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viernes, 18 de julio de 2014

Martes 15.07.14 Las Negras, llegue aquí por primera vez a pie, recorriendo este parque en el año 95 o 96, desde la próxima cala de San Pedro y aquí pasé unas horas, dormí y espere el autobús que me llevaría de regreso a casa. Fue un 9 de junio, recuerdo que pasé la noche junto a donde se tenía que detener el autobús y por televisión se escuchaba perfectamente a pesar de la distancia que me separaba de una venta a Juncal Rivero presentando con no recuerdo quien más, una gala “Murcia que hermosa que eres”, su acompañante a grito pelao. Al caso, nada que ver Las Negras que conocí de lo que he visto hoy, es la misma costa, las piedras son las mismas y ahí termina cualquier posible comparación.

No era capaz de recordar la facilidad o falta de esta en el camino a San Pedro, pregunto en un bar y me confirman que ir con “esta” bici y así cargado es una misión suicida pero además, si ya cuando lo visite por entonces pude constatar el poco cuidado que se tenia con las basuras que la gente deja allí tiradas, ahora al leer sobre la cala, veo que el problema lejos de solucionado se a acrecentado y ratas campan libremente por el lugar.

Compro provisiones, como y paso las horas en las sombras del paseo marítimo, junto a puesto de sandalias senegalesas de Lambi. Las vende a 10 €. Le cuido el puesto cuando va al aseo para después rezar o encarga medio pollo para su cena, en Ramadán no bebe tampoco durante el día con lo que agradece el fuerte viento que le hace sudar menos y pasar menos sed. Por que el viento hoy es fuerte, mucho, pasé miedo en algún tramo del camino, me detuve en dos de las bajadas temiendo me tirara al suelo por su intensidad y la fuerte velocidad que en estas cuestas puedo llegar a alcanzar.

Alternamos cómodos silencios y conversación de amigos viejos, sin serlo, familia, trabajo. Me habla un terreno que tiene allí, donde quedo familia, madre, esposa y hijos, que tiene agua a unos 8 metros bajo el suelo, cuando pueda comprara bomba y grupo electrógeno y sembrara berenjenas, zanahorias, coliflores, me dice que en estas fechas los limones se venden bien allí pero que los mangos nadie los quiere, piensa en su regreso. Va vendiendo mientras su mercancía, la tarde no parece ser mala.

Pasadas las 20:00 aparece Ángela, viene de Madrid y se costea el viaje vendiendo alguna prenda, poco gasto, dormir en coche y comer lo que su cocina le permite hacerse, por lo pronto calentar el café de Lambi que ya se pone el sol y mojará en el galletas tras ofrecernos a ambos su exiguo desayuno. Más tarde dará cuenta del medio pollo asado que compró.


Policía local, documentación y puestos desmontados, Lambi para un lugar donde se encontrará con un amigo en cuya casa dormirá. Ángela y yo por otro a tomar unas cervezas y charlar mientras las horas caen una tras otra como los temas, de uno a otro en cómoda transición, en sinfonía. Vencidos por el sueño ella busca donde pondrá su coche para dormir mientras me dirijo a donde veo que  podre dormir con mi bici.

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