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miércoles, 25 de febrero de 2015

Viernes 13.02.15 Benevento. ¿Ceno primero y me ducho después o al contrario? Finalmente opto por la primera opción y me meto en la cama a leer recién duchado en esta población que viene a ser el singular de Buenos Aires.

El día ha sido largo. Teniendo cocina en donde dormí, madrugo bastante y me preparo el desayuno dispuesto a salir con las primeras luces y sin tener que detenerme más de lo imprescindible para evitar cualquier retraso.

El camino, sin complicaciones, tan solo a unos ocho kilómetros de Benevento mi carretera se convierte por arte de magia en autopista y me hace dar algún rodeo en busca de un acceso alternativo que me demora un rato. Como me demora el encontrar la parroquia que ofrece hospitalidad que se encuentra muy apartada del resto de la población y tras una pronunciada pendiente para llegar a ese barrio. Cuesta arriba, por supuesto.

Casi lo olvido, la vía que unía Roma con Jerusalén por Constantinopla se llama “Gerosolomitana”, ahí queda eso.

La iglesia se encuentra cerrada y me dispongo a esperar. Finalmente llega el secretario de la misma y me acomoda. Hasta el momento el mejor hospital desde que partí de Roma. Por el barrio busco lugar con wifi sin fortuna, están por el centro, tampoco veo teléfono público, por saber si finalmente Marga vendrá o no, que a la broma los días van pasando y no se si debo apretar mi marcha o relajarla. Si llega el lunes me va a dejar sin aliento llegar a Bari, es posible hacerlo, pero sin dormirme y tragando kilómetros sin demora.

Cinco minutos tan solo me podré conectar finalmente a la red y apenas si leer los correos. Suficientes para saber que como pronto llegaría el miércoles, dándome con eso un respiro y pudiendo cubrir la distancia sin mayor complicación, casi relajadamente. Es un voluntario de la parroquia quien me ofrece conectarme desde su casa, próxima a donde me encuentro, pero tan solo dispone de un momento por que ha de marchar a no entiendo bien que cosas.

De regreso al hospital preparo una cantidad indecente de comida pensando que lo que no cene lo tendré mañana para desayunar, y por poco me lo como todo en la cena. Tras eso, un descafeinado que tomo en la terraza con el cigarrillo.

Ya duchado, hice igualmente colada a mano, pues no tengo tantas prendas por lavar como para usar la lavadora que me ofrece el hospital y voy tendiendo esas pocas cosas por los radiadores y a leer en la cama. Con todo, se me hizo algo tarde y la ducha me produce somnolencia, la ducha y el recorrido de hoy y que me levante a las cinco, todo sea dicho.

Desde que llevo las nuevas botas no he vuelto a tener los pies fríos. Me sorprendo ahora del tiempo que he aguantado con las otras de verano, ¡y suerte que las tenia! Que bien contento me puse cuando me las dieron.

Para mañana hay amenaza de lluvias durante los próximos días. Tendré ocasión de ver como se comportan bajo la misma. Por otro lado me he adaptado, o se han adaptado ellas a mi, o ambas cosas a la vez, rápidamente. Queda el pantalón pendiente, para que cada vez que deje de temer cada vez que el cielo se precipita sobre mi.


Con tan poco tiempo de acceso a la red no he podido consultar nada sobre la gerosolomitana ni ver por donde transcurre si bien temo que pase por el país que pase tras cruzar el Adriático me he de inflar a montañas. Las tomaremos con calma y sin prisas, y se caminará con la bici en la mano tanto como sea preciso.

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