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domingo, 8 de febrero de 2015

Viernes 06.02.15 Roma. Y tengo pasaporte. Hasta el 2025, o hasta que lo pierda o me lo roben.

Nada más salir del hospital me dirijo al consulado con el firme propósito de convencer a quien sea. No será necesario. Cuando llego y digo que vengo a ver si esta mi pasaporte, el funcionario sale al momento con el en la mano, me hace rellenar un impreso y tras identificarme con mi DNI me lo entrega.

He pasado antes días por Roma, pero o bien arrastrando la bici o con alguna misión que no me ha permitido hacer verdaderamente turismo. El día sale soleado, pero eso cambiara pronto y llueve, como estaba previsto, solo que sin la bici, sin prisa, sin tener que buscar donde dormir, la lluvia la veo de otro modo. Me refugio cuando aprieta y camino con la chaqueta puesta. Cuando caminas, vas erguido y de ese modo, las perneras de los pantalones se mojan muy poco, es al rodar con la bici cuando la parte de los muslos suben y bajan poniéndose en un plano perpendicular al agua y te calas. Son los vehículos con los que te cruzas los que despiden agua contra ti y te calas. Son otras las circunstancias. Así caminando me mojo muy poco. Visitaré alguna plaza y fuente, algún obelisco que tenia ganas de observar sin prisas, veré tranquilamente el Panteón. Y simplemente ir de la Plaza del Popolo hasta la de Venecia por la vía del Corso sin un palmo de lengua fuera por que necesito encontrar algo a tiempo o hacer una gestión como en pasadas ocasiones. Un placer. La lluvia desluce, o así me lo parece, pero no era la lluvia lo que me impedía disfrutar de las cosas, si no el modo en que he “vivido” la lluvia. El estar permanentemente calado, la lluvia más el frío, la incomodidad de caminar con unos pies siempre mojados. De cualquier modo, prefiero que deje de llover, no nos confundamos.

A medio día llamo a Margherita, me ha dicho que me acerque a su casa si puede ser hoy y hemos quedado a las 19:00, mi hora de regreso al hospital no ha de pasar de las 22:00 pero no vive lejos, en algo menos de una hora puedo cubrir la distancia paseando.
Grato encuentro y cena con mi querida Marga, se encuentra algo mal con su garganta. Mientras cenamos vemos parte de The Straght Storyde David Lynch, película de la que le hable y que me marco profundamente, en el sentido de desear viajar despacio. Pase un tiempo mirando catálogos de motocultores y pequeños tractores con Lev hace unos años y ahora sueño con poder disponer algún día de un motocarro de estos que tanto veo por aquí en Italia y convertirlo en una autocaravana low cost. La movería pocos kilómetros al día, por eso del combustible, pero el problema ya no es la compra, si no mantener su mecánica y el costo del seguro. En fin, un sueño, solo eso.

Me da la buena noticia, Marga, que posiblemente disponga de unos días libres en la semana del 16 al 22 de febrero, si es así igual rodamos juntos por el Adriático, desde Bari hacia el sur, hasta donde ella disponga de tiempo. De cualquier modo no tomaré el barco hasta que cobre mi pensión y eso no sucede antes del día 25 de modo que no me importa dejar Brindisi atrás y regresar el 22 hacia allí. Por otro lado me ilusiona la idea de compartir esos días con ella y vivir la experiencia de viajar acompañado aunque solo sea por unos días.

Mi simpatía hacia Marga va más allá del simple agradecimiento, que siento y mucho. Me gusta esta mujer y me siento especialmente bien cuando comparto tiempo a su lado. Tengo los pies en el suelo e historias como La Dama y El Vagabundo solo se dan en la factoría Disney.

Me dice que está enfadada conmigo. Por irme al hospital de peregrinos en lugar de alojarme en su casa. El tema lo soluciona invitándome a ir mañana a su casa, donde permaneceré hasta el lunes día 9 en que partiré por la Vía Francigena Meridional.


No he mencionado que ayer, Cesar, se me quejo de algunas cosas que no le terminan de gustar del funcionamiento del hospital, en confidencia. Hoy noto que el ambiente está tenso, no por el, que ya partió, si no entre Lorenzo y Ana, la hospitalera. Ni de lejos con el cálido que se respiró por aquellos días de Navidad con Ilaria y los otros peregrinos. Se nota que Ana no termina de estar cómoda y que alguna fricción se esta creando por aquí. Estoy contento de salir mañana. Me dicen que a las 8:30 estará por aquí Nicola, que mañana tienen organizado un recorrido por algunas iglesias y probablemente les acompañe si no me ponen pegas, sera un modo de conocerlas, de pasar la mañana con Nicola, que aprecio y de estar distraído hasta medio día. Con Marga he quedado en su casa a las 18:00 y dispongo de tiempo de sobra. 

Se siente mal de la garganta, congestionada. Aún así se empeña en preparar algo de cenar. 

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