Domingo
09.11.14 Las Galias V. Lourdes. Dos mantas no han sido suficientes
para el frío de la madrugada, he buscado y puesto una colcha sobre
estas para entrar en calor. La calefacción esta apagada y se nota.
El día amanece con lluvia. Un periódico que hojeo más tarde me
desalienta con una semana entera que se anuncia con lluvias. Se que
con lluvia avanzaré muy poco y se que he de alejarme del pirineo y
buscar la costa mediterránea tan pronto como pueda. Si siento frío
con estas temperaturas no me quiero imaginar cuando el otoño avance
y se aproxime el invierno, cuando no solo nieve en las cumbres y
tenga que buscar donde dormir en pueblos nevados y sin techo que me
cobije. Por poco que sea, cada uno de los días de esta semana he de
avanzar en dirección al Canal Midi y por este a Carcassone y
Narbona.
Anoche
dejé la leche que compré en el frigorífico, que estupidez con la
temperatura que tiene la cocina. Esta mañana, esta, la cocina,
estaba cerrada y he salido a tomar un café fuera. La lluvia no es
intensa pero si constante y el cielo no anuncia ningún claro. Tras
el café regreso a la casa y allí ya desayuno con la gente levantada,
no madrugan a mis horas lo que es razonable. Tengo costumbre de
despertar a las 6.
Tras
el desayuno voy a visitar el santuario, anoche pasee por los jardines
casi a oscuras, no eran más de las 7 de la tarde pero esto es
Francia y a esa hora y en este lugar eso es noche. Hay visitantes, no
se ve una multitud pero no se puede decir que este vacío. Los
comercios del camino anuncian sus mercancías marianas, también los
restaurantes, en italiano, español y portugués que han de
representar la principal fuente de turistas o devotos. Visito una
tras otra las iglesias que forman parte del conjunto, veo capillas
dedicadas al santoral entre las que me llama la atención la de Juana
de Arco así como una a Pio X que me hace sonreír. Escuche en una
ocasión una historia relacionada con el nombre de este santo, un
padre que seguro lo era de múltiples hijos, ante el nacimiento de
uno más y sin ganas de complicarse en exceso la vida, fue a mirar el
calendario, para ponerle el nombre del santo del día en que su hijo
vino al mundo y asunto resuelto. El hijo termino llamándose SPioX, al
recordarlo no dejo de sonreir, original es el nombre, no me cabe
duda.
A
las 11:15, en la cripta, se celebra misa en español, cada día. Allí
veo a compatriotas, algún latino y gente que me consta por sus ropas
y peinados son residentes en Francia pero escuchan misa en su lengua
materna. La cripta esta completamente llena, los fieles ocupan el
pasillo que desde el exterior llega hasta ella. Fuera llueve.
Pasé
por la oficina de información. Al verme peregrino, se interesan
por mi alojamiento, les digo que esta solucionado. Me consta que
ellos disponen de un albergue pero también tengo noticias de los
precios que se gastan. Estoy bien donde me encuentro, es misterioso,
místico y confortable. No todos los días puede uno comer bajo el
retrato de un Gran Maestre. Conozco poco de esta orden pero me
comprometo a investigar. No de la originaria, que de esa si se algo.
Me refiero a la actual. Que a buen seguro sera un batiburrillo no
exento de interés, gentes pudientes metidas a hacer obras de caridad
con disfraces y grados. Mitad masones mitad rotarios. Lo mismo ando
confundido, pero me huelen a eso. Por lo pronto soy benefactor de su
invento y eso me agrada.
Hoy
permanecen cerrados locales que ayer abrieron, no veo cerca nada
donde me ofrezcan wifi, la lluvia me desanima a buscar más por la
ciudad, ya tendré ocasión a partir de mañana a viajar bajo esta,
hoy prefiero mantenerme seco, yo y mis prendas. Me meto tras la
comida en la cama a leer un rato y entrar en calor. Las manos se enfrían y tan pronto se ponga el sol se a ciencia cierta que el frío
se hará más presente.
A
pesar de que no tengo planeado ir al cine, la oferta aquí es muy
“pía”, películas de contenido religioso o espiritual, vida de
Santa Bernadette incluida, subtitulada y/o doblada a varios idiomas.
Mirando los escaparates de las librerias busco títulos conocidos,
por ver si en algo coinciden los gustos o las promociones editoriales
a ambos lados del Pirineo. Dolo encuentro un título de autor
conocido. Es de Almudena Grandes, “Le lecteur de Jules Verne”,
resulta curioso que este fúe de los últimos libros que lei en casa
poco antes de emprender mi viaje.
Una
tarde de domingo de noviembre en Lourdes puede ser una de las cosas
mas aburridas que pueda imaginar. El tiempo no acompaña para que me
decida a visitar el castillo, el tiempo y el precio que me cobrarán
por la entrada y que honestamente dudo me compense el esfuerzo
económico. Me he enterado que este fin de semana se han reunido aquí
todos los obispos de Francia. Me voy enterando por frases y miradas
el origen del enfado de la muchacha que anda por la casa. Estoy
convencido que siente algo por el chico que me abrió la puerta ayer.
Este anda pensando, por lo que entiendo, marcharse a Barcelona, el,
no ellos. La cara de ella, cuando el habla de estas cosas con otro de
los que están por aquí, es todo un poema.
En
la breve siesta que he dormido he tenido una pesadilla. Me he
despertado sobresaltado y no dejo de darle vueltas al motivo de mi
angustia en el sueño cuando se trata de algo que la realidad ya ha
superado en hechos. Seguramente la herida abierta que dejó esta
lejos de estar curada. La otra parte del sueño es un puro absurdo,
donde veo correr, atados entre ellos y por una carretera a una
gallina con un gato grande y pelirrojo. Los alcanzo y mantengo
sujetos para cortar la cuerda que los mantiene unidos. Ya de cerca
veo que no se sienten mal asi, atada a la cuerda va una bandera
blanca. Inhiesta y oscilante al viento. Les siguen corriendo dos
cachorros de perro. ¿Que narices puede significar esto? Decido salir
a tomar el aire y despejarme. Se ven claros al norte. La tarde es
fría, ayer bajo el termómetro a los 6 grados y hoy se espera lo
mismo. Esta noche tendré la colcha puesta desde el principio.
Me
cruzo con un grupo de brasileños, la guia que les conduce enarbola
una bandera en el estremo de un baston de esos de caminar por el
monte. Por aburrimiento les sigo un rato, van hacia el santuario,
como no. Les dejo y entro a comprar una beguete para la cena. Comí
pronto y cenare pronto, más tarde retomare mi lectura bíblica con
la esperanza de que terminen de una vez las carnicerias de animales y
personas de los primeros libros. Tras cada sacrificio de animal, la
sangre de este, es derramada por el altar, por el suelo y las
cortinas que lo cierran. Es facíl imaginar la pestilencia de ese
altar y las nubes de moscas que les siguen a donde vallan. Más si
tenemos en cuenta las temperaturas de esas zonas de desierto por las
que anduvieron y la escasez de agua para poder lavar todo lo que se
pasan el día ensuciando con sangre de pobres bestias. Entiendo que
todo esto ha de ser leido con una visión teológica, pero por mucho
que me esfuerzo no la logro encontrar. Creo que pueden y deben
existir maneras más sencillas, menos rebuscadas, de trasmitir un
mensaje de amor y fraternidad entre los hombres.
Como
contrapunto, en el sermón de hoy, se hablo de la expulsión de los
mercaderes del templo. Eso dicho en un templo que es un inmenso
supermercado no deja de resultar cuanto menos sorprendente. El
asunto, por lo visto, aclara el cura, es que el mercado este fuera
del templo y no dentro. ¿Donde termina el templo en Lourdes? ¿y en
Fatima? Y de todo lo que se hace en el templo ¿cuantas cosas son
mercado? No lo comprendo bien. Que conste que no hago una
aproximación crítica, solo quiero entender. O al menos convencerme
que ellos lo entienden. Igual es que mi mente es obtusa y torpe, no
esta preparada para comprender según que cosas. Dicho sin sarcasmo.