Miércoles
22.04.15 Lüleburgaz. Más lluvia, intermitente, pero durante toda la
jornada. Yo feliz, dentro de mis prendas. Y seco.
Recorro
poblaciones con calma, dispongo de tiempo, si bien la nueva cantidad
de horas de luz me hace avanzar cada día una mayor cantidad de
horas. Me entretengo visitando mercados y hablando con la gente cada
vez que dispongo de ocasión.
Paro
en una estación de servicio por la tarde. No me mojo el cuerpo, pero
la visera poco hace para proteger mis gafas cuando el agua es
salpicada por los vehículos y esto me resta mucha visibilidad. En la
gasolinera me dispongo a merendar y, por cortesía, le ofrezco de mis provisiones al empleado. Este, literalmente, se las zampa. No
importa, he merendado y tengo una población cercana para el desayuno
de mañana, ahora lo que quiero es encontrar abrigo para dormir, y
este me lo proporciona el mismo empleado que se termino mis reservas.
Bajo un tejado de madera, con pilares de mamposteria de piedra que he
visto en algunas estaciones de servicio más y que usan los viajeros
como zona de picnic me ofrece alojamiento. Montaré bajo ese techo la
tienda, para protegerme del viento que sopla frío y con fuerza, si
bien dejo las puertas abiertas para compensar la condensación que
tantas prendas caladas de seguro han de producir durante la noche.
En
esa misma gasolinera tiene, en dos contenedores, montada la oficina,
el propietario de una grúa. Cuando llega tras un servicio, me ve y me
da conversación. Me quiere invitar a un té, pero no disponemos de
luz eléctrica, apagón, y terminamos tomando cocacola templada y sin
gas en sendas tazas y compartimos un par de cigarrillos, de esos
largos y estrechos que tanto gustan a los hombres de fumar, según
vengo observando desde que puse los pies en los Balcanes.
Comienzo
a notar una carga muscular por la zona de la rodilla derecha. Si bien
no es preocupante, me resta algo en rendimiento y me dará más
molestias cuando estoy de reposo o durmiendo, que cuando, caliente,
la uso para pedalear.
Ya
noto que estoy saliendo de Turquía, no por nada que pueda observar,
es simplemente mi sensación y como casi siempre que cambio de país,
se produce una mezcla de expectación ante lo nuevo y nostalgia al
dejar atrás tierras que igual la vida no me ofrece la oportunidad de
volver a pisar.
Y
me duermo pronto y cansado. Feliz de volver a rodar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario