Miércoles
13.05.15 Turnu-Magurele. Si ayer demoré mi salida por la tienda de
bicis y por tener que salir de Bucarest hoy me demoro igualmente, si
bien por causas muy distintas.
En
mi primer bosquecillo ruano he disfrutado de tranquilidad y no se por
que razón, al despertare con el sol, y aquí tan al este sale muy
temprano, me he quedado perezosamente en mi catre. A esto le ha
seguido el molesto desmontaje de la tienda y el tener que poner de
nuevo los bártulos sobre la bici. Cuando duermo bajo un techo no
desmonto las alforjas ya que están más seguras sujetas a la propia
bici. O eso supongo. El doble techo muy mojado de la humedad
nocturna, por dentro y fuera, mucha condensación parte de la cual he
intentado secar antes de ponerme a rodar.Por último, si bien ayer y
algo menos hoy, las espinas de las ramas y arbustos dieron buena
cuenta de i piel, al sacar la bici de la arboleda y por mucha
precaución que he puesto, he pinchado. La rueda trasera.
Justo
ayer hacia cuentas que si exceptúo la cámara que me pinzaron en
Coruña cuando cambié las cubiertas, desde Huelva que no he sufrido
ningún pinchazo y eso es rodar por casi media Europa. No esta mal.
Parte
médico. Mi pierna derecha hoy me tiene reservada dos noticias. La
mala es que comienza a doler desde la primera pedalada. La buena, que
ni de lejos como me dolió ayer, lo que resulta esperanzador.
Y
por fin comienzo a entablar conversación con los nativos. Tras el
pinchazo, al entrar en el primer pueblo y preguntar por una estación
de servicio que no hay, un par de hombres que toman café a la puerta
de un supermercado, me encuentran una bomba de pie con lo que logro
mejor presión que la que le pude poner con mi infladora de mano. Es
raro, muy raro, encontrar un bar o cafetería en un pueblo, eso existe
en las ciudades. Por los pueblos, aquí como en Bulgaria, lo más
normal, es que la tienda del pueblo te venda la cerveza, el refresco
o el café y tu lo tomes en la puerta del mismo.
Al
llegar a Alexandria o más tarde en las siguientes poblaciones
seguiré conversando con gente que me cruzo, me saludan o preguntan.
Gente que trabajó en España y conocen el idioma de sus años allí.
A
cinco kilómetros de Turnu-Magurele veo un lugar para hacer noche,
montar la tienda. No soy el único que lo ha pensado y me encuentro
con un cicloturista alemán. Decidimos acampar juntos y de este modo
ofrecernos compañía y mayor seguridad. Al momento nos visita la policía de fronteras, a pocos metros tenemos el río y este es
frontera. No nos ponen objeción alguna a pasar aquí la noche. Creo,
por lo que he leído en algún blog al respecto, en búsqueda de
información, que Rumania es el único país de la UE donde acampar
en terreno público es legal. O al menos, no ilegal.
El
compañero alemán va cargado como una mula. Excesivo todo el. Cubrir
alforjas estancas con fundas impermeables se me antoja un disparate y
veré uno tras otro.
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