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viernes, 12 de junio de 2015

Miércoles 10.06.15 Cilistov. Esta noche dormiré bajo techo y sin montar la tienda. Esto supone menos tiempo por la mañana en recoger bártulos y la aburrida espera a que se sequen para plegar cada cosa. Me sobra el tiempo pero esa actividad me desespera. Por otro lado me supone ponerme loción para los mosquitos que evita que me coman pero no su desagradable sonido. Ninguna de las dos soluciones es perfecta, simplemente las alterno y listo. Bueno, lo mejor es cuando duermo en tienda y esta no amanece empapada, pero junto al río eso es una fantasía.

Me detengo en Cilistov a escasos 20 kilómetros de Bratislava. Dejo esa distancia para hacerla mañana en un rato y así disfruto del tejado de un club de piraguas. Con eso dispongo de unas horas por la tarde que paso entretenido medio charlando con uno del pueblo que me habla en eslovaco o húngaro, a saber, y al que le respondo en español. La conversación a buen seguro es surrealista. Otro rato con dos mozas del pueblo que salen a pasear su perro y el resto de la tarde lo paso viendo conejos. Gordos, inmensos. Son dos. Cuando me ven la primera vez salen despavoridos. Aparecen al momento, se acercan más y cuando se alejan ya no lo hacen en una huida. Aparecen y desaparecen. Son ruidosos y los veo aproximarse por el movimiento que transmiten a la alta hierba aún sin segar de la zona que circunda el club de canoas. Ceno opiparamente. Fruta de postre y un par de galletas con chocolate para rematar. Me retiro pronto a intentar dormir, se que tendré luz pasadas las cuatro de la mañana y que desde entonces lo mismo me costará volver a conciliar el sueño.

Desde que salí de viaje siempre he tenido algo expuesto a la lluvia. Desde el principio carecía de prendas adecuadas de protección y mis bolsas que si lo eran me fueron robadas. Desde entonces he ido poco a poco solventando el asunto como he podido. Primero un par de bolsas, más adelante otra, después la chaqueta, el pantalón, calzado que me aprieta por que no es de mi talla pero que cumple su cometido, etc. Me encuentro próximo a lograr las alforjas delanteras y con ellas, toda mi impedimenta y mi persona estará finalmente preparada para soportar una lluvia sin que nada se moje. Tengo la dirección de una tienda de Bratislava y mañana puede ser ese gran día.


Casi me olvido, la población, el pueblo, es algo más parecido a una zona residencial de la Capital, por su proximidad y por el tipo de casas que veo. El río cerca y un par de canales hacen del lugar un conjunto bonito y tranquilo donde la gente dispone de embarcadero frente a su casa. Pasean a pie, en bici y alguno que otro solo o en grupos reman en sus canoas. Precioso.

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