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miércoles, 3 de febrero de 2016

Hola.

He escrito algún nuevo post.

Seguiré escribiendo nuevos.

Pero será aquí.

deunladoaotroblog.wordpress.com


Gracias.

viernes, 12 de junio de 2015

Jueves y viernes 11 y 12.06.15 Bratislava. Llega un momento en que el camino que me conduce a la ciudad se va integrando en esta como si fuera un gran parque, en una sencilla transición que solo percibes por que te vas encontrando más gente que ha salido de la ciudad a pasear en sus bicis, a hacer deporte corriendo, a patinar y así sin sentirlo entras en el área metropolitana con sus zonas de recreo junto al río.

La parte que rodea a la ciudad por la que entro no muestra uno de esos suburbios feos y sucios y el centro histórico donde he encontrado un hostel no me parece el de una gran ciudad ni una capital de país. Tengo la sensación de estar en una ciudad pequeña o pueblo grande.

Logré, al fin, mi propósito de tener mis cosas protegidas de la lluvia. Feliz. Y a mejor precio que si me espero para adquirirlas por Austria, Alemania o Suiza, sin duda. En Budapest me robaron, en el hostel infame sucio, apestoso y ruidoso del barrio judío, mi linterna de la bici. Cuando Paco, me preparó la bici me puso las mejores ruedas que tenia, el mejor sillín, me puso la canasta delante, me dio un par de cámaras, una infladora, no se que cosas más y una linterna para la bici. Con la pérdida de la misma no es que no tenga el objeto, que no lo tengo, es que me han quitado algo que no compré y no tenia el valor de los pocos euros que costó, me han quitado el regalo de una persona de gran generosidad y sobre la que tengo una deuda eterna de gratitud. He repuesto la luz, no por que necesite iluminarme con ella cuando me detengo por las noches, que no la uso, ni por que circule por la noche con la bici. Es simplemente que necesito que se me vea cuando he de cruzar un túnel.

Según las previsiones meteorológicas que he consultado, los próximos días me encontrare con lluvias en Austria, precios a partir de ahora que podría definir como incómodos siendo generoso y optimista y a pesar de lo poco que he rodado desde que salí de Budapest, diversas circunstancias de índole personal me hacen sentirme muy cansado, fatigado, emociones que producen cierto desgaste emocional. Decido quedarme en Bratislava dos días en el maravilloso hostel de Igor. Lavar ropa, darme duchas, dormir sin preocupación, hacer compras de provisiones y alguna pequeña cosa que preciso, etc.

Tiene Igor un hostel donde me he sentido como un invitado en su casa, con montones de atenciones que sobrepasan lo que se puede esperar de un establecimiento. Hablamos de la posibilidad de usar este lugar como cuartel de invierno ya que se podría ajustar a mi economía, teniendo la comodidad de moverme con euros y dentro del espacio de la Unión Europea con lo que eso me supone de ventaja si pretendo mi siempre aplazada revisión oftalmológica.

En el hostel me he encontrado con un grupo de cinco amigos que viajan en bici dirección a Budapest. Si ya con Igor he sentido la comodidad de poder comunicarme en mi idioma, el tener a cinco paisanos más con los que conversar supone toda una festiva novedad. Encantadores. Cervecita en la terraza del hostel al caer la tarde y poder cebarme al disponer de cocina a placer.

Susana y su gente, un abrazo.


La noche no será lo plácida que esperaba. Hace calor, me picaron algunos mosquitos y por la ventana que da a la calle he tenido que padecer las voces de un grupo de jóvenes que decidió pasar la noche justo debajo y hacer el ruido sin el cual parece que no somos capaces de pasarlo bien. Por otro lado comparto dormitorio con, entre otros, un japones ya con cierta edad que anda con el horario cambiado, durmió toda la mañana y parte de la tarde para poder salir de noche. Regresa de madrugada y yo tengo el sueño ligero. Resultado, he dormido poco y a ratos. Igor tiene solución para la segunda noche. Gracias Igor.

Me gusta lo que veo en las estanterías de los supermercados que recorro, y pruebo alguna especialidad local de comida envasada que no esta del todo mal, esto pinta bien.


Con la disponibilidad de wifi intercambio algún discreto correo, de tanteo más que nada, con Marga, así como una emotiva charla en skype. Veremos que sucede con todo esto...
Miércoles 10.06.15 Cilistov. Esta noche dormiré bajo techo y sin montar la tienda. Esto supone menos tiempo por la mañana en recoger bártulos y la aburrida espera a que se sequen para plegar cada cosa. Me sobra el tiempo pero esa actividad me desespera. Por otro lado me supone ponerme loción para los mosquitos que evita que me coman pero no su desagradable sonido. Ninguna de las dos soluciones es perfecta, simplemente las alterno y listo. Bueno, lo mejor es cuando duermo en tienda y esta no amanece empapada, pero junto al río eso es una fantasía.

Me detengo en Cilistov a escasos 20 kilómetros de Bratislava. Dejo esa distancia para hacerla mañana en un rato y así disfruto del tejado de un club de piraguas. Con eso dispongo de unas horas por la tarde que paso entretenido medio charlando con uno del pueblo que me habla en eslovaco o húngaro, a saber, y al que le respondo en español. La conversación a buen seguro es surrealista. Otro rato con dos mozas del pueblo que salen a pasear su perro y el resto de la tarde lo paso viendo conejos. Gordos, inmensos. Son dos. Cuando me ven la primera vez salen despavoridos. Aparecen al momento, se acercan más y cuando se alejan ya no lo hacen en una huida. Aparecen y desaparecen. Son ruidosos y los veo aproximarse por el movimiento que transmiten a la alta hierba aún sin segar de la zona que circunda el club de canoas. Ceno opiparamente. Fruta de postre y un par de galletas con chocolate para rematar. Me retiro pronto a intentar dormir, se que tendré luz pasadas las cuatro de la mañana y que desde entonces lo mismo me costará volver a conciliar el sueño.

Desde que salí de viaje siempre he tenido algo expuesto a la lluvia. Desde el principio carecía de prendas adecuadas de protección y mis bolsas que si lo eran me fueron robadas. Desde entonces he ido poco a poco solventando el asunto como he podido. Primero un par de bolsas, más adelante otra, después la chaqueta, el pantalón, calzado que me aprieta por que no es de mi talla pero que cumple su cometido, etc. Me encuentro próximo a lograr las alforjas delanteras y con ellas, toda mi impedimenta y mi persona estará finalmente preparada para soportar una lluvia sin que nada se moje. Tengo la dirección de una tienda de Bratislava y mañana puede ser ese gran día.


Casi me olvido, la población, el pueblo, es algo más parecido a una zona residencial de la Capital, por su proximidad y por el tipo de casas que veo. El río cerca y un par de canales hacen del lugar un conjunto bonito y tranquilo donde la gente dispone de embarcadero frente a su casa. Pasean a pie, en bici y alguno que otro solo o en grupos reman en sus canoas. Precioso.
Martes 09.06.15 A 5 kilómetros pasado Komárno, junto al río. Tras meses manejando hasta un total de 8 monedas diversas regreso con alegría al euro.

Cambio y logro buen cambio de moneda casi en la misma frontera, aliviado de deshacerme de los florines y con eso cruzo el puente para plantarme en Eslovaquia. Si bien esto fue parte de Hungría hasta el final de la primera guerra mundial y hay pueblos donde se sigue hablando húngaro el cambio es notable. Otra arquitectura, supermercados con un surtido de artículos más variado y de algún modo siento como que es todo más luminosos. Ojo que el paisaje húngaro me ha encantado, sin duda más que el que me voy encontrando junto al río hoy. En cuanto a la gente no noto diferencia, si es que la hay que seguro tiene que haberla.

Junto al río hay un dique y es sobre este por donde pasa la Ruta 6, en ocasiones con un exceso de información del todo innecesaria para un poco más adelante encontrarte con una total sequía de indicaciones, suele ser en los lugares donde esta sería más necesaria, pero las cosas son así, que le vamos a hacer. Por otro lado imposible perderte en un camino que va paralelo al río. Si te extraviaras, poco más adelante el camino sale a tu encuentro. Eso si, se puede llegar a hacer monótono por estas tierras, cuando un dique de 30, 40 o más kilómetros no tiene otro atractivo que el notar como el río esta más alto que las tierras que van a tu derecha y que sin el dique todo eso estaría inundado y el río formaría unas marismas de gran anchura.

Ya por los precios, que si bien aquí no son altos, ya dejaron de ser tan bajos como en Serbia y en parte por Hungría, pero también por que en las tiendas tengo mucha más oferta de artículos, dejo definitivamente de tomar alguna comida en bares y similares y regreso con alegría y ahorro a prepararme mis cosas de comer.

Al ir acampar, pregunto y me indican con gestos las señales de las crecidas del río, comprendo el riesgo de acercarme mucho al agua pero desconozco como y cuando se producen esas crecidas. Tan pronto monto la tienda, en apenas unos minutos el tiempo cambia de golpe. Fuerte viento arrastra nubes cargadas, truenos y una tromba de agua intensa. Al abrigo de la tienda voy mirando que esta gotea cuando la lluvia comienza pero una vez el doble techo esta cubierto por una lámina de agua, la pendiente del mismo, hace que el agua escurra hacia el suelo sin entrar en la tienda.


Con las malditas obsolescencias programadas, deberían ser ilegales y creo que en Francia las van a sancionar, y con que el material de camping se fabrica para un uso esporádico y no intensivo y continuo, tengo que asumir que el material se me deteriora a mayor ritmo de lo que mi economía es capaz de asumir y sustituir. Pronto deberé plantearme unos ahorros para cambiar mi tienda por otra y me aleja de mi deseado nuevo catre, mucho más ligero y menos voluminoso que el sarcófago con el que viajo.
Domingo y lunes 07 y 08.06.15 De Budapest a Basaharc. Cosas feas. Malas. Que no tenian que haber sucedido, pero la vida es así y pasan.


No tengo ganas de escribir sobre ello. Ni quiero tener que recordarlo más adelante si lo leo. Salgo el lunes de Budapest, solo, en dirección a Esztergon donde quiero cruzar a Eslovaquia, por el camino y no lejos de allí, donde una barca cruza el río, me detengo a acampar. Chaparrón nada más montar la tienda... y poco más.
Sábado 06.06.15 Budapest. Noche infame. A diferencia del otro día con el jazz, anoche padecí un directo de otro tipo de música y a otro volumen con el que fué imposible dormir. Mucha más gente también y más ruidosa que hasta las cinco de la mañana permanecieron en los bajos del hostel. Salgo de el agradecido para mudarme al que reservó Marga para los dos. Nada que ver con el que dejo, este es limpio, tranquilo y relajado. El caso es que apenas si cuesta un par de euros más por persona y día, pero yo por principio me vengo alojando siempre en lo más barato que encuentro y así con todo haciendo un gran esfuerzo.

La cocina de este hostel es un lujo, por su espacio, equipamiento y por lo fresca que es, esta bajo tierra, en un semi sótano. En el patio tenemos mesa de ping pon y dentro billar y futbolín. Lo usaré por la noche con Marga, por cierto, me da una paliza con el ping pon que yo me desquito ganándole con el futbolin.


La esperé en el aeropuerto. Llega cansada y con molestias, veremos como nos organizamos a partir de hoy para las vacaciones.
Jueves y viernes 04 y 05. 06.15 Budapest. La ciudad tiene mucho por ver y mucho bonito. La paseo, la disfruto sentado en un banco del parque o una terraza, comiendo algo mientras camino o veo la vida pasar. Mucha gente joven, muy vital, mucho ambiente en sus terrazas ya con estos calores, mucha bici, de todo tipo y usadas para mil cosas. Me agrada su ritmo pero como espectador, siento que soy forastero a cada instante.

En la mañana vi caer una intensa y corta tormenta con el desayuno, al rato salio el sol y sin más señal de tormenta en todo el día, calor, mucho calor. Se nota en los dormitorios que se encuentran en el último piso y el sol castiga directamente unos tejados más preparados para la nieve que para el azote veraniego que ya casi tenemos encima.

El viernes asisto a un espectáculo. No se la periodicidad del mismo, si es semanal, mensual, el caso es que se trata del día donde la gente saca a la calle sus enseres para ser retirados por los servicios de limpieza, pero entre una cosa y la otra las calles se convierten en una especie de rastro gratuito. Se rebusca entre esas basuras un sillón que otro usará, una lámpara, una radio de madera de hace a saber cuantos años y que será puesta en venta en un mercadillo o adornará un estante de un bar. A parte de los particulares que rebuscan en los montones me encuentro con los profesionales. Llegan pronto a los montones, separan lo que les pueda interesar y sentados en una silla esperan horas y horas que la furgoneta familiar pase por el lugar para cargar las mercancías seleccionadas. Los servicios de recogida tardarán en pasar y hay tiempo.


He recorrido la zona de Pest y desde allí visto Buda al otro lado del río, ya lo cruzaré mañana o pasado. Me pasa otro tanto con el parlamento, su mejor vista es desde el otro lado del río y con este formando conjunto. Tengo tiempo.