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viernes, 12 de junio de 2015

Martes 09.06.15 A 5 kilómetros pasado Komárno, junto al río. Tras meses manejando hasta un total de 8 monedas diversas regreso con alegría al euro.

Cambio y logro buen cambio de moneda casi en la misma frontera, aliviado de deshacerme de los florines y con eso cruzo el puente para plantarme en Eslovaquia. Si bien esto fue parte de Hungría hasta el final de la primera guerra mundial y hay pueblos donde se sigue hablando húngaro el cambio es notable. Otra arquitectura, supermercados con un surtido de artículos más variado y de algún modo siento como que es todo más luminosos. Ojo que el paisaje húngaro me ha encantado, sin duda más que el que me voy encontrando junto al río hoy. En cuanto a la gente no noto diferencia, si es que la hay que seguro tiene que haberla.

Junto al río hay un dique y es sobre este por donde pasa la Ruta 6, en ocasiones con un exceso de información del todo innecesaria para un poco más adelante encontrarte con una total sequía de indicaciones, suele ser en los lugares donde esta sería más necesaria, pero las cosas son así, que le vamos a hacer. Por otro lado imposible perderte en un camino que va paralelo al río. Si te extraviaras, poco más adelante el camino sale a tu encuentro. Eso si, se puede llegar a hacer monótono por estas tierras, cuando un dique de 30, 40 o más kilómetros no tiene otro atractivo que el notar como el río esta más alto que las tierras que van a tu derecha y que sin el dique todo eso estaría inundado y el río formaría unas marismas de gran anchura.

Ya por los precios, que si bien aquí no son altos, ya dejaron de ser tan bajos como en Serbia y en parte por Hungría, pero también por que en las tiendas tengo mucha más oferta de artículos, dejo definitivamente de tomar alguna comida en bares y similares y regreso con alegría y ahorro a prepararme mis cosas de comer.

Al ir acampar, pregunto y me indican con gestos las señales de las crecidas del río, comprendo el riesgo de acercarme mucho al agua pero desconozco como y cuando se producen esas crecidas. Tan pronto monto la tienda, en apenas unos minutos el tiempo cambia de golpe. Fuerte viento arrastra nubes cargadas, truenos y una tromba de agua intensa. Al abrigo de la tienda voy mirando que esta gotea cuando la lluvia comienza pero una vez el doble techo esta cubierto por una lámina de agua, la pendiente del mismo, hace que el agua escurra hacia el suelo sin entrar en la tienda.


Con las malditas obsolescencias programadas, deberían ser ilegales y creo que en Francia las van a sancionar, y con que el material de camping se fabrica para un uso esporádico y no intensivo y continuo, tengo que asumir que el material se me deteriora a mayor ritmo de lo que mi economía es capaz de asumir y sustituir. Pronto deberé plantearme unos ahorros para cambiar mi tienda por otra y me aleja de mi deseado nuevo catre, mucho más ligero y menos voluminoso que el sarcófago con el que viajo.

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