormir, gotas en los ojos incluidas, sopla algo más que una fresca brisa del mar y me duermo. Una hora más tarde me despierto, 10, 15, 20, 30 personas ocupan los escasos bancos de este paseo, algunas sentadas otras en pie, jóvenes y menos jóvenes, con sus perros algunos. Especial mención a una señora que pone su empeño en gritar de modo que su cháchara domina en todo el paseo marítimo, algún que otro berrido más, estos de los mas jóvenes para llamar a sus canes. Yo alucinado, no los vi llegar siquiera, el banco detrás del que ando acomodado también esta ocupado. La fresca brisa se ha convertido en un frío viento que la gente comenta quiero suponer que no al que está a su lado y  lo padece si no a la familia y amigos que dejaron en Granada, a unos 80 km, y que seguro les pueden escuchar por el volumen que emplean. Me he despertado congestionado, la nariz tapada, extiendo el saco, meto la cabeza dentro de el y me desentiendo del bullicio para despertar algo mas tarde y ver que de nuevo estoy solo.

Ya por la mañana amanezco con el saco mojado por fuera y dentro, la camiseta es una pura sopa pero desapareció la congestión de la noche. Recojo las cosas mientras devuelvo saludos a algunos caminantes madrugadores, otra corre y otro más en bici, tomo la mía y me dirijo al pueblo a desayunar. Me pongo en marcha temprano, cruzo Torrenueva en dirección a Motril donde no tengo la necesidad de entrar, de allí al puerto y desde este a Salobreña, recargo parcialmente la batería del portátil, subo un post, me ajustan las gafas y compro un cordón para sujetarlas, 1 + 2 €, me informo en Yoigo de las gestiones que
preciso hacer con lo de móvil robado, un plano en información turística, me cunde la mañana, ducha en la playa y buscar fruta completan el tiempo hasta la hora de comer.

En la playa charlo con un cicloturista de Córdoba, ahora de vacaciones con la familia. Pienso que los cicloturistas no se resisten a un breve intercambio de experiencias cuando se encuentras con otros, para mi fortuna ya que agradezco cualquier contacto humano. Como a la salida de la población a la sombra del puente y árboles que dan la nacional 340 a su paso por el pueblo. Después una cabezada amenizada de hormigas y moscas mientras el saco se va secando sobre la bici en un intento de eliminar toda la humedad acumulada esta noche. No dejo de pensar en el modo en que me tendré que organizar cuando por la estación y la zona la lluvia haga acto de presencia, no se si con acierto me comento alguien hace unos días que por Málaga esta es más frecuente. En un rato cuando el sol baje un poco saldré para Almuñecar y de ahí a entrar en Málaga serán pocos kilómetros.

Si bien la sierra que veo al norte está pelada ha sido notable el cambio en los campos, tras los plásticos de Carchuna al llegar a Motril veo la primera acequia, con el alegre y refrescante sonido del agua y desde el Puerto de Motril a Salobreña ruedo entre frutales, viendo regadíos inundarse a mi derecha.

Tiene el Puerto de Motril por lo visto mayor tráfico con el norte de África que Málaga y veo colas de vehículos que desde media Europa han decidido partir por aquí para sus vacaciones, así como carteles en árabe en bares, tiendas donde algunos viajeros reponen fuerzas y realizan sus últimas compras mientras esperan la salida.

También compre tabaco y no es que fume tanto pero, entre el que se me vuela y lo rápido que en ocasiones se me consumen algunos cigarrillos por el viento, lo tenía cerca de terminarse. Anoche por ejemplo apenas me dio tiempo a tres caladas, el resto pude ver como se lo fumó el viento. Ahora reparo en que las dotaciones de la pequeña playa que hay frente a su paseo marítimo en Carchuna esta excesivamente cargada, en pocos metros se acumulan tal cantidad de elementos que casi ocupan tan angosto espacio. En lugar de un módulo de aseos para mujeres, hombre y minusválidos, tienen tres, juegos infantiles, caseta de socorristas más su torre, duchas y algún módulo más que no recuerdo.

Hay alforjas de viaje y otras que no lo son, igual sirven para llevar un libro, una compra ligera o a saber con que finalidad están pensados, en tres días los que llevo tienen toda una costura lateral que ha saltado y mantengo unida con una cincha, las cremalleras de los bolsillos ya no cierran y la cordura de ambos bolsillos rota, si, reventada. Cumplen su función aún pero lo harán por mucho menos tiempo del que esperaba y necesitaran sustitución en cualquier momento. Por otro lado la canasta delantera es todo un acierto, me está haciendo un fantástico papel, hay cosas que no merece la pena llegar a candar o incluso es mejor que estén al aire, desde esa botella a medias de agua, la fruta que termine de comprar o el pan, una camiseta húmeda que ahí termina de secarse para cambiarme en lo alto de un puerto y evitar de ese modo el rápido descenso mojado, una toalla con la que me seco frente y rostro o las gafas siempre con gotas de sudor. La medio cierro con un trozo de cable de electricidad para evitar que algo salga volando y por el momento funciona. A todo esto es mas ligera y tiene más capacidad que una bolsa de manillar, esta mejor anclada y el que se vea lo que guarda en su interior la hace menos apetecible ante posibles hurtos.

Aparece Dani, en bici, baja y se estira en la larga bancada de obra que uso, leo La Divina Comedia, la termino de empezar hace un momento, edición de bolsillo y de viejo, 1 €. Llegue hasta allí siguiendo indicaciones de la oficina de Turismo, debería de continuar hasta la playa que me indicaron pero un tramo de arena que he de cruzar mas los escalones de una pasarela que le da acceso me detienen, además prefiero dormir donde me encuentro presumiendo que el banco de obra y la higuera al otro lado me protegerán algo. Comenzamos a charlar, primero de bicis, de componentes, de las rutas que el hace, también de mi viaje y destinos, de tiendas donde podré comprar un casco mañana, pero el me ofrece el suyo y se niega a cobrarme.

Nos hace una foto Ricardo que se unió a nosotros hace unos minutos, si Dani es de Almuñecar, Ricardo es de cerca de Valencia viviendo entre Madrid y Málaga, pero ahora anda aquí de vacaciones, nos cuenta un viaje que hizo en bici por Gales y sur de Inglaterra, la lluvia que les acompaño cada día, pasamos así las horas, con algún manotazo para espantar los mosquitos que aparecen, saco el repelente, Dani ya nos dejó. Repasando la bici juntos miramos las bielas de plástico que me preocupan, recuerdo haber roto ya unas similares, quebrándose el trozo que rodea a la tuerca del pedal, como se parte cuando ejerces fuerza en ese punto, en ocasiones cargando con el cuerpo, la caída suele ser segura. Me ofrece unas bielas que tiene en Benalmádena por donde es más que probable que pase, estaremos en contacto por correo.

Preparo la colchoneta y me dispongo a dormir. Tapado pues se ha levantado una fuerte brisa del mar que trae hasta mi su insistente sonido, sonido que entra en mis sueños, en otro lugar, con otra gente pero igualmente con olas que barren las calles de un pueblo que se que conozco pero no corresponde a ninguno, olas que entran en las casas, llueve en mi sueño también dentro de esas mismas casas, por fortuna para mi tan solo en el sueño.



martes, 29 de julio de 2014

Domingo 27.07.14 Los domingos los encuentro aburridos, las tardes especialmente. Alguna gente en la playa pero con escasas sombras disponibles normalmente las suelo evitar y más a esas horas primeras de la tarde, el resto de la población permanece sumida en una especie de escenario de catástrofe post-nuclear, son las horas de las siestas con o sin el auxilio de Tour de France, mano de santo para insomnes siesteros.

Estoy en Castell del Ferro donde llegué temprano y me detuve para evitar achicharrarme, las temperaturas han subido y el inmisericorde astro castiga de lo lindo si bien dispongo de una precaria sombra de araucaria frente a lo que parece un abandonado cuartelillo de la benemérita. Tras recorrer el pueblo, comprar pan y fruta, una breve conexión para mirar correo y explorar he podido hacer un rápido censo de sombras pública, rápido por lo escaso de estas y la araucaria tiene el tiempo tasado. No, el cuartelillo no esta abandonado, ahora veo la puerta abierta, tan solo está sensatamente cerrado a cal y canto, puertas y ventanas, supongo que con la intención de conservarse aislado del sol de plomo y el aire tórrido que circula.

Ya próximo a Motril puedo confirmar algo que me contaron hace de ello más de treinta años. Allá por Córdoba consumía yo mi ardor guerrero por imperativo legal y tenia como compañero de remplazo a un natural de Motril. Este me aseguró que en su tierra es donde más se maltrata el castellano o eso me pareció entender entre sonidos de difícil clasificación. Bueno, ahora en serio, se le entendía perfectamente pero si es del todo cierto, torturan las palabras hasta un grado en que se requiere en ocasiones poner especial atención si pretendes entender todo lo que están diciendo, supongo que para los que no estamos habituados a oírles. Un par de conversaciones con indicaciones para encontrar los aseos de la playa, tiendas y demás, así como el tiempo pasado con Manolo compartiendo un cigarrillo en el que me ha hecho un resumen de su vida con algo de esfuerzo por mi parte para seguirlo, en serio. Vocales o consonantes son opcionales en la mayor parte de las palabras que usa pero cuando se decide a usar una vocal en ocasiones la puede alargar, estirar mientras la entona y todo eso para plantearme supongo que sin pretenderlo una paradoja, ¿recuerdas esa que dice “este enunciado es falso”?, pues bien, este Manolo, de Castell de Ferro me dice, “no te fíes de la gente de Castell de Ferro”, ahí queda eso.

Paso las horas tontas, persiguiendo sombras, un cicloturista, Jose Luís, regresa de una semana por Cabo de Gata, a finales de agosto saldrá en dirección Santiago de Compostela desde Sevilla, Ruta de la Plata, tiene una rueda que pierde aire y ha extraviado su infladora, como soy un desastre no caigo en ofrecerle una cámara, solo reparo en ello en el momento de escribir estas letras horas más tarde en mi cuaderno. Como lo lamento. Eso antes de lavarme el pelo.

Salgo en dirección Calahonda y desde allí a la próxima Carchuna, en Calahonda converso con un ciclista que es de la zona y me pasa indicaciones. Bonita población, tranquila y cuidada. Más pequeño aún es el grupo de casas de Carchuna que hay junto a la playa dejando la población oculta tras un laberinto de plásticos donde puedes ver indicaciones par ir a un bar o la farmacia.

Ese grupo de casas frente a la playa en Carchuna es un recoleto conjunto residencial con un bar y la pequeña playa el final de la que comenzó en Calahonda.

Mañana cuando pase por la primera oficina de información turística he de hacerme con un plano de esta zona a pesar de que me las voy apañando bien preguntando, no es propio de mi género, los tíos miramos planos, desde la noche de los tiempos, eso de preguntar es cosa de ellas, si continuo así se me secará mi hemisferio cerebral varonil que ya anda bastante maltrecho.

He comido en lo alto de un puerto que separa Castell de Ferro de Calahonda, sobre las 18:00 horas que que a medio día me comí cerca de medio kilo de albaricoques, de este modo igual esta noche ni ceno, me tomo un vaso de leche o ni eso.

Miro ya en Carchuna como un hombre joven toma cervezas mientras entretiene a su hijo, molesto ante la salida de sus primeros dientes, el hombre me recuerda a alguien, al final caigo, tiene los mismos rasgos que recuerdo en Manuel Chaves a su edad. Habla con su mujer usando el castellano de aquí. Cuando la gente se dispone a regresar a sus poblaciones, les avisan que hay un control de la guardia civil en la única salida de esa playa, y puestos a esperar por no querer pasar el control muchos se deciden a cenar en el bar y esperar a que el control se esfume.

Suelo extremar las precauciones con mis gafas, ahora después del robo ya no tengo las de sol graduadas, lo que me obliga a dar más uso a las que me quedan y a rodar con ellas, cosa que antes no hacia, con el riesgo de que se caigan a causa de su deficiente ajuste. Tan pronto pase por la siguiente óptica pedirle que me las revisen así como no seria ninguna mala idea dotarlas de un cordón, elástico o lo que sea, barato, que impida que se puedan caer al suelo y verme en problemas por causa de ello.

Unos británicos que andan por aquí con su autocaravana sepultan un plato de calamares rebozados bajo una espesa capa de ketchup.



lunes, 28 de julio de 2014

Viernes 25.07.14 Roquetas de Mar. Paco ha tenido una sobrina, tomamos un café en un descanso, antes retiré mis cosas de la Policía Local y las deje en su taller, de ahí recojo la ropa sucia y me dirijo a Cruz Roja. Una ducha y lavadora, mientras salgo a Consum a comprar algunas provisiones y una pastilla de jabón de lavar, me venden un paquete de tres, dejo dos en Cruz Roja. Con la ropa húmeda ya que la secadora no les funciona como se espera de ella, regreso al taller de Paco, termino de acomodar las cosas y nos hacemos una foto al despedirnos.

Este es Paco, y gracias a el puedo seguir viajando

Podría gastar todos los adjetivos posibles y no por ello lograr expresar lo que ha supuesto este hombre  en mi crisis. Cuando te han quitado TODO se entiende que lo que el ha puesto a mi disposición es TODO cuanto ahora tengo, superando sus propias dificultades, con un ejercicio de generosidad sin el cual no puedo imaginar cual sería mi situación ahora. Pero el tema va más allá. En mi situación, el viaje es mi vida, el, al permitirme continuar el viaje, me esta permitiendo seguir viviendo del modo en que mi entender me indica que he de vivir. Mi eterna gratitud a este Buen Hombre, así, con mayúsculas.

Dice la literatura del género que el asesino regresa al lugar del crimen, siendo el crimen un asesinato se entiende que la víctima no vuelva ni a ese sitio ni a ningún otro por modo propio salvo instrucciones en sus últimas voluntades. No se las demás víctimas de otros delitos no homicidas como actuarán pero en mi caso es la de poner tierra por medio y dejar atrás el lugar donde fui expoliado.

Tomo rápidamente el camino de Almerimar, primeras sensaciones con la bici, otra forma de manejarla, otra posición del cuerpo, otros sonidos, clin-clack que aprender a usar para leer la información que me trasmita la máquina avisándome de si algo no está como debe, mas ligera, menos, mucho menos peso que unido a mis ansias por salir del lugar y al obligado reposo que he tenido me hace ir con rapidez por la carretera.

En Almerimar paso un par de horas, en un intento de secar la ropa que viaja húmeda conmigo, algo se seca. Quiero algo menos poblado para pasar la noche, además me siento fresco para rodar y pongo rumbo a El Ejido. Antes de entrar en la población que bordearé me detengo frente al hospital, allí descanso, conecto con la red wifi de McDonalds, decido pasar la noche en la puerta de una oficina de información turística, suelo de madera, techo, apartada de no alejada de un McAuto que permanece abierto 24h. Un gato bosteza y me lo contagia. Me despierto cada poco, sobresaltado, para mirar que todo sigue donde lo he puesto, a pesar de que prácticamente duermo o lo intento sobre todas mis cosas que están además candadas entre ellas.


Me viene a la memoria el primer relato de Los Viudos Negros, de Asimov, en donde el objeto robado no es tal, si no la paz, la tranquilidad, la confianza de la victima, Eso es lo primero que te sustraen cuando eres víctima de un robo y posiblemente lo mas difícil de reponer.  

domingo, 27 de julio de 2014

Jueves 24.07.14 Roquetas de Mar. Hasta el momento no había ocultado mi condición de vagabundo, hasta anoche. Dos niños en plaza donde duermo me preguntan, mientras como pipas en un banco, sabiendo ya la respuesta de antemano, la verdadera, y yo les miento. Cuando les digo que viajo en bici me preguntan por ella, en vez de decirles la verdad les vuelvo a mentir, les digo que esta en el taller, que la están ajustando, con una media verdad que no sirve de disculpa salto por alto que no estoy aquí por un problema mecánico.

No se aún si con esta mentira absurda les protejo a ellos de la realidad de la vida o me protejo a mi. Los niños preguntan todo pero no entienden todas las respuestas y tal vez me vi abrumado ante el esfuerzo de hacerme entender que presentía no seria tarea fácil. El caso es que por primera vez he mentido al respecto de que hoy y como vivo ahora y no me siento bien por haberlo hecho.

Me despierto con las primeras gotas de un amago de lluvia que queda en nada, en segundos he puesto todo a cubierto para ver que ya se ha detenido. Hoy no tengo nada que hacer ni puedo hacer nada, paso el día en la biblioteca, dedicado a la lectura con un par de salidas en el tiempo en que esta cierra, dos breves charlas con conocidos del pueblo. Menos breve es la de la noche, con un policía local que se nos alarga por espacio de hora y media.

Exceptuando algunos tipos de desgracias o catástrofes en los que resulta imposible adivinar nada positivo, el resto de las experiencias no son así, se trata de hacer un ejercicio algo más amplio, una actitud mental positiva, por un lado la parte de responsabilidad que tenemos en esos hechos y aprender de ellos. Después ver las cosas buenas a las que les dan entrada.

De cualquier modo pude leer los indicios y no supe hacerlo. A toro pasao los veo claros. Si en una población ves un amplísimo parque de bicicletas, estas son paupérrimas y se les ponen candados, que valen mas que las bicis que protegen, aunque sea para detenerse un instante, las lecturas son dos y bien claras. Uno que aquí se roban bicis, y dos, ante el desolador muestrario de máquinas la tuya es seguro objeto de deseo ya que es mucho mejor que la media de lo que se observa. Una población muy notable de subsaharianos se desplaza de un lado a otro y desde sus lugares de descanso a los invernaderos en bici, lo que supone un gran mercado para cualquier tipo de bicicleta. Según me comenta Paco, ellos no las sustraen, pero si alimentan con sus necesidades de transporte el que otros hagan del robo en seguro negocio.

Otra cosa que me comento y tuve tiempo de corroborar después, ponen el piñón mas pequeño y así permanecerá por los siglos de los siglos, haciendo completamente inútil el que la máquina tenga cambio o no, que funcione este o no. Suben, bajan, arrancan o circulan siempre y en todo lugar con el piñón más pequeño que tenga su bicicleta.

Siguiendo con las cosas “positivas” de este percance. He descansado unos días, cosa que de otro modo no habría hecho y que ahora soy consciente del grado de cansancio que tenia y de dolor en mis pies.

Tengo mi tarjeta sanitaria para lo que he empleado dos días y en marcha no la habría logrado.

Voy, iré, más ligero. Llevaba peso de cosas que no necesitaré en meses pero que desgastan físicamente cada día, cosas que iré reponiendo si acaso más adelante y de las que de otro modo no me habría desprendido. Ahora con la experiencia que me da el camino reuniré un equipo más ligero, menos amplio y más racional.

La bici es tema aparte, veo complicado pero no imposible tener de nuevo una montura tan adecuada como la perdida, así como alforjas, llantas, etc de la calidad de las robadas, pero todo se andará.

He tenido oportunidad de ser objeto de la generosidad de unas cuantas personas, de vencer mi natural resistencia a pedir y a aceptar, todo un ejercicio de humildad que siempre es positivo. A superar una dificultad que siempre es positivo también, una de las muchas que me deparan el viaje y ver que con calma, tiempo, llamando a las puertas adecuadas, muchas cosas que parecen insalvables no lo son tanto.


Las lecciones de la vida están ahí, tu decides si las aprovechas o no.

miércoles, 23 de julio de 2014

Miércoles 23.07.14 Roquetas de Mar, He dormido en un parque a un lateral del cuartelillo de la Guarida Civil, después de conversar largamente con ellos y escuchar opiniones encontradas, unos que ese sitio no es para dormir, otros que para adelante y sin problemas, al final me decido y allí me planto. Duermo en una especie de banco corrido junto a la puerta de la Biblioteca Municipal. Por cierto desde el mismo lunes intento conectar desde ella pero en la relación de wifis disponibles, el de la biblio no aparece, un misterio.

Pasadas las 7 me pongo en marcha, desayuno, visita de nuevo a Servicios Sociales, donde no esta, para mi fortuna, la persona que me atendió el lunes, por que las cosas son así, depende quien te atiende, de su humor, de como te vea, así se logran unas u otras cosas. Esta vez me pasan a otra asistente social, que pronto comprende mi situación, hablamos largamente me siento escuchado, (no pretendes que aprueben las decisiones que tomamos en la vida, pero si que los oídos que tienes enfrente sean respetuosos con esas decisiones) le digo que es exactamente lo que necesito, ayuda para reponer bici y alforjas. Quedo en llevarle un presupuesto. Veo a Paco, que me ofreció una nueva, a coste y le digo que en un rato, tan pronto vea una bici que tienen en Cruz Roja le digo algo.

Corriendo al Centro de Salud, conversación surrealista con la empleada que me atendió ayer, está tras un mostrador donde pone “Atención al ciudadano”, a un lado hay ciudadanos, algunos, bastantes, al otro lado no hay atención por que la veo incapaz de darla, no es que ella no quiera, no es eso, es que es incapaz, simplemente. Le pregunto por ese tal Manolo a quien ella me dijo ayer que viera, Manolo esta malito, y como esta malito hoy no puede trabajar, que se le va a hacer, me dice. Al final, con paciencia, toda la que me queda hoy, le digo que no tengo nada urgente, pero que las medicinas que preciso si las he de tomar cada día, cada día. Que a las 12:00 esté allí de nuevo y alguien me ayudará.

Corriendo a Cruz Roja, me ofrecen desayuno que rechazo, ya he pasado hoy por ese tramite. Hablo con Jose, le recuerdo lo de la bici que lo mismo tenían o no, salimos a verla. La bici requiere unas reparaciones que al precio de los repuestos sobrepasa el coste de la que me ofrecieron nueva, es vieja y mala, ademas caro de poner en circulación, mejor una mala pero nueva que resulta paradojicamente mas barata. Charla por el camino, sin la presión que cuando esta en el centro sufre por las constantes tareas a las que se ven sometidos. Ah, pido hora para hacer colada el viernes, a las 12:00 si salgo el viernes lo haré con las prendas limpias, de paso intentare ducharme también. Me despido y salgo corriendo de nuevo al Centro de Salud. Es casi la hora, por fin aclaro lo de que ese niño de 11 años y yo somos dos personas distintas y ya tengo un papel con el que me dan una cita para la médico, hoy mismo a las 17:35 horas.

He omitido que esta mañana tras desayunar pase brevemente por la Policía Local, dejar colchoneta y la ropa que uso para dormir, ya conozco a la plantilla entera de la dotación, me preguntan como va todo y sin problemas de tener aquello como almacén hasta el viernes, hablo también con el empleado de jardines o limpieza que me atendió el lunes por la mañana, me ve de lejos y me llama, no le reconozco, el lunes no veía ni oía nada, bloqueado como estaba, se interesa por mi.

Corriendo de nuevo a la tienda de bicicletas, le pido un presupuesto y salgo con el en la mano a Servicios Sociales a ver con que ayuda puedo contar para lo de la bici. El dueño de la tienda me dice que me este quieto con lo de las alforjas, un amigo suyo lo mismo me regala unas que no usa. Que es despistado, olvidadizo, pero el le insistirá para que no lo olvide.

En Servicios Sociales, ese angel que se llama Isabel María me dice que termina de hablar con los de la tienda de bicis, que ella se ocupa de eso y además llega su marido con una bolsa, camisetas, tres pantalones cortos y después mirarán alguna sudadera, que me la dejaran si la encuentran en donde la bici. Y paro a comer algo, hambriento y satisfecho, con la dosis precisa de paciencia e insistencia las cosas van en camino de ponerse de nuevo en marcha. Y por supuesto gracias a la solidaridad de muchas personas, Jose de Cruz Roja, Isabel María de Servicios Sociales, Paco Martín de Ruta 12, grande, muy grande su generosidad, Javier en el Centro de Salud, empleados de cafeterías que me cobran lo que les sale de las narices y directamente me invitan a un café por que si, por que les da la gana o como uno que le veo desde el domingo cuando llegue y que hoy me regala una navaja y una linterna. Y ese anónimo muchacho que me quiso dar un euro. Ole por todos ellos. Haciendo el mundo más amable, más humano, menos raro... desde aquí mi mas sentido agradecimiento y reconocimiento a su calidad como personas.

Esta noche dormiré de nuevo en la plaza próxima a cuartelillo, como ayer. Además tengo pipas para entretenerme mientras veo a los niños jugar.



Martes 22.07.14 Roquetas de Mar. No se si explicar las sensaciones que he vivido desde ayer o directamente omitir todo, por que no hay palabras, no las encuentro y si alguien ve esto no se puede hacer con solo leerlo, una idea siquiera aproximada de la situación de angustia, de desamparo, el shock, en fin para que hacer el esfuerzo de entrar en todo ello si nunca hará justicia a lo que solo el que pasa por una circunstancia traumática puede llegar a comprender, por mucha empatía que nos esforcemos en poner.

La rueda de mi bici estaba junto a mi oreja izquierda, la bici entre mi y un muro, yo por en medio. Mi mochila de cabecera, por suerte, una bolsa grande donde va la tienda, una chaqueta de invierno, saco y traje de agua, descansaba bajo mi brazo. Del expolio se han salvado esos objetos, mas la esterilla que tenia bajo mi y el saco que estaba sobre mi.

Nada mas despertarme y ver que la bici no estaba directamente entre en una fase de negación, eso simplemente no podía suceder, recogí mis objetos de dormir rápidamente y frente a mi un camión de limpieza, municipal, hablo con el chófer que me ve angustiado y el mismo llama a la policía local, un compañero de jardines o limpieza me acerca hasta su edificio y allí pongo la denuncia. El mismo policía que me toma declaración y a quien le cuento la situación en que me encuentro me indica que me dirija a Servicios Sociales, como si eso solucionara algo, que por supuesto no solucionó. Me ofrecen la posibilidad de un bocadillo, o de pagarme un billete de autobús a una población cercana si yo tengo intención de dirigirme allí. Yo me puedo pagar un bocadillo. Me puedo pagar un billete de autobús, ese no es el problema. Me dice que me dirija a Cruz Roja.

Llego a unas instalaciones que funcionan como centro de día, están abiertas por las mañanas. Son inmigrantes lo que veo, van allí a por un bocadillo los lunes, miércoles y viernes. Me puedo dar una ducha, me dan unos calzoncillos limpios, en donde podemos entrar dos o tres personas con holgura pero que agradezco sinceramente, un polo de manga larga, de invierno, calcetines también de invierno que reservo para dormir, con mi pantalón de invierno que usé para dormir ayer voy por la calle, cociendome. Un hermoso día de finales de julio en Andalucía oriental. Me ofrecen de comer, les digo que eso me lo puedo costear. El tema es disponer de una bici, con alforjas, tan solo con la bolsa que aún conservo, el moverme se me hace inimaginable. Necesito para poder moverme tener un mínimo de cosas, y esta “maleta” si es con pedales se puede desplazar. Quedamos para vernos hoy, cosa que no sucede, llego a la hora en que me indicaron pero están en medio de un imprevisto que les hace imposible poder hablar de nada o solucionar lo que sea que se pueda.

Tras salir ayer de Cruz Roja, me dirijo a comer, después paso las horas en la biblioteca, haciendo tiempo para ir a las 19:00 a la Policía Local, tal y como me indican ellos mismos. Voy pero sin ningún género de esperanza , la bici no la va a buscar nadie. La vista se me va detrás de las muchas que veo, inevitablemente y no dejo de pensar en una película que vi de niño y de la angustia que me produjo, angustia que he tenido cada vez que la he recordado en todos estos años, “Ladrón de Bicicletas” de Vitorio de Sica, angustia que sufrí ayer.

Paso la noche en la puerta de la Policía Local. Para que me vean, para que no olviden lo que ha sucedido, por pasar la noche en algún sitio, por que a pie no puedo ir a ningún lado cargando esos objetos que desde ayer me custodian allí mismo, para calmar mi paranoia que me hace imaginar que aun me quedan unas pocas cosas que me pueden ser robadas.

Allí sentado procurando leer me sucede un hecho que hace que reaccione, que pierda el bloqueo mental que sufro y que me hace estar paralizado. Pasa un “moreno” como aquí se les llama, subsahariano, ¿senegales?, ¿nigeriano?, que más da, se fija en mi al pasar y cruzamos las miradas, al rato pasa de nuevo, esta vez en la otra dirección, ¿que vio en mi?, ¿en que estado?, alarga su mano y me alcanza un euro, que rechazo. Es el detonante que necesito para romper a llorar y liberar la tensión de un día infernal. Es así mismo lo que me hace despertar y decir NO, así no, esto no me va a detener.

Me pongo en movimiento hoy pronto, solo una cabezada en toda la noche, 20 minutos o así. Desayuno temprano y me empiezo a organizar, lo primero a por recetas, entre las muchas cosas que he perdido esta mi botiquín y en el mis gotas para los ojos, importante reponerlas. Logro una cita con el médico de desplazados para la tarde, allí estoy a mi hora y al introducir mis datos salen los de un niño de 11 años, la médico me dice que no puede recetarme así, que se tiene que solucionar no se el que, me manda a recepción y allí la empleada que maneja el ordenador confiesa que no sabe manejarlo, ¿cuantos millones de parados hay en España? ¿cuantos somos?. Que vuelva mañana y pregunte por un tal Manolo que por lo visto es el único que lo sabe hacer. Entre no menos de cuatro personas que atienden al público. Y no es un chiste de Forges. Mariano José de Larra en plena actualidad, el tiempo no pasa. Mañana a las 8:30 iré de nuevo.

Comienzo a mirar alforjas, las ofertas por la red ya que en Roquetas de Mar no he visto mas que unas caras y malas. Consulto por la red, ofertas, pero realmente eso puede esperar ya que NO TENGO NADA que meter en ellas, si necesito una bici y un transportín sólido. Tiendas de bicis y de segunda mano, poca oferta, mala y cara. Una bici mala pero nueva, de montaña me ofrecen por muy poco y el propietario de la tienda me la dejaría a coste ademas de mejorarme lo que pueda, unos bujes mejores, por ejemplo, los que lleva son penosos, bueno toda ella es penosa. Quedo para verle mañana, tras hablar con un voluntario de Cruz Roja que lo mismo me puede encontrar una usada, igual mañana logro hablar con el y ver si esa máquina existe y en que estado.

De cualquier modo hasta el viernes que no tenga ingresada mi pensión no puedo comprar nada, me quedará algo de dinero de este mes, pero no lo suficiente, esto manda al traste muchas cosas y hará complicado el desenvolverme un tiempo, por la pasta, ya que no es solo lo que tengo que afrontar ahora, serán muchas cosas las que deberé ir adquiriendo durante mucho tiempo, desde unas simples cámaras de repuesto, herramientas, infladora, candado, un casco, eso solo en cuanto a bici se refiere. Me he quedado sin navaja, sin una linterna de dínamo que tenia. Sin botiquín, Sin ropa ni calzado. Sin todo, valla.

Entro en una tienda de ropa de segunda mano, Un pantalón corto que encuentro de mi talla, por 3 €, una camiseta que busco intencionadamente rota para bajarla a 1 € en lugar de los 2 que marca y unos calzoncillos nuevos por 2 € que aun regateo para dejar todo en 5,80 € Me siento ahora limpio, fresco y algo tan simple mejora mi estado de ánimo, mañana procurare en Cruz Roja lavar la ropa que me he quitado mas la que ayer me quite cuando lo de la ducha. Poco a poco, a luchar, a no dejarse vencer.

Hoy he comido yogur y unas magdalenas que encontré el paquete por 1 €, tengo también yogur para cenar y espero pueda dormir hoy, cansado como me encuentro. Veré si convenzo a los de la poli, para poder dejar ahí mis objetos unos días mas, hasta el viernes en que si las cosas salen podré emprender de nuevo mi viaje a ningún sitio.



martes, 22 de julio de 2014

Lunes 21.07.14 Roquetas de Mar.


Me han robado la bici, con las alforjas, con todo lo que tengo, tenía, dentro de ellas, mientras dormía.
Domingo 20.07.14. Mucho tiempo siendo urbano,¿y que pasa con esto? ahora lo cuento, veras. Los espacios abiertos terminan por pasarme factura, aun no estoy habituado para moverme constantemente por ellos, kilómetros de “nada” ni nadie, muchos, demasiados días de postureo eco-pecuario sumados a ese insistente viento me movieron finalmente ayer a dirigirme a la ciudad, Almeria.

Universidad, paseo, playa y puerto me encuentro por ese orden. El puerto y sus aledaños ofrecen rincones donde poder pernoctar, nada más pisarlo me reencuentro con Flo, el dormira de Couch Surfing además de salir esta noche de tapas con su hospitalario. Por lo pronto los edificios ya me ofrecen un adelanto de refugio para este cansino viento. Un descafeinado con leche y un poco de charla insustancial con un nativo terminan de calmar mis nervios. Mas tarde intento, sin éxito, conexión wifi, Mc Donalds, patatas fritas, 1€ que con un melocotón completan mi cena tomada en la puerta de un teatro. Paso un tiempo recorriendo las principales avenidas de la ciudad, cafés, escaparates, edificios de las distintas administraciones, paisaje de ciudad, gente de ciudad y vestida acorde.

Junto a unas instalaciones del Club de Mar de Almeria encuentro el primer rincón idóneo para esta noche, tiro la colchoneta y acomodo mis huesos en ella, el viento amainó algo, caigo vencido de sueño. A las seis me pongo las gotas oftálmicas y me duermo de nuevo hasta las siete en que despierto con el golpeteo de un recojedor que una empleada municipal de limpieza vacia en su cubo, recojo y a buscar un café abierto, que resulta ser donde recale ayer a mi llegada, desayuno, aseo y camino a Aguadulce y Roquetas.

Por el camino un control de la Guardia Civil hace soplar a quienes regresan a la ciudad, coches detenidos, test positivos, es mañana de domingo de verano. Anoche habian restos de botellones por la zona en que dormi y una magrebí por los recorria pillando cosas dejadas allí a medias, abandonadas, medias botellas de refresco, algo de picar, cosas así.

El puerto tiene ferris a Nador, ni idea de donde esta con exactitud, a Melilla, Argelia, aún no me decido a saltar hacia allí, por un lado desde Algeciras ha de ser mas económico, por la distancia, por otro siguen de Ramadán y no me veo bebiendo o comiendo mientras ellos ayunan, tal vez sean escusas para retrasarlo, pero la idea me ronda la cabeza desde hace días, tengo tiempo por delante y la iré madurando o mismo simplemente obedezco a un impulso si este se presenta. Un supermercado en Aguadulce, medio melón, un paquete de cruasanes de chocolate, 6 ó 7, que despacho sentado en un parque sin que lleguen a entrar en las alforjas y derretirse dentro y tres latas de calamares en su tinta, 3 €.


Desde hace tres días tengo rota la cremallera de mi chaqueta, la compre el invierno 2007-08 por lo que ya está más que amortizada, como yo, pero confiaba en que aun daríamos algo más de guerra juntos. La iré usando, así rota, mientras pueda, una chaqueta es un buen gasto y debo retrasarlo en lo posible, de cualquier modo ahora estamos de rebajas y eso hace que comprarla en este momento me suponga un gran ahorro. Dilema, Mirar y pensar. Un centro comercial abierto en Roquetas del Mar permite poner el tornillo a las gafas y poder usarlas con tranquilidad.
Sábado 19.07.14 Salgo del bar donde he desayunado y aseado, 1,85 € al tiempo que entra Flo, nos despedimos y emprendo mis primeros kilómetros en llano y por fin sin viento en muchos días. Me siento bien y me los voy zampando alegremente, algún repecho moderado, sin desmontar y subiendo marchas en el trayecto, marchas que estreno en este viaje y así hasta las 13:00 en que tal y como ayer se comentó se levanta el viento de poniente que sustituye ahora al levante que me ha castigado.

Viene este viento con fuerza y me detengo. Siento pánico ante una caída, no me atrevo a imaginar ese escenario, las consecuencias de hacerme daño, no por el dolor, no es eso, es el después, el como afrontar el resultado de un accidente por moderado que este sea. Una sombra junto a la playa de Costacabana, no tengo sueño a pesar de la infame noche pasada y la Universidad de Almeria esta a tiro de piedra. Si calma un momento llegaré allí sobre la bici, si no calma que seria lo normal, se esperan al menos tres días de viento de poniente, iré a pie, pero algo más tarde, cuando baje un poco el sol y haré noche por allí, mejor que entrar a una ciudad y buscar donde dormir en ella. Tengo comida y agua, he comprado también papel para liar. El saco se esta secando sobre la bici, atado para que no se marche el solo arrastrado por el viento. Ni un alma por las calles, la playa vacía.



Viernes 18.07.14 Cabo de Gata. Ayer cansado y aburrido en San José, definitivamente hay lugares con los que no logras conectar, me pongo en marcha.

Entro por la pista de tierra que une San José a Cabo de Gata que si bien tiene parte cerrada al tráfico a motor me permite unir ambas poblaciones sin dar un largo rodeo. Por esa pista, una bici con otras ruedas y sin carga se la merienda con placer, no así la mía que sufre el traqueteo del irregular suelo trufado de cantos y padece en las bajadas el riesgo de la grava acumulada, pero se ira haciendo. Preciosa playa de Los Genoveses, bonita Mónsul, las calas se suceden por un paisaje de singular belleza. Continuo por la pista cuando una señal indica el final del tráfico a motor, solo sigue mas allá un autobús que recorre esa pista con paradas en sus calas, su última parada es unto a la verja que ya cierra definitivamente el acceso.

Allí tres manchegas esperan su autobús para regresar al camping y los cuatro improvisamos una merienda de fruta a la que también me invitan, de hecho me regalan no solo su conversación y compañía si no además la fruta no consumida con lo que termino comiendo por el camino un melocotón, dos manzanas y un plátano, gran banquete.

Antes de eso dos guardas me han llenado de agua los bidones por que como soy idiota me he metido a hacer la travesía sin comida ni agua.

Desde ahí la pista se hace mas dura, pica en alto y mucho, sobre un suelo de piedras sueltas que hace que cada paso suponga mas esfuerzo, así hasta la Torre Blanca en donde a escasos metros me detengo a charlar con una pareja, usan bicis Elektrike, con un pequeño motor que ellos venden desde Córdoba. Derrochan simpatía, ya nos cruzamos antes en Las Negras, en esta ocasión nos damos correos y me prometen enviar la foto que nos hacemos.. Un poco más y descanso, hasta EL Faro donde me alcanza la noche.

He perdido un tornillo de las gafas, la patilla esta suelta, el último rato de luz lo empleo en tallar un trocito de caña y fabricarme uno provisional, hasta que llegue a Almeria no podre tener otro repuesto, en Cabo de Gata no hay ópticas me dice la bibliotecaria, en pasado la mañana en sus dominios, aire acondicionado, aseos, silla acolchada y portátil sobre una mesa. Antes desayuné en La Almadraba, en la terraza de un hotelito donde me reconcilie con la humanidad gracias al auxilio de un tazón de café con leche y unas tostadas. Las gafas se caen con este invento, no se sujetan bien en la cabeza, por lo que con una goma del pelo que de tan estirada ya no le daba uso, improviso con un par de nudos en las patillas tras romperla algo para mantenerlas en su sitio.

Poco antes de comer, ya en la playa de Cabo de Gata, converso con Guillermo, cicloturista de Granada, sobre los cambios internos, Sturmey Archer, Shimano o Rohloff, recuerdo que pasé mi época en la que me dio por ellos e incluso rodé un tiempo con el primero de ellos.

Las horas tontas del sol alto las paso hoy en La Goleta, de charla con la dueña quien me confirma el mal comienzo de temporada que sospecho desde hace días, hoy solo dos mesas ocupadas y a la salida me encuentro con Raul, tiene alquilado un apartamento justo allí mismo, me ofrece su casa, para una ducha, lavar, lo que sea, un melón que después a la noche me acercará a donde estoy y sera mi cena.

Uno de ellos, Guillermo o Raul “me manda” a Flo, cicloturista con origen París y destino Marruecos, tal vez Senegal, si encuentra el modo de evitar Mauritania. Buceador, viaja con la intención de unirse a un proyecto humanitario donde le esperan unos amigos, desde allí facturará su bici a París. Viaja ligero, poco peso y buen físico. Mañana se va por el faro a San José, el tramo que hice ayer y me interroga, nos contamos batallitas y alaba el comportamiento cívico y paciente de los conductores españoles para con los ciclistas, aquí tan denostado y criticado, con respecto a los que se ha encontrado por otras tierras. Me resulta curiosa cuanto menos su observación por que si bien se habla siempre de lo contrario lo cierto es que en estos días y kilómetros transcurridos me he encontrado en todo momento con un comportamiento en las carreteras que supera con mucho las mejores expectativas que podría esperar.

Aparece Ángela, monta su “boutique” en un instante y allí pasamos las horas, compartiendo algún cigarrillo, galletas, el melón.

Flo va a buscar donde dormir hacia el este, yo me marcho dirección norte a lo mismo, apartándome de la linea de playa, Ángela se queda a tomar unas cervezas.


Sin luz, sin ganas ni inspiración me tiro al suelo al poco de salir del pueblo, noche de mucha humedad que paso con la colchoneta inclinada hacia los pies y escorada a mi izquierda, con un par de mosquitos ecuestres, inmensos, que mato de un manotazo, hoy en el colmo de la desidia, pura dejadez, no me he puesto la loción y así despierto a las 6 y poco, con el saco calado por fuera, empapado de sudor por dentro, con sensación de suciedad, frío. Un desastre.

domingo, 20 de julio de 2014

Jueves 17.07.14, San José, después al faro de Cabo de Gata.

El viento. Que anoche al dormir en el extremo más oriental de pueblo me acompaño durante toda la noche con el bramido de las olas al romper incansables.

El viento. Así mismo alejó de mi el sonido de los puestos y atracciones de la feria, fiestas del pueblo.

El viento. Esta mañana hacía aún mas desolador el paisaje de la plaza y las calles del pueblo, aún dormido y resacoso, haciendo que toda la basura que dejamos atrás cuando nos divertimos en vez de ser un estercolero de quietud fuera una coreografía en la que papeles, botellas, vasos y plásticos danzaran de un lado a otro en desordenado testimonio del modo en que nos divertimos, a saber, beber y ensuciar, gritar, chillar y ensuciar, comer y ensuciar.

El viento. Tras dos intentos de tirarme al suelo, empujándomehaciéndome perder el equilibrio, me asusta durante el camino, me llega a empujar cuesta arriba, o hace que en contra otra cuesta sea más dura, me tira a la cuneta o al centro de la carretera y obliga a poner mas fuerza y atención todo el tiempo, agota.

El viento. Que me complica el fumar, difícil liar un cigarrillo así, complicado el encenderlo en campo abierto y por último acelera su consumo, avivando su brasa.

El viento. Que sovietiza cada playa por la que paso desde hace tres días, con sus banderas de Makarenko.

El viento. Al final, tenia que pasar, tira a un lado la bici y aún no se el como me muerde el tobillo, si ese, el que suelo tener inflamado un día si otro también, aprisionado entre el bordillo de una acera y el pedal, arrancando piel y carne, lo dicho, un mordisco.

El viento. Inmisericorde, zumba dentro de mi cabeza mientras lavo mi pierna y me la apaño como puedo, mientras cambio calcetines por otros mas altos, en un intento de apartar las moscas de la herida.

El viento. Que horas mas tarde esparce por el suelo, las reparte, migas de pan del que arranco pellizcos mientras como, para acercarlo a cautos y temerosos gorriones con quienes lo comparto, hoy no acompañado. Y con viento.




Miercoles 16.07.14 Isleta del Moro. Tres noches seguidas durmiendo muy bien, despierto descansado, seco, sin ser capaz de recordar lo que he soñado, con lo fácil que esto me ha resultado siempre, pero con un poso que sin ser recuerdo lúcido si me deja la sensación de que fue grato. Amanece sin viento, después las horas cambiaran eso hasta terminar siendo un día muy ventoso, como ayer al menos.

Miedo en la carretera hasta hacerme detener.

Tras un desayuno sin prisa al saber que los destinos son próximos, me pongo en marcha por el mismo camino que use ayer para llegar aquí, me desvió después a la izquierda antes de Las Hortichuelas,  atento aparece un nuevo desvió que tomo, pronto se detiene un coche, es Paco, lo conocí en Ferrán Pérez, conversamos, el de Madrid y en el pueblo pasando las vacaciones, me dice que hoy emprende el regreso y fue a la playa con su hija para un último baño, nos deseamos buen viaje, a los pocos metros otro coche se detiene, esta vez desde atrás me avisa, me detengo y es Lambi, va hacia El Playazo, “a ver”, al momento regresa y dice que no le gusta, que allí no puede montar, yo voy de todas formas también “a ver”. Veo y doy media vuelta, continuaré al siguiente punto, Rodalquilar, otro barrio, pedanía o lo que sea de Nijar, pequeño, cuidado y coqueto, de interior pero con playas muy próximas.

Una de las ventajas de madrugar, entre muchas otras, es el poder permitirme el lujo alguna que otra vez de desayunar dos veces. Mi comida favorita y ademas a precio contenido, por lo que me doy el segundo gusto del día, en una agradable terraza que ademas tiene wifi, nada en el correo, esta seco. Ya estoy, sin darme cuenta, en las horas del día que suelo pasar en una sombra sin moverme mucho, lo noto mas caluroso que otros días pero no veo sombras públicas y nada así que me de un mínimo de confort. Me subo a la bici y hacia Isleta del Moro y ahora si hace viento del bueno en el camino. La sombra de un viejo edificio pesquero, una especie de porche con ganchos para secar o trabajar con las redes, abandonado, de decadente belleza donde paso la tarde, leyendo, escribiendo y embelesado ante un paisaje de salvaje hermosura marina, con toda la costa hasta donde alcanzo a ver festoneada de un encaje de espuma marina, ante una playa abanderada en rojo y despoblada en su totalidad.

¿En que creo? No recuerdo con exactitud, con tantos saltos que dimos, que tema propició el que anoche me preguntara Angela si soy una persona religiosa. Carezco de Fe, no puedo serlo ni por ello mismo tener creencias de esa índole, ni creo tampoco en las personas, en en las que he conocido, ni en mi siquiera, hasta donde me conozco. ¿En que creo entonces? Creo en el pan cuando se tiene hambre, creo en el descanso cuando la fatiga te invade, en la sombra protectora, creo en el agua que te limpia y calma la sed, creo en el papel higiénico, gran invento nunca suficientemente reconocido, creo en el sol que alumbra nuestros pasos y cada día invita a la actividad y en su modo en que discretamente se retira para regalarnos el descanso. Y poco más.




viernes, 18 de julio de 2014

Martes 15.07.14 Las Negras, llegue aquí por primera vez a pie, recorriendo este parque en el año 95 o 96, desde la próxima cala de San Pedro y aquí pasé unas horas, dormí y espere el autobús que me llevaría de regreso a casa. Fue un 9 de junio, recuerdo que pasé la noche junto a donde se tenía que detener el autobús y por televisión se escuchaba perfectamente a pesar de la distancia que me separaba de una venta a Juncal Rivero presentando con no recuerdo quien más, una gala “Murcia que hermosa que eres”, su acompañante a grito pelao. Al caso, nada que ver Las Negras que conocí de lo que he visto hoy, es la misma costa, las piedras son las mismas y ahí termina cualquier posible comparación.

No era capaz de recordar la facilidad o falta de esta en el camino a San Pedro, pregunto en un bar y me confirman que ir con “esta” bici y así cargado es una misión suicida pero además, si ya cuando lo visite por entonces pude constatar el poco cuidado que se tenia con las basuras que la gente deja allí tiradas, ahora al leer sobre la cala, veo que el problema lejos de solucionado se a acrecentado y ratas campan libremente por el lugar.

Compro provisiones, como y paso las horas en las sombras del paseo marítimo, junto a puesto de sandalias senegalesas de Lambi. Las vende a 10 €. Le cuido el puesto cuando va al aseo para después rezar o encarga medio pollo para su cena, en Ramadán no bebe tampoco durante el día con lo que agradece el fuerte viento que le hace sudar menos y pasar menos sed. Por que el viento hoy es fuerte, mucho, pasé miedo en algún tramo del camino, me detuve en dos de las bajadas temiendo me tirara al suelo por su intensidad y la fuerte velocidad que en estas cuestas puedo llegar a alcanzar.

Alternamos cómodos silencios y conversación de amigos viejos, sin serlo, familia, trabajo. Me habla un terreno que tiene allí, donde quedo familia, madre, esposa y hijos, que tiene agua a unos 8 metros bajo el suelo, cuando pueda comprara bomba y grupo electrógeno y sembrara berenjenas, zanahorias, coliflores, me dice que en estas fechas los limones se venden bien allí pero que los mangos nadie los quiere, piensa en su regreso. Va vendiendo mientras su mercancía, la tarde no parece ser mala.

Pasadas las 20:00 aparece Ángela, viene de Madrid y se costea el viaje vendiendo alguna prenda, poco gasto, dormir en coche y comer lo que su cocina le permite hacerse, por lo pronto calentar el café de Lambi que ya se pone el sol y mojará en el galletas tras ofrecernos a ambos su exiguo desayuno. Más tarde dará cuenta del medio pollo asado que compró.


Policía local, documentación y puestos desmontados, Lambi para un lugar donde se encontrará con un amigo en cuya casa dormirá. Ángela y yo por otro a tomar unas cervezas y charlar mientras las horas caen una tras otra como los temas, de uno a otro en cómoda transición, en sinfonía. Vencidos por el sueño ella busca donde pondrá su coche para dormir mientras me dirijo a donde veo que  podre dormir con mi bici.