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martes, 4 de noviembre de 2014

Viernes 31.10.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Monreal. Tras una noche fría la mañana no termina de serlo, pero muy húmeda, todo dentro de una cerrada niebla. Me falta del frigorífico medio cartón de leche, alguien ha podido pensar que era de uso común. No, a una de las chicas le faltan dos bocadillos que por la noche dejó preparados para comer durante la mañana, otro nota en falta un cargador de móvil, un tercero una navaja. Alguien nos ha hurtado cosas durante la noche, pequeñas sustracciones sin importancia obra de un aficionado mangante que ha ido a por lo que tenia más a mano en vez de emplearse en serio con las cosas que seguro merecen más la pena pero ha considerado más arriesgadas.

Me salgo del Camino Francés, desde ahora veré muy pocos peregrinos, ayer que nos conste, este camino lo usaron solo 4 personas. A falta de referencias de gente en sentido contrario estoy a punto de perderme en un par de ocasiones, carezco así mismo de plano de Navarra y unos guardias civiles a los que pregunto no me aclaran tampoco mucho, con explicaciones vagas y confusas más pendientes ellos en preguntarme a mi que en responderme.

De nuevo me cuesta avanzar, como me pasó ayer, pero ruedo al menos hasta el siguiente punto con albergue. He de ir a por la llave tal y como me dijeron, nadie por las sendas y caminos, nadie en el albergue con lo que sospecho que podría pasar la noche solo. Este es de pocas plazas, simple y sin encanto, proporciona, eso sí, un techo ante la anunciada lluvia y protección al frío que se deja ya notar. Unos radiadores portátiles repartidos por el dormitorio dan noticias de noches pasadas frías. Compre pan nada más pisar el pueblo y me queda comida de la que compre en Logroño, al menos para unos días más. Como solo, en la cocina, sin el bullicio de otros días y sin tener que disputar un fuego o una cazuela a nadie. No veo la amabilidad de otros lugares por los que he pasado en estas tierras. Indicaciones secas, gentes poco simpáticas en general.

A primera hora de la mañana, el ciclista de Pamplona, alma en pena del Camino que lo recorre dice que ya 14 veces creo que por que no tiene que hacer ni a donde ir, me dice si me molesta que ruede conmigo. Le advierto que mi ritmo es pausado, que paro cuando y donde e viene en gana para hablar con la gente, ver alguna cosa o por que si. Que dudo pueda ser buen compañero pero que el Camino es de todos y que el valla por donde le venga en gana, que me deje atrás y me espere en mis destinos si lo que busca es modo de no estar solo. Rodamos juntos hasta Santa Maria de Eunate y la veos juntos. Al salir de allí le digo que mi intención es parar en Monreal y si ando sobrado de ganas y no es muy tarde iría hacia Sangüesa cosa que dudo por la distancia y la inexistencia de albergues entre ambas poblaciones, que allí nos vemos si quiere y así nos despedimos.

Algunos kilómetros más tarde hay un desvío que va hacia Pamplona y sospecho que el lo tomará, cosa que se cumple. En Monreal donde dijo que nos reuniríamos no hay sombra de el. Egoistamente pienso que mejor para mi. Por variadas razones. Si un claustro no esta “enclaustrado”, encerrado entre paredes, ¿toma ese mismo nombre o recibe otro?, por que el de Santa Maria de Eunate rodea el edificio en vez de estar intramuros. Tampoco se si el nombre arquitectónico lo toma por el hecho de estar encerrado o si es a la inversa, que algo encerrado recibe el nombre de la construcción. No dispongo, cuando escribo esto, de conexión a la red para saciar mi curiosidad y espero poder hacerlo si antes no lo olvido cuando tenga oportunidad.


Un poco de Deuteronomio con padres apedreando a hijos por gandules y glotones me lleva a una siesta con todo el edificio para mi solo disfrute. Curiosa la excepción de mutilación como sanción que queda fuera del Talión.

Finalmente no estaré solo, aparece Michel, francés que viene caminando desde Toulouse, el cena fuera en el bar de la plaza pero tras la cena hablamos un poco, no se aún como, yo no se francés y el no sabe español, ninguno de los dos lo suficiente de inglés, pero nos entendemos.

Me da información, en serio, sobre el Canal Midi que me recomienda use para ir desde Toulouse hasta Narbona, la idea me parece genial, teniendo en cuenta una serie de factores. Uno, en las carreteras secundarias, que son las que busco, francesas, el arcén es inexistente, dos, los conductores no se distinguen por su respeto a los ciclistas según e han informado cicloturistas con los que he conversado estos meses, tres, el canal me garantiza un trazado plano con pocas o ningunas cuestas, cuatro, introduce y saca de las ciudades sin líos de indicaciones y sin tramos donde en ocasiones, me ha sucedido, las carreteras secundarias se funden con autovías, y algunas más que seguro olvido con un ataque de emoción que siento al verme rodando por tan hermoso canal. Lo conozco solo por un reportaje que pude leer en el National Geographic y que me enamoró, no se como he sido capaz de olvidar la existencia del mismo.

Mi compañero de albergue se retira a dormir muy pronto para mi, Al rato se abre la puerta y comienzan a entrar solos o por grupos gentes del pueblo. Resulta que por la puerta del albergue que da a la calle y una vez dentro a través del vestíbulo del mismo, se accede a un salón, que permanecía cerrado y no reparé en el, donde no se cuantas veces por semana usan para ensayar un coro local. Leyendo en la cocina, con un descafeinado con leche mientras escucho los ensayos del coro paso un rato espléndido, la mar de entretenido. Al salir cuando terminan su ensayo tengo ocasión de conversar con algunos de ellos mientras nos fumamos un cigarrillo en la puerta. Con sueño, ahora sí, me retiro a mi litera a dormir.

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