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martes, 18 de noviembre de 2014

Martes 11.11.14 Las Galias VII. San Morthory. Una de las cosas que me entretiene cuando voy pasando pueblos es ver el tema de los hermanamientos. Cada población esta hermanada con algunas otras. Nunca he comprendido del todo el sentido de esto. Supongo que se reducirá a algún evento folclórico y cultural esporádico, pero en los lugares donde he residido nunca he he tenido conocimiento de esos eventos ni visto que eso tenga la menor trascendencia para las gentes que habitan dichas poblaciones. Igual el tema se reduce a un par de comilonas que se pegan los responsables de cultura y alcaldes de ambas poblaciones a cuenta del erario público y poco más.

Unas poblaciones están hermanadas con otras catalanas en las que figura como país España y en otras el país es Catalunya. Desconozco el criterio que les hace decantarse por cualquiera de ambas opciones. Entre nosotros, el tema catalán me importa un comino, como si deciden hacerse nepalies. Y menciono Nepal por que es de ese país uno de los pueblos que está hermanado con otro que cruzo. ¿Nepal?, pues si. Procuro imaginar el grado y tipo de hermanamiento que se puede producir entre una población del Nepal cuyo nombre he olvidado y desconocía y este pueblo de La Garonne francesa.

El río Garonne es el que da nombre a la región y me paso la tarde cruzando a un lado y a otro según el trazado de la carretera tenga decidido ir por su margen derecho o izquierdo, pero no lo tiene nada claro y se pasa el tiempo puente a un lado y puente a otro. Tras los Altos Pirineos el rodar por esta zona es puro placer, rectas interminables y terreno llano. El paisaje se convierte en tierras cultivadas si bien las zonas boscosas mantienen su discreta presencia aquí y allá. Los Pirineos nevados siguen presentes en el horizonte y cuando el aire sopla de allí se hacen notar. De hecho el día amaneció sin nubes y tan pronto le dio al viento por hacer acto de presencia, en pocos minutos se cubrió todo de nubes y he tenido amenaza de lluvias todo el día.

Ya antes de llegar a San Mathory vi carteles que anuncian una exposición sobre la Gran Guerra y tan pronto llego al pueblo me dirijo al Marie que es algo así como una casa de cultura o eso me parece y la visito. Al medio día pase, y casi olvido mencionarlo, por Saint Bertrand de Commings donde pude ver un homenaje a un obelisco donde se recuerda a las victimas de sus guerras. La lista de esa primera dobla o triplica todas las demás juntas. Segunda, Indochina, Argelia... fue una carnicería monumental. La gente arreglada, caballeros de edad con sus medallas puestas, lazos con los colores nacionales en las solapas. Estos mismos lazos son los que veo en visitantes a la exposición que hoy se inaugura. No solo gente de edad, veo a familias con niños y sus adultos les señalan y explican cosas. La lista de fallecidos de Saint Mathory me parece espeluznantemente larga. Creo que cada familia de esta población enterró a algún hijo. Aparte de un esquema que recorre el período con los acontecimientos más notables, hay primeras páginas de periódicos de la época de varias cabeceras, por supuesto uniformes, pertrechos y cosas de campaña, pero también los objetos que la gente hacia con las vainas de los proyectiles de artillería, floreros, candelabros y demás.

Al salir de la exposición y en la puerta de unos aseos le pregunto a un anciano del pueblo si conoce algún lugar con techo bajo el que pueda dormir. No puedo imaginar como sería la comunicación entre mancos. Le indico techo y dormir con gestos mientras hablo una lengua que no entiende y el me dice a donde ir y a que distancia está. con los suyos, hablando cosas que no logro entender si no es por esos benditos gestos.


Lunes 10.11.14 Las Galias VI. Un bosque de robles por el valle del Neste. A pesar de una previsión del tiempo de la semana que pude ver ayer con malos augurios, la mañana comienza soleada y sin atisbo de nubes en el cielo. Tomo el camino que ayer estudie lamentándome de no desviarme y hacer el Col del Tourmalet, pero se que lo terminaría subiendo a pie con la bici a mi lado.

Aún me mantengo en la montaña y el cielo no para de sufrir cambios, rápidos, en un instante pasa de estar despejado a cubrirse de nubes, de no soplar apenas viento a que este sea de cierta intensidad. Cuando leía cosas sobre esto que sucede en las montañas siempre me pareció exagerado, ahora puedo comprobar que es cierto y ya no se que prendas seleccionar pues las que me abrigan no son impermeables y las que lo son no abrigan como las primeras. Al final adopto la decisión de tener a mano las de lluvia pues esta puede caer de inmediato, cosa que el frío no es tan instantáneo ni tan catastrófico para mi bienestar.

Tras pasar algunas poblaciones veo para mi asombro que muchos comercios permanecen cerrados así como bares. Entro en una oficina de turismo donde me informan de varias cosas. Para usar su wifi he de pasar un calvario de configuración que me desanima, disponen de un ordenador pero tras dos intentos de introducir mi contraseña del correo esta no me la da como válida. De lo otro que me entero es de que muchos comercios y bares cierran los lunes por que trabajaron los sábados y resulta que mañana es el aniversario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial y si bien eso allí en España carece de importancia vasta ver los monumentos a sus caídos en todas y cada una de las poblaciones, con las listas de los fallecidos en cada población, para entender lo que eso supuso en estas tierras y que es motivo para que mañana sea festivo en todo el país.


Cerca del pueblo hay un bosque y en el una caseta. Esta tiene aseos, un cuarto donde se encienden y apagan las luces de las pistas de petanca y otro cuarto que pertenece al club local de ese deporte. Dispone de un amplio voladizo y pienso que puede ser un sitio adecuado para hacer noche. Le pregunto a la empleada de la oficina si ella piensa que existe algún problema en que lo use y me dice que adelante. Una noche no es problema. Para allí me dirijo a esperar la hora en que anochezca que suele ser dependiendo de las nubes y la posición de las montañas alrededor de las 18:00. A las 17 comienzan a llegar jugadores de petanca, supongo que estarán un rato y se marcharan pronto, por la falta de luz y las bajas temperaturas. Nada de eso. Para empezar van bien equipados, el equipo local tiene prendas de abrigo en color naranja y negro, forros polares y más tarde aparecen las chaquetas impermeables. Las partidas se suceden y me entretengo viéndolos, se juntan doce y forman usan dos espacios de juego. A las 9 van sacando de su cuarto botellas de alcohol y refrescos y comienzan una especie de botellón. Al precio del alcohol en los bares es comprensible que prefieran ponerse a tono por su cuenta en el propio terreno de juego que ir de copas tras las partidas. La fiesta se va demorando hasta pasadas las 10. Me ofrecen tomar algo con ellos, cosa que rechazo sin saber bien la razón, algo me indica que es mejor así. Tan pronto se retiran tomo posesión de la caseta, monto mi tinglado de dormir y a pasar la noche.
Domingo 09.11.14 Las Galias V. Lourdes. Dos mantas no han sido suficientes para el frío de la madrugada, he buscado y puesto una colcha sobre estas para entrar en calor. La calefacción esta apagada y se nota. El día amanece con lluvia. Un periódico que hojeo más tarde me desalienta con una semana entera que se anuncia con lluvias. Se que con lluvia avanzaré muy poco y se que he de alejarme del pirineo y buscar la costa mediterránea tan pronto como pueda. Si siento frío con estas temperaturas no me quiero imaginar cuando el otoño avance y se aproxime el invierno, cuando no solo nieve en las cumbres y tenga que buscar donde dormir en pueblos nevados y sin techo que me cobije. Por poco que sea, cada uno de los días de esta semana he de avanzar en dirección al Canal Midi y por este a Carcassone y Narbona.

Anoche dejé la leche que compré en el frigorífico, que estupidez con la temperatura que tiene la cocina. Esta mañana, esta, la cocina, estaba cerrada y he salido a tomar un café fuera. La lluvia no es intensa pero si constante y el cielo no anuncia ningún claro. Tras el café regreso a la casa y allí ya desayuno con la gente levantada, no madrugan a mis horas lo que es razonable. Tengo costumbre de despertar a las 6.

Tras el desayuno voy a visitar el santuario, anoche pasee por los jardines casi a oscuras, no eran más de las 7 de la tarde pero esto es Francia y a esa hora y en este lugar eso es noche. Hay visitantes, no se ve una multitud pero no se puede decir que este vacío. Los comercios del camino anuncian sus mercancías marianas, también los restaurantes, en italiano, español y portugués que han de representar la principal fuente de turistas o devotos. Visito una tras otra las iglesias que forman parte del conjunto, veo capillas dedicadas al santoral entre las que me llama la atención la de Juana de Arco así como una a Pio X que me hace sonreír. Escuche en una ocasión una historia relacionada con el nombre de este santo, un padre que seguro lo era de múltiples hijos, ante el nacimiento de uno más y sin ganas de complicarse en exceso la vida, fue a mirar el calendario, para ponerle el nombre del santo del día en que su hijo vino al mundo y asunto resuelto. El hijo termino llamándose SPioX, al recordarlo no dejo de sonreir, original es el nombre, no me cabe duda.

A las 11:15, en la cripta, se celebra misa en español, cada día. Allí veo a compatriotas, algún latino y gente que me consta por sus ropas y peinados son residentes en Francia pero escuchan misa en su lengua materna. La cripta esta completamente llena, los fieles ocupan el pasillo que desde el exterior llega hasta ella. Fuera llueve.

Pasé por la oficina de información. Al verme peregrino, se interesan por mi alojamiento, les digo que esta solucionado. Me consta que ellos disponen de un albergue pero también tengo noticias de los precios que se gastan. Estoy bien donde me encuentro, es misterioso, místico y confortable. No todos los días puede uno comer bajo el retrato de un Gran Maestre. Conozco poco de esta orden pero me comprometo a investigar. No de la originaria, que de esa si se algo. Me refiero a la actual. Que a buen seguro sera un batiburrillo no exento de interés, gentes pudientes metidas a hacer obras de caridad con disfraces y grados. Mitad masones mitad rotarios. Lo mismo ando confundido, pero me huelen a eso. Por lo pronto soy benefactor de su invento y eso me agrada.

Hoy permanecen cerrados locales que ayer abrieron, no veo cerca nada donde me ofrezcan wifi, la lluvia me desanima a buscar más por la ciudad, ya tendré ocasión a partir de mañana a viajar bajo esta, hoy prefiero mantenerme seco, yo y mis prendas. Me meto tras la comida en la cama a leer un rato y entrar en calor. Las manos se enfrían y tan pronto se ponga el sol se a ciencia cierta que el frío se hará más presente.

A pesar de que no tengo planeado ir al cine, la oferta aquí es muy “pía”, películas de contenido religioso o espiritual, vida de Santa Bernadette incluida, subtitulada y/o doblada a varios idiomas. Mirando los escaparates de las librerias busco títulos conocidos, por ver si en algo coinciden los gustos o las promociones editoriales a ambos lados del Pirineo. Dolo encuentro un título de autor conocido. Es de Almudena Grandes, “Le lecteur de Jules Verne”, resulta curioso que este fúe de los últimos libros que lei en casa poco antes de emprender mi viaje.

Una tarde de domingo de noviembre en Lourdes puede ser una de las cosas mas aburridas que pueda imaginar. El tiempo no acompaña para que me decida a visitar el castillo, el tiempo y el precio que me cobrarán por la entrada y que honestamente dudo me compense el esfuerzo económico. Me he enterado que este fin de semana se han reunido aquí todos los obispos de Francia. Me voy enterando por frases y miradas el origen del enfado de la muchacha que anda por la casa. Estoy convencido que siente algo por el chico que me abrió la puerta ayer. Este anda pensando, por lo que entiendo, marcharse a Barcelona, el, no ellos. La cara de ella, cuando el habla de estas cosas con otro de los que están por aquí, es todo un poema.

En la breve siesta que he dormido he tenido una pesadilla. Me he despertado sobresaltado y no dejo de darle vueltas al motivo de mi angustia en el sueño cuando se trata de algo que la realidad ya ha superado en hechos. Seguramente la herida abierta que dejó esta lejos de estar curada. La otra parte del sueño es un puro absurdo, donde veo correr, atados entre ellos y por una carretera a una gallina con un gato grande y pelirrojo. Los alcanzo y mantengo sujetos para cortar la cuerda que los mantiene unidos. Ya de cerca veo que no se sienten mal asi, atada a la cuerda va una bandera blanca. Inhiesta y oscilante al viento. Les siguen corriendo dos cachorros de perro. ¿Que narices puede significar esto? Decido salir a tomar el aire y despejarme. Se ven claros al norte. La tarde es fría, ayer bajo el termómetro a los 6 grados y hoy se espera lo mismo. Esta noche tendré la colcha puesta desde el principio.

Me cruzo con un grupo de brasileños, la guia que les conduce enarbola una bandera en el estremo de un baston de esos de caminar por el monte. Por aburrimiento les sigo un rato, van hacia el santuario, como no. Les dejo y entro a comprar una beguete para la cena. Comí pronto y cenare pronto, más tarde retomare mi lectura bíblica con la esperanza de que terminen de una vez las carnicerias de animales y personas de los primeros libros. Tras cada sacrificio de animal, la sangre de este, es derramada por el altar, por el suelo y las cortinas que lo cierran. Es facíl imaginar la pestilencia de ese altar y las nubes de moscas que les siguen a donde vallan. Más si tenemos en cuenta las temperaturas de esas zonas de desierto por las que anduvieron y la escasez de agua para poder lavar todo lo que se pasan el día ensuciando con sangre de pobres bestias. Entiendo que todo esto ha de ser leido con una visión teológica, pero por mucho que me esfuerzo no la logro encontrar. Creo que pueden y deben existir maneras más sencillas, menos rebuscadas, de trasmitir un mensaje de amor y fraternidad entre los hombres.


Como contrapunto, en el sermón de hoy, se hablo de la expulsión de los mercaderes del templo. Eso dicho en un templo que es un inmenso supermercado no deja de resultar cuanto menos sorprendente. El asunto, por lo visto, aclara el cura, es que el mercado este fuera del templo y no dentro. ¿Donde termina el templo en Lourdes? ¿y en Fatima? Y de todo lo que se hace en el templo ¿cuantas cosas son mercado? No lo comprendo bien. Que conste que no hago una aproximación crítica, solo quiero entender. O al menos convencerme que ellos lo entienden. Igual es que mi mente es obtusa y torpe, no esta preparada para comprender según que cosas. Dicho sin sarcasmo.
Sábado 08.11.14 Las Galias IV. Lourdes. A las cinco de la mañana me despierto helado. El saco se ha portado toda la noche, pero a esas horas la temperatura ha debido de bajar más o no se. Me pongo un jersey y con eso intento pasar unas horas más en el saco. Lo consigo y duermo algo más. A todo esto estoy durmiendo desde las siete de la tarde de ayer aproximadamente. Cuando finalmente me pongo en pie comienzan las carreras, quitarme prendas y ponerme otras que aún estan húmedas, mierda, a todo correr y con frío.

Frio es el café que me tomo, preparado con agua de lluvia, que para eso paso la taza ayer tarde y noche bajo esta. Corriendo monto los bartulos y salgo pitando. A buscar el primer pueblo con bar. No es el primero, pero dos kilómetros más y encuentro uno en una plaza con arces de hojas de un rojo hermoso. Incluso el dueño del bar me ofrece un papel para liar que los mios se terminaron ayer. Frente al bar, la panaderia y en ella pan y un croasan. En España les llamamos igual, pero ahi terminan los parecidos. En el nombre y la forma. Discursión con una panadera que no sabe sumar. Le cuesta, pero al final se da cuenta de su error, disculpas y listo. Varios pueblos mas adelante, tienda que anuncia tabacos, ¡que precios!, compro papel y cacahuetes, estos últimos a precio razonable.

Al entrar a Lourdes paso por la puerta del sitio que me indico Antonio en Oloron, me pilla de camino. Oh, cerrado, dice que hasta abril del 2015. Con esto y con lo del cambio de cura en el anterior pueblo me temo que la información de Antonio no anda muy actualizada. Eso no desmerece su interés y por suerte dispongo de dos direcciones más. Me dirijo a la segunda que me pilla de camino. La que me pasó Berdard que así se llama quien me la facilito en el convento de Sarrance.

Al llegar a la puerta observo dos cosas, una que es un hotel, la otra que parece cerrado. Llamo y me sale a abrir un chico joven. Se decir en frances que no hablo frances, y lo digo.
Da unas voces al interior y sale otro chico, magrevi que algo lo habla. Les empiezo a explicar como he logrado esa dirección y cuando nombro a Bernard me interrumpe. Que si lo conozco y donde lo he visto. Les doy la nota que me entrego, la leen y me hacen pasar. Con la bici. Esto es de la Orden de Malta y por lo visto el tal Bernard es un cargo de la misma en la region del Alto Pirineo. Me acomodan a cuerpo de rey. Dicen que soy amigo de Bernard y que estoy en mi casa. Les aclaro que solo he desayunado con el. Nada, Bernard es el jefe y vengo de su parte, les sobra.

Habitación individual, con baño. Cama con sábanas. Llave de la entrada.

Salgo a comprar provisiones, veo la media docena de huevos a 3 euros. Busco artículos con precios por debajo de los de España y solo encuentro un litro de leche por poco más de 50 céntimos. Sin marca, solo pone leche de Francia. Esta buena. Las sopas de sobre son prohibitivas asi como las comidas preparadas. Por los bares los precios no me parecen tan altos, son similares a los que he visto estas semanas pasadas, eso sí, no sabria decir sobre el tamaño de las raciones. Ni entre en los bares antes con intención de comer ni lo voy a hacer ahora.

Por la tarde viene por aquí un sacerdote y al rato un chico que busca a quien me abrio este medio día. Habla conmigo una mezcla de italiano, portugues y español aunque se le escapan palabras en ingles. Aún no se como nos entendemos. El resto de la fauna que habita este lugar lo forman un sacerdote, alto, apuesto, perfumado y enjoyado, viste un traje que de lejos anuncia la intervención de un sastre en su corte y confección, paño caro. Más tarde se pondrá sobre el mismo un abrigo de igual tela y color, trabajo del mismo sastre. Hay una muchacha, negra, bajita y de formas rotundas, no es gruesa aún pero su trasero es toda una promesa que en pocos años será capaz de hacer eclipses con el. Cocina para los demás, con forzada amabilidad y no pocas dosis de osquedad. Se la ve fastidiada por algo. A saber si es su carácter o simplemente esta teniendo un mal día.

El comedor lo presiden dos retratos. En uno se ve un hombre adusto, de uniforme rojo con chaqueta cruzada, todo entorchados y bordados en oro. Bocamangas de mariscal de campo como poco. Luce una Cruz de Malta en el pecho, sin inscripciones bajo el retrato. El otro lleva una especie de capa o túnica negra con una gran cruz blanca en el pecho cosida, bajo la imagen si puedo leer Principe y Gran Maestre. Muestra otro rostro severo, este mas monastico que el otro, que es decididamente militar.

Antes de retirarme al dormitorio con un antiinflamatorio, he cogido frio en la anterior noche y me molesta por primera vez en mucho tiempo la hernia discal, ando algo doblado y siento ligero dolor en los muslos al caminar, me dicen que si quiero puedo meter la bici en mi cuarto y cerrarlo con llave. La habitación esta en la planta baja. Me sorprende la advertencia, pero estamos en luna llena y hay licántropos, me consta ¿o son filántropos?, menudo lio. Obedezco. Mi sorpresa sera cuando al rededor de las 12:30 noto como alguien intenta girar el picaporte de la puerta, por dos veces. Al encontrarla cerreda desiste en su intento y vuelvo a dormir. Mañana, obviamente, no preguntaré por este hecho.
Viernes 07.11.14 Las Galias III. Ningún sitio. Amanece con lluvia. Conozco las reglas del juego y tras una noche de hospitalidad uno se pira. De modo que pruebo un nuevo modo de disponer mis prendas, ya he cambiado diversas disposiciones estudiando con cual me mojo más o menos y me queda esta por intentar.

Nefasto. A los pocos kilómetros ya estoy hecho una sopa. Cierto que el agua cae con ganas, pero imposible continuar así. Se me cuela el agua por las botas, y solo sigo rodando a la espera de un techo donde detenerme.

Este aparece en forma de lavadero. Junto a dos casas en mitad del bosque. Ni lo dudo. Base de las paredes en piedra y terminan en madera. El techo es de pizarra y dispone de tres de las cuatro paredes. La pila de lavar que en otros ocupa la mayor parte del espacio, en este no es así y solo esta en una pared dejando mucho espacio para poder pasar el día o dormir si es necesario.

Me quito todo lo que llevo y lo voy tendiendo en dos cintas que he tensado. Con ropas secas me empiezo a sentir mejor. Hambriento, como pronto. El día por lo demás lo paso leyendo y confiando en que las prendas se sequen para ser usadas mañana, que se sequen si no al menos lo suficiente para poder ser guardadas y rodar con otras. Confiando que mañana no llueva ya que hoy no no se detiene el agua en todo el día. Leyendo hasta las seis de la tarde en que la luz ya me lo impide. Compre pan antes de salir y dispongo que comida. No asíestúpido que soy, de agua suficiente. Dejo la taza fuera de tejado para que la lluvia la llene y con eso poder hacer un café por la mañana.

Tan pronto cierro el libro me meto en el saco. Pronto este se calienta y a esperar que durante la noche no baje demasiado el termómetro. Estoy rodeado de picos nevados y durante el día en varias ocasiones he de meter las manos en los bolsillos para que entren en calor. Ya se, ahora lo se, que esa combinación de prendas no funciona bien. Tomo nota. Por otra parte también se que no puedo confiar en la impermeabilidad de las botas, esta no es tal.
Jueves 06.11.14 Las Galias II. Arudy. Ayter terminé el poco pan que tenia. Mientras me tomo un café en la gélida cocina lamentandome de ello aparece uno de los ¿frailes?, me invita a acompañarlo a la cocina de ellos, esta si está caldeada, con la chimenea encendida y un aroma a pan tostado y café. Yo voy con mi taza en la mano y cuando me ofrecen pan lo acepto gustoso. Hay alguien más desayunando que ayer no vi. Hablan entre ellos sin que entienda una palabra pero en un momento ese rostro nuevo me alarga un trozo de papel con algo escrito. Son unas señas, un domicilio en Lourdes, logro entender que cuando pase por esa población me dirija a ese lugar que me indica y muestre el papel. Lo guardo y agradezco.

Llego pronto a Oloron y voy directamente a comprar el pan. No es una población pequeña y no que pensar de las casualidades pero estas se dan en ocasiones y últimamente me sonrien. En la puerta de la panadería una señora discute con su perro que no quiere quedarse a esperarla. Intenta atar su correa a un cancho que se desprende de la parez no dejandole hacer su maniobra y la veo con prisas, atareada. Me ofrezco a sujetarle el perro mientras hace su compra y me pasa la correa. Tan pronto sale de hacer su compra entro yo y tras pagar mi pan, al girarme para salir, me habla Antonio. Se presenta. Es el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Oloron. Me interroga por mi viaje, en la puerta. Le digo que me dirijo a la oficina de informacion turística con la intención de encontrar un mapa decente, a lo que me contesta que me olvide, me darán una birria, que el vive cerca y en su casa dispone de planos e información, que le siga.

Imposible andar más sin antes pasar por un aseo, entramos a un bar, café para el y uno con leche para mi, 2,40 €. Ya en su casa me lleva al salón. Esto no es una casa, lo tiene montado como una especie de centro de operaciones de un viajero. El salon esta empapelado de planos y mapas, lo preside uno que ocupa una gran pared, formado por diversos planos aunque todos de la misma escala, unidos entre sí, que abarcan el recorrido desde Oloron, hasta Brindisi en Italia y desde allí pasando por Grecia y Turquia hasta Jerusalen. Frente a esta pared tiene un museo con recuerdos, fotos, pins, medallas, de caminos que ha recorrido, peregrinaciones por toda Europa, me confiesa que lleva andados mas de 60.000 kilómetros y le creo. En la entrada las botas alineadas ocupan toda una pared.

Se pone a rebuscar en su estanteria, dos baldas cubiertas por planos plegados de todo el mundo, el resto libros de viajes y revistas. Va sacando planos y estendiendolos sobre la mesa mientras habla a un ritmo frenético sin que le pueda seguir. En frances, claro. Le pido calma y voy anotando cosas, me organiza etapas para ir a Lourdes y desde allí a Carcasone, sin pasar por Tolouse, ya vere con calma si lo hago o no. Mas tarde me dice poblaciones donde el cura del pueblo me dará donde dormir con seguridad, los nombres en francés no se corresponden en su sonido a su grafia y le pido calma, voy tomando notas. Me dice que haga noche en Arudy, preguntando por Jean Casabone, el parroco y tomo notas a toda velocidad. La mañana si bien no ha llovido aún esta nublada y tengo intención de poner distancia de por medio antes de que eso suceda y el tiene prisa por hacer cosas igualmente. Con varios papeles llenos de anotaciones nos despedios pero antes me deja unas señas de un lugar en Lourdes para que pase de su parte, tal y como me sucedió esta mañana en el desayuno. Nos despedimos y me pongo en marcha en dirección a Arudy.

Llego al pueblo, en la plaza están poniendo unas discretas estrellas de bombillas como iluminación navideña, el jefe de la cuadrilla se detiene a hablar conmigo, y yo sin saber que me dice. Al enterarse que soy español llama a gritos a “Sapatero” que dice que es de Zaragoza. Zapatero, de apellido, resulta ser no el si no sus padres de Carrión de los Condes, en Palencia, me lleva el mismo hasta la casa del cura.

Hola, soy bla bla bla y me manda Antonio de Oloron, ¿tu eres Jean? Pues no, soy Pierre pero pasa igualmente.

Me invita a pasar la noche en el presbiterio, que si necesito comida, le digo que no, que viajo con cosas para comer, siempre. Aún asi, al rato se acerca a donde estoy y me dice que me espera en el piso de arriba que es lo que el habita, a las 19:15 para cenar con el y hablar. Llego a la hora y mientras espero observo sus libros y objetos. Me ofrezco a ayudarle y termino preparando la crema de calabacines que me sirvo antes de que el triture y mezcle el queso. Tiene una gata y es su debilidad. Unos peregrinos la encontraron en el bosque, avandonada de pequeña. Se la llevaron y el se la quedo, ahora es una gorda gata cuya cara ilustra las portadas de los libros de cuentos que el escribe. Me dice que es famosa, los libros descansan sobre un aparador del comedor.

Tengo un lio tremendo, en unos sitios veo que la región tiene un nombre y en otros lados veo que se llama de otro. Aquitania, Occitania, Gascuña, Pirineos Atlánticos. El se rie y me dice que se llama de todos modos, en cada tiempo tubo un nombre y abarco una zona geogréfica concreta que no se corresponden con las de otro nombre con exactitud. Me menciona también el nombre del valle o la comarca. Igualmente mañana avandonaré esta zona para entrar en los Altos Pirineos. Las montañas que se ven al sur, están nevadas y el aire es frío a estas horas, la luna ilumina las nubes mientras fumo un poco antes de irme a dormir.

Hablamos igualmente durante la cena, en la que me puso medio vaso de vino rosado que compra de España por que le gusta y le sale mucho más barato que el de aquí, del por que las iglesias en Francia permanecen abiertas todo el dia e incluso por las noches, esté o no el cura en ellas. Se rie. A diferencia de otros lugares, la mayor parte de las iglesias francesas, no pertenecen a La Iglesia, son del pueblo. El cura las puede usar para los cultos, pero no cerrar algo que no le pertenece, es el municipio quien decide si se cierra o no y cuando, para eso son sus propietarios. el sacerdote es un mero usuario de la misma.

Se que esta noche dormiré bien, he preparado mi cama con un par de mantas y tengo el libro en la mesilla. Me retiro pronto a disfrutar de ese rato de placer hasta que me venza el sueño.
Miércoles 05.11.14 Las Galias I. Sarrance. Nieve en la cima de la montaña que tengo frente a mi y puedo ver por la ventana de la cocina. Estoy en una abadia de monjas en Sarrance, vi un cartel en la puerta que decia llamar y entrar y eso hice. A quitarme el frío que desde esta mañana metí en mi cuerpo al pasar por Somport y que a malas penas he logrado.

Me he adentrado 40 kilómetros en Francia y he bajado 1.200 metros en un intento de alejarme del frío de la cumbre, pero la cocina en la que paso la tarde solo es gélida, el exterior es peor por lo que no me quejo agradecido de poder usarla. Cuando le indique con las manos el gesto de que buscava techo, entendío que queria montar una tienda y me condujo a un prado que tienen dentro del convento. Con señas le pregunto si puedo dormir en un salón destartalado donde he dejado la bici y me dicen que si. A todo esto a las monjas no las he visto, hablo o lo que sea con un tal Jacobo, no se que es del convento ni tengo posibilidad de averiguar por que hablamos lenguas distintas. Me he podido calentar una sopa y tras esta me hice un vaso de leche. Con eso y calcetines secos, eso de que las botas son impermeables es pura fantasia, si no entro del todo en calor al menos detengo el frío que me tenia agarrotado.

El autobus, que al final tome, 2,80 € me deja en Somport a las 9 de la mañana bajo una nevada. Cometo el error de empezar a montar los bultos en la bici sin ponerme los guantes y lo pago caro. Una vez las manos heladas ponerme los guantes me cuesta mucho más. Con capas de prendas superpuestas me lanzo carretera abajo mientras la nieve me azota la cara y cubre parcialmente mi visibilidad a consecuencia de las gafas, malditas. La opción de detenerme para limpiarlas la veo inutil, con lo que esta cayendo no durarian limpias más que unos segundos y detenerme no es tampoco opción, ¿donde? Todo cerrado en el puerto, el antiguo puesto fronterizo incluido. La solución es alejarme lo antes posible sin caerme y bajar cota.

Nunca habia rodado ni por la nieve ni con nieve, pero me pongo en ello con toda precaución y tan pronto dejo atrás la cota de nieve, esta se convierte en lluvia lo que es peor. No me detengo al pasar por Urdos, con todo cerrado, bar incluido. En Borge si lo hago en una marquesina de autobus. Dejó momentaneamente de llover y aprovecho para limpiar gafas, ver mi calamitoso estado general y procurar calentar algo las manos con escaso éxito. Los bares, perdon, el bar, sigue cerrado. Supongo que es su mes de descanso, antes de la temporada invernal y tras los meses de verano en que tendrán más clientela. Tampoco observo ninguna tienda a la vista ni carteles que me la anuncien.

El paisaje, duro, vertical, la arquitectura gris y oscura, me traen a la cabeza las imágenes de la película “Rios de color púrpura”, dos coches de la gendarmeria con los que me cruzo terminan de reforzar esos pensamientos. El río a mi derecha baja con aguas bravas, solo de pensar en su temperatura aumenta la sensación de frío que albergo

Voy dejando atrás pueblo tras pueblo para bajar mas la cota y poner tierra de por medio a las cimas pirenaicas, es inutil. El pueblo en que me detengo tiene una cima próxima de 2.600 metros, nevada por su puesto. Bar cerrado, una carniceria-charcuteria es el primer comercio que veo abierto, me queda por fortuna algo de pan. Y es aquí donde veo la abadia y el cartel que invita a entrar a los peregrinos de modo que ahí me cuelo.

Me abre la puerta un hombre, le digo lo primero, tras saludarle que no hablo francés. Me hace esperar y busca a alguien. Sale a recibirme otro y este es el que confunde mi gesto de hacer un techo sobre mi cabeza. El tema se resuelve satisfactoriamente.

No se por que pensé en monjas. El convento es de frailes o eso supongo. Hay una lista de los servicios religiosos y cuando asisto a “visperas” solo aparecen ellos más el sacerdote. Más tarde mientras fumo los veo entrar de nuevo a “completas”, no se cuantos son ni de que orden, no llevan hábitos ni símbolos distintivos, tan solo como constante la marca de una conocida cadena de material deportivo que se puede leer en sus jerseys, pantalones o botas.

Leyendo en la colchoneta antes de salir, viene otro a saludarme, este si habla español y supongo esta comisionado por los demás para saber algo más de mi. Hablamos brevemente, leo un poco más y me sumo en un profundo sueño. Necesito entrar en calor y descansar de una jornada dura. La nieve ha sido un componente nuevo en mi viaje y no precisamente se ha presentado en un hermoso y soleado día.
Martes 04.11.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Jaca. Tras una noche de lluvia el día sale con nubes pero sin esta por lo que me apresuro a dirijirme a Jaca aprovechando ese respiro que el tiempo me concede. Desayuno con los conquenses y salgo del albergue a la vez que ellos. Se aprecia el descenso anunciado de temperatura y ruedo con más frío que otros días.

Antes de llegar a la ciudad paso por lo que ha de ser un campo de tiro del ejercito y escucho disparos de artillería. Pronto veo unos vehículos con cadenas que me cruzo por la carretera formando un convoy precedido de otros todo terrero. Dentro de ellos puedo ver a los soldados que llevan casco y uniformes miméticos.

Tan pronto entro en Jaca a mi izquierda me recibe un Mercadona hacia el que me lanzo para comprar las últimas provisiones que compraré en España. Los clientes llegan muy abrigados, son gentes de aquí habituados al frío y los veo cargados de chaquetas de plumas y guantes lo que me consuela en parte al ver de este modo que el frío que siento no es tan solo una apreciación personal. Una vez en la población y tras pasar por correos me dirijo a una oficina de turismo. Me informan de la ubicación del albergue, de horarios de autobuses para Somport y me cuentan que desde anoche esta nevando en el puerto. El viento que viene de esa dirección es el responsable del frío que padecemos.

En el albergue tomo algo caliente y entro en calor. Comenzó a llover un par de horas antes de su apertura, pero un tejado en su entrada me ha servido de refugio la última hora. Dentro la calefacción está encendida y se disfruta de una agradable entancia. Con la hospitalera pasaré de charla unas horas, pasando la tarde tan solo yo como “cliente”. Una visita a la catedral, a la iglesia de Santiago y a unas tiendas de deportes para ver sus ofertas, atestadas de madres que el tiempo les ha sorprendido y equipan a sus pequeños con ropas de abrigo. Aquí las prendas técnicas no son una opción, la gente viste con ropas deportivas de abrigo así como con calzado de ese mismo tipo. La cantidad de tiendas y su variedad y calidad de ropas está justificado igualmente por su proximidad a las estaciones de esquí. Compro un jersey por 8.95 € que tienen en liquidación y que me pongo al instante.

Al regresar al albergue me informa la hospitalera que no dormiré solo, un aleman termina de inscribirse, subio a la habitación, se metio en la cama y allí permanecio sin dar señales de vida en lo que resta del día. Ha bajado desde Somport y esta medio congelado y agotado.

Para cenar me preparo un vaso de leche con galletas, no tengo apetito pero si ganas de tomar algo caliente y dulce. El albergue dispone de wifi por lo que me pongo al día con correo y blog. Me facilitan la página de previsión meteorológica francesa que la pongo en favoritos tras consultarla. Parece que mañana tendré un respiro por la mañana que puedo aprovechar para pasar el puerto y avanzar lo que pueda por tierras galas. El valle de Aspe en la Gascuña.

Un rato más de lectura y me retiro a un cálido dormitorio con calefacción. Mañana no tengo la menor idea de donde podré pasar la noche, tras semanas de dormir en albergues de peregrinos y sin facilidad de comunicación para encontrar refugio. Siento cierta inquietud al respecto pero por otro lado alivio de quitarme de encima el costo de los albergues que tanto esfuerzo me han supuesto desde que comencé a usarlos.

Llueve a ratos y eso, me consta, es nieve en las montañas. Los termómetros de la tarde indicaban 7º.

martes, 4 de noviembre de 2014

Lunes 03.11.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Arrés II. Mañana tranquila, desayuno un par de veces con pereza. La del bar quedó en comprar el pan para mi y a medio día pasaré a por el. Mis planes para la mañana son poner orden en el albergue tras el lleno de ayer y limpiar que buena falta le hace.

La demora en la salida del grupo más numeroso hace que no pueda ponerme en faena hasta las 12 del medio día. El trabajo me cunde y un par horas después me dispongo a prepararme, con una cocina a mi sola y entera disposición, una comida como hace un siglo que no me pego. Tras el postre me meto en la cama y dormito una siesta con placer. No se que me deparará la tarde. Dispongo de una mediocre biblioteca a mi disposición, ya terminé el libro de Ira Levin, Las poseídas de Stepford que comencé anoche, sobre esa mediocre novela pesan ya dos versiones cinematográficas tituladas Las mujeres perfectas. Al final me decido por una de Lawrence Sanders del que nunca he leído antes nada.

Aparecen por la puerta un par de conquenses, serán tres pero el que falta anda metido en una especie de lío de teléfonos que le ha obligado a ir a Pamplona y llegará más tarde. Llega con un catalán que irá hasta Santiago, ellos lo dejan en Logroño al no disponer de más tiempo. Pronto se marchan todos al bar del que no regresarán hasta pasadas las 10 de la noche, cenados y convenientemente bebidos dejándome el albergue a mi disposición, cosa que aprovecho para pasar notas de la información que dispongo de lugares donde previsiblemente se puede hacer noche en mi camino por Francia e Italia. Con eso me puedo deshacer de innumerables papelitos y del libro de Pepe Sandoval, que dejo en el albergue para disfrute de a quien pueda gustar.

No deja de llover en toda la tarde y eso supone nieve en los lugares por los que he de pasar entre mañana y pasado, pienso mientras fumo en la puerta confiando en que me de un respiro para llegar a Jaca, después desde allí ya decidiré como y cuando subir Somport. Hasta la fecha, las masas de agua las he cruzado, cuando no tenia un puente, con el auxilio de los ferris. Lo se Sompotr no deja de ser una “masa de agua” solo que en estado sólido y eso bien me justifica a buscar lo equivalente a un ferri, que en este caso sería o bien el autobús que me puede dejar en el mismo Somport o el tren que me dejaría en Canfranc, ambos desde Jaca y ambos sin problemas en llevar una bici en su interior. Todo dependerá en confirmar si los pronósticos se cumplen y hay nieve, si no es el caso, con solo lluvia, subiría rodando con esfuerzo pero yendo yo sobre la bici.

Paso un rato de charla con mis compañeros de albergue, el catalán se retira pronto, mañana quiere madrugar, dos de los conquenses no tiene prisa y nos quedamos en el salón hablando de Cuenca principalmente, de su ciudad y de la provincia, que conozco bien y desde bien niño cuando anduve por su serranía un par de veranos con la mochila a la espalda, la última vez la crucé en invierno, pasé un par de días y de allí por la nieve, en coche y tras una máquina quitanieves, hasta Albarracín. Me hablan de un documental sobre Zobel, del que admiro su obra, que dicen no puedo dejar de ver. Tomo nota.

Por la mañana, haciendo tiempo a que los remolones  abandonen el albergue, me acerque paseando por el pueblo, hasta un grupo de caballos. A esa hora se reunieron un grupo de franceses que a las afueras del pueblo, 32 habitantes, tienen aparcadas las autocaravanas, tras montar en los caballos emprenden una excursión por el valle del río Aragón. Me comentaron ayer en el bar que en el pueblo llegaron a ser solo 10 personas la que vivían y que ahora viven un período de revitalización en que incluso hay niños. Las casas no habitadas son principalmente segundas residencias, con lo que en verano o fines de semana suelen tener vecinos. No es el único caso en la Jacetania, pasé ayer por pueblos que presentan el mismo grado de abandono.


Domingo 02.11.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Arrés. Desayuno a las 6, no tengo prisa en despertarme pero sucede normalmente a estas horas y el cenar temprano hace que siempre comience el día con mucho apetito. El desayuno sigue siendo la comida que más disfruto del día y me apresuro a prepararlo tan pronto me despierto cada día, luego me toca esperar, pero ya sin prisas por compartir la cocina con nadie y en ocasiones me tomo un segundo vaso de leche antes de salir, hoy no es el caso. Me espera un día con kilómetros por delante, subir un puerto y la amenaza de lluvia latente. Me retraso finalmente en la salida, conversando con Javier, haciendo fotos con las pamplonicas y por último la hospitalera llega temprano y nos entretenemos un poco más con besos y abrazos entre todos. La escena parece tópica pero es así y así sucede en muchos albergues en el momento de partir.

El día ya desde el comienzo avisa que será complicado. Niebla como viene sucediendo últimamente y decido ir por la carretera, si llueve los caminos se vuelven incómodos por el barro y subir cuestas embarradas es un suplicio. Tan pronto me alejo del pueblo me dicen que la carretera que he de tomar esta cortada. Obras. Un desvío que me regala 18 kilómetros adicionales a una jornada que no es sencilla. Pronto piso suelo maño, entré en Zaragoza sin apenas a ver visto el sol en Navarra.

He de detenerme constantemente, no veo, las gafas siempre mojadas me impiden ver la carretera y el paisaje por el que estoy pasando. A las 10 me siento cansado y apenas si he avanzado nada. Subir cuestas en las que no ves nada, sin referencias de la distancia que requiere el esfuerzo hace que estas sean más complicadas de acometer si cabe. Por fin enlazo en el cruce, tras una prolongada subida, al que me ha llevado el rodeo de las obras. Son las dos del medio día cuando llego a lo alto del puerto, cansado y hambriento, tomé medio bocadillo dos horas antes pero me siento como si no llevara nada en el cuerpo, me obligo a sabiendas de lo mucho que me queda por recorrer a aplazar el descanso de la comida al menos hasta verme más cerca de mi destino para hoy.

Llueve.

Para un poco y como a pie, en la cuneta, un café con leche y pan con mermelada.

Llueve.

Otro claro en el cielo, me dicen que el punto al que me dirijo lo alcanzaré sobre las 6 de la tarde y me animo a seguir con esa esperanza.

El día anterior el albergue fue usado por dos peregrinos y uno antes por tan solo Javier. Temo que pasaré la noche a solas y solo tengo en la cabeza la cuesta final y la ducha caliente que me daré tan pronto lo pise.

En el cruce antes de comenzar la última cuesta veo a un grupo de ciclistas, son cinco. Nos detenemos a hablar y tan pronto se acerca Mariano me extiende el brazo con una taza de té. Vienen de Ibiza por Cataluña y ahora se unieron al tolosano en Jaca. Llegamos juntos al albergue.

Para mi sorpresa y la de todos somos un total de 13, algo impensable en este Camino Tolosano y en estas fechas. La Fortuna ha un grupo de trotamundos. Dos chicas andan desde Arles y están a la mitad de su camino, ya llevan 800 kilómetros de los 1.600 que cuenta su viaje. Son cifras altas para caminar. Tres más comenzaron en Carcassonne lo que suma igualmente una cantidad notable de kilómetros. Los que vienen desde Ibiza continuarán tras su paso por Santiago hasta Faro en el Algarve. Se habla de viajes, de boofing que casi todos han, hemos, hecho, de senderos y continentes. Santiago a viajado un año por Asia, antes pasó una temporada entre Australia y Nueva Zelanda. Mariano conoce sendas por América del Sur. Ha recorrido gran parte de Brasil, una de las chicas parte en enero hacia Chile a pasar una temporada por allí. Dos cuñados que vienen desde Castellón me cuentan cosas del Canal Midi que recorrieron no hace mucho en el tramo en que pienso hacerlo. Lo dicho, trotamundos.

La cena es animada, cada cual prepara cosas y se van poniendo en la mesa, unas para su consumo, otras muchas para compartir. Calientan y especian vino. Otra francesa hace crepes, una muy callada. Aparece una guitarra y pasa de mano en mano, versionan canciones conocidas y se cantan cosas que nunca antes escuché. El albergue es cálido y atrás queda una dura jornada de agua y kilómetros de asfalto con puertos interminables. Fuera diluvia y en el Pirineo será nieve.

Me acerco al bar. La que lo atiende es la responsable de las llaves del albergue ahora que esta ¿cerrado?. Le hablo de mi cansancio de hoy, del rodeo que me hizo sumar esos kilómetros de más, del plan de lluvias de los próximos días y como pueden encajar con suerte con mis desplazamientos si retraso un día mi partida. No pone objeciones y decido quedarme una jornada más en Arrés.
Sábado 01.11.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Sangüesa. El camino que recorro esta mañana me dicen que pasa por unos parajes de singular belleza, me lo cuentan al llegar, por que yo no logré verlos rodando todo el tiempo dentro de una densa niebla que e envuelve y limita mi visión a escasos metros. He de detenerme cada pocos minutos para limpiar mis gafas siempre mojadas por la humedad suspendida en el aire que me empapa la cara y me hiela las manos.

Nada más entrar en Sangüesa me tropiezo con una oficina de información turística donde obtengo un plano e información. Un café me ayuda a entrar en calor y me dirijo al albergue de peregrinos. La hospitalera es un encanto, portuguesa con muchos años viviendo en Navarra donde ya nació la pequeña de sus tres hijas, estas van pasando a lo largo del día, a verla o a llevarle la comida. Yo me preparo también algo para comer allí. Por la tarde y a pesar de ser festivo, la hija menor me informa, que un supermercado estará abierto, ella trabaja allí reponiendo los lácteos.

Al rato aparece Javier. Tiene un albergue cerca de Llanes, en el Camino del Norte, que cerró el 15 de octubre y no abrirá hasta marzo. Ahora hace el camino y más tarde irá a Madrid a pasar las navidades con su familia. Vamos juntos al supermercado y planeamos la cena entre los dos. Aparecen 3 mujeres de Pamplona. Algún fin de semana hacen rutas del camino por la zona, cuando pueden al menos una de ellas hace periodos más largos y conoce algo del camino francés pero se informa con nosotros de lugares y albergues. Salen a tomar algo y aprovecho para leer con tranquilidad hasta la hora de la cena. Las chicas cenan fuera, pero aparecen a y con los postres, más una botella de vino que les regalo un peregrino con el que caminaron el año pasado y hoy han decidido abrirla, la comparten, un vino blanco francés extraño para mi paladar, solo tomo un par de sorbos tal y como les pedí que me pusieran.


Pasamos buenas horas de conversación, los cinco que vamos a dormir estamos en la cocina y carece de sentido hacer un silencio más temprano cuando nadie muestra deseos de ir pronto a dormir ni nadie piensa madrugar mañana. 
Viernes 31.10.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Monreal. Tras una noche fría la mañana no termina de serlo, pero muy húmeda, todo dentro de una cerrada niebla. Me falta del frigorífico medio cartón de leche, alguien ha podido pensar que era de uso común. No, a una de las chicas le faltan dos bocadillos que por la noche dejó preparados para comer durante la mañana, otro nota en falta un cargador de móvil, un tercero una navaja. Alguien nos ha hurtado cosas durante la noche, pequeñas sustracciones sin importancia obra de un aficionado mangante que ha ido a por lo que tenia más a mano en vez de emplearse en serio con las cosas que seguro merecen más la pena pero ha considerado más arriesgadas.

Me salgo del Camino Francés, desde ahora veré muy pocos peregrinos, ayer que nos conste, este camino lo usaron solo 4 personas. A falta de referencias de gente en sentido contrario estoy a punto de perderme en un par de ocasiones, carezco así mismo de plano de Navarra y unos guardias civiles a los que pregunto no me aclaran tampoco mucho, con explicaciones vagas y confusas más pendientes ellos en preguntarme a mi que en responderme.

De nuevo me cuesta avanzar, como me pasó ayer, pero ruedo al menos hasta el siguiente punto con albergue. He de ir a por la llave tal y como me dijeron, nadie por las sendas y caminos, nadie en el albergue con lo que sospecho que podría pasar la noche solo. Este es de pocas plazas, simple y sin encanto, proporciona, eso sí, un techo ante la anunciada lluvia y protección al frío que se deja ya notar. Unos radiadores portátiles repartidos por el dormitorio dan noticias de noches pasadas frías. Compre pan nada más pisar el pueblo y me queda comida de la que compre en Logroño, al menos para unos días más. Como solo, en la cocina, sin el bullicio de otros días y sin tener que disputar un fuego o una cazuela a nadie. No veo la amabilidad de otros lugares por los que he pasado en estas tierras. Indicaciones secas, gentes poco simpáticas en general.

A primera hora de la mañana, el ciclista de Pamplona, alma en pena del Camino que lo recorre dice que ya 14 veces creo que por que no tiene que hacer ni a donde ir, me dice si me molesta que ruede conmigo. Le advierto que mi ritmo es pausado, que paro cuando y donde e viene en gana para hablar con la gente, ver alguna cosa o por que si. Que dudo pueda ser buen compañero pero que el Camino es de todos y que el valla por donde le venga en gana, que me deje atrás y me espere en mis destinos si lo que busca es modo de no estar solo. Rodamos juntos hasta Santa Maria de Eunate y la veos juntos. Al salir de allí le digo que mi intención es parar en Monreal y si ando sobrado de ganas y no es muy tarde iría hacia Sangüesa cosa que dudo por la distancia y la inexistencia de albergues entre ambas poblaciones, que allí nos vemos si quiere y así nos despedimos.

Algunos kilómetros más tarde hay un desvío que va hacia Pamplona y sospecho que el lo tomará, cosa que se cumple. En Monreal donde dijo que nos reuniríamos no hay sombra de el. Egoistamente pienso que mejor para mi. Por variadas razones. Si un claustro no esta “enclaustrado”, encerrado entre paredes, ¿toma ese mismo nombre o recibe otro?, por que el de Santa Maria de Eunate rodea el edificio en vez de estar intramuros. Tampoco se si el nombre arquitectónico lo toma por el hecho de estar encerrado o si es a la inversa, que algo encerrado recibe el nombre de la construcción. No dispongo, cuando escribo esto, de conexión a la red para saciar mi curiosidad y espero poder hacerlo si antes no lo olvido cuando tenga oportunidad.


Un poco de Deuteronomio con padres apedreando a hijos por gandules y glotones me lleva a una siesta con todo el edificio para mi solo disfrute. Curiosa la excepción de mutilación como sanción que queda fuera del Talión.

Finalmente no estaré solo, aparece Michel, francés que viene caminando desde Toulouse, el cena fuera en el bar de la plaza pero tras la cena hablamos un poco, no se aún como, yo no se francés y el no sabe español, ninguno de los dos lo suficiente de inglés, pero nos entendemos.

Me da información, en serio, sobre el Canal Midi que me recomienda use para ir desde Toulouse hasta Narbona, la idea me parece genial, teniendo en cuenta una serie de factores. Uno, en las carreteras secundarias, que son las que busco, francesas, el arcén es inexistente, dos, los conductores no se distinguen por su respeto a los ciclistas según e han informado cicloturistas con los que he conversado estos meses, tres, el canal me garantiza un trazado plano con pocas o ningunas cuestas, cuatro, introduce y saca de las ciudades sin líos de indicaciones y sin tramos donde en ocasiones, me ha sucedido, las carreteras secundarias se funden con autovías, y algunas más que seguro olvido con un ataque de emoción que siento al verme rodando por tan hermoso canal. Lo conozco solo por un reportaje que pude leer en el National Geographic y que me enamoró, no se como he sido capaz de olvidar la existencia del mismo.

Mi compañero de albergue se retira a dormir muy pronto para mi, Al rato se abre la puerta y comienzan a entrar solos o por grupos gentes del pueblo. Resulta que por la puerta del albergue que da a la calle y una vez dentro a través del vestíbulo del mismo, se accede a un salón, que permanecía cerrado y no reparé en el, donde no se cuantas veces por semana usan para ensayar un coro local. Leyendo en la cocina, con un descafeinado con leche mientras escucho los ensayos del coro paso un rato espléndido, la mar de entretenido. Al salir cuando terminan su ensayo tengo ocasión de conversar con algunos de ellos mientras nos fumamos un cigarrillo en la puerta. Con sueño, ahora sí, me retiro a mi litera a dormir.

Jueves 30.10.14 Invirtiendo el Camino Francés. Puente la Reina. La mala noticia es que a partir del domingo se espera lluvia, por varios días seguidos. Pero la cosa no se queda ahí, la cota de nieve esta a 1500 metros y Somport, por donde he de cruzar, esta a 1.640.

El sube y baja de ayer hoy me ha pasado factura, las piernas congestionadas, pero como necesito una receta para retirar mis gotas de los ojos, me lo tomo con calma, paro en Puente la Reina y pido cita al médico, me la dan para las 13:50, con la espera de rigor ya me quedo aquí a pasar el día. El albergue, este será de los últimos que pise, está en un seminario, en edificio aparte, es sencillo y cómodo, con horario poco rígido, para el silencio y para abandonarlo por la mañana. Me aprovecho del acceso a una cocina que en tiempo no disfrutaré y me preparo una copiosa comida que sorprendentemente, no se de que me sorprendo con lo mucho que como ahora, la engullo con rapidez. Se me está terminando el descafeinado y quiero comprar esas cosas antes de cruzar la frontera, lamento la falta de espacio por cargar también con una botella de aceite que no me entra por mucho que me esfuerce.

Termino de escribir a Lev y le explico lo inteligente de mi modo de actuar, rodando por Andalucía en verano para ir a hacer la cara norte del Pirineo ahora que empiezan los fríos y nieves. Por fortuna no es biológico y con suerte poco le habré contagiado de mi absurdo modo de obrar.

Tras salir del médico me acerco a la oficina de información turística que permanece abierta a medio día, ya compre pan nada más pisar el pueblo, allí me informan de los albergues que el camino tolosano en su parte navarra siguen operativos, uno esta todo el año y el otro cerrara en diciembre, si bien me advierten que los puedo encontrar cerrados y he de ir a buscar la llave. Dos hermanas que aparecen por el albergue del pueblo para preguntar no se que y desde allí tomar un autobús que les lleve a Pamplona y desde allí a Jaca, donde dejaron su coche estacionado, me confirman esos extremos, que están abiertos pero que hicieron noche solas y en uno de ellos fueron a por la llave. Otros dos peregrinos que me tropiezo horas más tarde, estos pasarán la noche en otro albergue del pueblo, más de lo mismo.

Este albergue lejos de llenarse en estas fechas tampoco permanece vacío, alguna gente recala aquí pero todos llegan desde Roncesvalles. Tres jóvenes que caminan junto a un señor ya maduro, se conocieron hace un par de jornadas y unieron sus pasos. Un tipo inmenso, con una tripa descomunal, de Elche, resopla y nos amenaza explicitamente de su apnea de sueño, avisados estamos. El coreano de rigor, un ciclista de Pamplona, otro de no se donde, una chica alemana, una pareja creo que italianos y que solo hablan entre ellos, la fauna de cada día.

Uno de los hospitaleros voluntarios, son de una asociación local, me pregunta si he visitado ya la iglesia, esta es de Santiago y lo tenia previsto por lo poco leí en un folleto del Camino a su paso por Navarra. Me recomienda verla y no me defrauda, la nave central es digna de verse, su techo soberbio. Allí coincido con un hombre de un pueblo riojano que camina desde Pamplona hasta su localidad por la que pasa el Camino, regresamos juntos, tras nosotros la pareja creo que de italianos que andaban por la iglesia igualmente.

Más muestras de las guerras carlistas, en esta ocasión son unas aspilleras para los tiradores en la fachada del seminario desde donde se combatió en más de una ocasión, encontrándose Puente la Reina entre Estella y Pamplona fue escenario de muchos enfrentamientos. Alguna placa por el pueblo habla de batallas libradas en sus calles, ley sálica o pragmática sanción y toneladas de muertos, un sinsentido. A todo esto Fernando VII todo un genio. Alguna imagen de las que me salen por los carteles o de las que vi en el Museo Carlista de Estella la conocí en una edición ilustrada de los Episodios Nacionales. Incomoda de leer por su formato me limite a hojearla viendo sus ilustraciones, mapas y notas, los Episodios los leí tiempo antes en ediciones de finales del XIX con hojas amarillentas de tacto fino y suave, encuadernados en piel algunos, otros en una tela roja.


Otro rato de charla en el albergue hasta la hora de dormir, con el ciclista de Pamplona, el riojano que viste una de esas chaquetas de chándal a la que se le podían quitar las mangas por debajo de los codos y que hacia años que no veía, olvidé que eso en un tiempo fue moda, se nos une el joven que viaja con las dos chicas. Unos comienzan una partida de cartas de un juego que no conozco, parece sencillo. Mucho antes de la hora de apagar las luces que ando en la cama leyendo hasta que me vence el sueño.