Jueves
12.02.15 Alife. A pesar de madrugar, como de costumbre, lo que me
permitirá disponer del aseo a mi antojo mientras el resto de los
“compañeros” duermen, he de esperar un buen rato ya que la
puerta se abrirá tras el desayuno, que se demora hasta las 8:15 y aún
más tarde me retrasa la charla que tengo con la hermana responsable
de esta casa de caridad.
Con
todo esto se me va al traste la idea que tenia de llegar hoy a
Solopaca y me detengo, eso si, cansado, en Alife.
Tras
recorrer la población y ver lo que ofrece de interés me dirijo al
punto donde según mis notas puedo disponer de hospitalidad pobre.
Quien me atiende habla de un modo que me cuesta entender, pero lo
peor es que las indicaciones de hacia donde me he de dirigir son aún
más confusas cuando me dice izquierda señalando a la derecha y
viceversa y desorientado como esta el buen hombre que me indica una
dirección hacia el cementerio justo donde este no se encuentra.
Incluso me señala la puerta frente a el cuando la tiene a sus
espaldas.
Con
estas malas indicaciones y mis cargadas piernas voy lento hasta
alcanzar una iglesia, en pie y en condiciones, pero normalmente en desuso y algo apartada del pueblo. Allí me encontrare, llegamos a
la vez, con mi hospitalera, una voluntaria que mantiene en
condiciones unas estancias a espaldas de la iglesia. Por el libro de
registro veo que desde octubre ha estado sin visitas. Comprueba el
estado del agua caliente y me deja una estufa de gas encendida. Por
desgracia no queda gas en la cocina y por suerte dispongo de alcohol
suficiente como para calentar medio paquete de espaguetis que me ceno
con salsa de tomate y albahaca.
Apartado
del pueblo y algo cansado desisto de regresar a el, ya vi lo que me
interesaba que no fue mucho y la oficina de turismo tiene todo el
aspecto de llevar cerrada meses y si bien no dispongo de plano, tengo
en cambio unas notas del camino que pretendo recorrer mañana que he
completado con la información que un par de ciclistas amablemente me
facilitaron. Estos, me detuvieron para charlar y les interrogué,
después la conversación se demoro ampliamente lo que me sumó un
nuevo retraso a un día en que llegue a mi destino
desacostumbradamente tarde.
En
mis notas anteriores evitaba una carretera por que tenia información
que no tenia permitido el uso por los ciclistas. Pero ellos que la
conocen bien mi la recomiendan diciendo que si puedo usarla y que
dispone de un cómodo y amplio arcén.
Vencido
por el sueño, saciado por la copiosa cena y con el cuerpo caliente
gracias a la ducha y la estufa, me retiro pronto a dormir. Anoche me
costo mucho conciliar el sueño, perdí la costumbre adquirida por
los albergues del Camino de dormir entre el rumor o los ronquidos de
la gente y lo de anoche fue mucho más que rumor, entre toses de
catarros mal curados, los consabidos ronquidos y al menos uno que
hablo en sueños con voz bien alta.
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