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martes, 4 de noviembre de 2014

Sábado 01.11.14 Invirtiendo el Camino Tolosano. Sangüesa. El camino que recorro esta mañana me dicen que pasa por unos parajes de singular belleza, me lo cuentan al llegar, por que yo no logré verlos rodando todo el tiempo dentro de una densa niebla que e envuelve y limita mi visión a escasos metros. He de detenerme cada pocos minutos para limpiar mis gafas siempre mojadas por la humedad suspendida en el aire que me empapa la cara y me hiela las manos.

Nada más entrar en Sangüesa me tropiezo con una oficina de información turística donde obtengo un plano e información. Un café me ayuda a entrar en calor y me dirijo al albergue de peregrinos. La hospitalera es un encanto, portuguesa con muchos años viviendo en Navarra donde ya nació la pequeña de sus tres hijas, estas van pasando a lo largo del día, a verla o a llevarle la comida. Yo me preparo también algo para comer allí. Por la tarde y a pesar de ser festivo, la hija menor me informa, que un supermercado estará abierto, ella trabaja allí reponiendo los lácteos.

Al rato aparece Javier. Tiene un albergue cerca de Llanes, en el Camino del Norte, que cerró el 15 de octubre y no abrirá hasta marzo. Ahora hace el camino y más tarde irá a Madrid a pasar las navidades con su familia. Vamos juntos al supermercado y planeamos la cena entre los dos. Aparecen 3 mujeres de Pamplona. Algún fin de semana hacen rutas del camino por la zona, cuando pueden al menos una de ellas hace periodos más largos y conoce algo del camino francés pero se informa con nosotros de lugares y albergues. Salen a tomar algo y aprovecho para leer con tranquilidad hasta la hora de la cena. Las chicas cenan fuera, pero aparecen a y con los postres, más una botella de vino que les regalo un peregrino con el que caminaron el año pasado y hoy han decidido abrirla, la comparten, un vino blanco francés extraño para mi paladar, solo tomo un par de sorbos tal y como les pedí que me pusieran.


Pasamos buenas horas de conversación, los cinco que vamos a dormir estamos en la cocina y carece de sentido hacer un silencio más temprano cuando nadie muestra deseos de ir pronto a dormir ni nadie piensa madrugar mañana. 

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