Viernes
06.02.15 Roma. Y tengo pasaporte. Hasta el 2025, o hasta que lo
pierda o me lo roben.
Nada
más salir del hospital me dirijo al consulado con el firme propósito de convencer a quien sea. No será necesario. Cuando llego y digo que
vengo a ver si esta mi pasaporte, el funcionario sale al momento con
el en la mano, me hace rellenar un impreso y tras identificarme con
mi DNI me lo entrega.
He
pasado antes días por Roma, pero o bien arrastrando la bici o con
alguna misión que no me ha permitido hacer verdaderamente turismo.
El día sale soleado, pero eso cambiara pronto y llueve, como estaba
previsto, solo que sin la bici, sin prisa, sin tener que buscar donde
dormir, la lluvia la veo de otro modo. Me refugio cuando aprieta y
camino con la chaqueta puesta. Cuando caminas, vas erguido y de ese
modo, las perneras de los pantalones se mojan muy poco, es al rodar
con la bici cuando la parte de los muslos suben y bajan poniéndose en
un plano perpendicular al agua y te calas. Son los vehículos con los
que te cruzas los que despiden agua contra ti y te calas. Son otras
las circunstancias. Así caminando me mojo muy poco. Visitaré alguna
plaza y fuente, algún obelisco que tenia ganas de observar sin
prisas, veré tranquilamente el Panteón. Y simplemente ir de la
Plaza del Popolo hasta la de Venecia por la vía del Corso sin un
palmo de lengua fuera por que necesito encontrar algo a tiempo o
hacer una gestión como en pasadas ocasiones. Un placer. La lluvia
desluce, o así me lo parece, pero no era la lluvia lo que me impedía disfrutar de las cosas, si no el modo en que he “vivido” la
lluvia. El estar permanentemente calado, la lluvia más el frío, la
incomodidad de caminar con unos pies siempre mojados. De cualquier
modo, prefiero que deje de llover, no nos confundamos.
A
medio día llamo a Margherita, me ha dicho que me acerque a su casa
si puede ser hoy y hemos quedado a las 19:00, mi hora de regreso al
hospital no ha de pasar de las 22:00 pero no vive lejos, en algo
menos de una hora puedo cubrir la distancia paseando.
Grato
encuentro y cena con mi querida Marga, se encuentra algo mal con su
garganta. Mientras cenamos vemos parte de The Straght Story, de David
Lynch, película de la que le hable y que me marco profundamente, en
el sentido de desear viajar despacio. Pase un tiempo mirando
catálogos de motocultores y pequeños tractores con Lev hace unos
años y ahora sueño con poder disponer algún día de un motocarro
de estos que tanto veo por aquí en Italia y convertirlo en una
autocaravana low cost. La movería pocos kilómetros al día, por eso
del combustible, pero el problema ya no es la compra, si no mantener
su mecánica y el costo del seguro. En fin, un sueño, solo eso.
Me
da la buena noticia, Marga, que posiblemente disponga de unos días
libres en la semana del 16 al 22 de febrero, si es así igual rodamos
juntos por el Adriático, desde Bari hacia el sur, hasta donde ella
disponga de tiempo. De cualquier modo no tomaré el barco hasta que cobre mi
pensión y eso no sucede antes del día 25 de modo que no me importa
dejar Brindisi atrás y regresar el 22 hacia allí. Por otro lado me
ilusiona la idea de compartir esos días con ella y vivir la
experiencia de viajar acompañado aunque solo sea por unos días.
Mi simpatía hacia Marga va más allá del simple agradecimiento, que siento y mucho. Me gusta esta mujer y me siento especialmente bien cuando comparto tiempo a su lado. Tengo los pies en el suelo e historias como La Dama y El Vagabundo solo se dan en la factoría Disney.
Me
dice que está enfadada conmigo. Por irme al hospital de peregrinos
en lugar de alojarme en su casa. El tema lo soluciona invitándome a
ir mañana a su casa, donde permaneceré hasta el lunes día 9 en que
partiré por la Vía Francigena Meridional.
No
he mencionado que ayer, Cesar, se me quejo de algunas cosas que no le
terminan de gustar del funcionamiento del hospital, en confidencia.
Hoy noto que el ambiente está tenso, no por el, que ya partió, si
no entre Lorenzo y Ana, la hospitalera. Ni de lejos con el cálido
que se respiró por aquellos días de Navidad con Ilaria y los otros
peregrinos. Se nota que Ana no termina de estar cómoda y que alguna
fricción se esta creando por aquí. Estoy contento de salir mañana.
Me dicen que a las 8:30 estará por aquí Nicola, que mañana tienen
organizado un recorrido por algunas iglesias y probablemente les
acompañe si no me ponen pegas, sera un modo de conocerlas, de pasar
la mañana con Nicola, que aprecio y de estar distraído hasta medio día. Con Marga he quedado en su casa a las 18:00 y dispongo de
tiempo de sobra.
Se siente mal de la garganta, congestionada. Aún así se empeña en preparar algo de cenar.
Se siente mal de la garganta, congestionada. Aún así se empeña en preparar algo de cenar.
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