Sábado
31.01.15 Trevi. Por suerte los cafés abren muy pronto, a las 6 ya
encuentras algunos abiertos, pocos, muy pocos, incluso un poco antes.
Y gracias a eso entro en uno de ellos pasadas las 6 mientras fuera
nieva. Cuando me ven aparcar la bici en la puerta, la mitad de la
parroquia me expresan su admiración, mucho "complimenti" pero la totalidad de la misma,
estoy convencido de ello, dudan de mi estado mental. Con todo, el
capuchino matutino me devuelve a la vida como tantos días y hago
tiempo a que la luz sea suficiente como para rodar y que mis manos
sean capaces de algún movimiento.
El
camino de hoy será una sucesión de pueblos por el desfiladero que
va desde Marmore hasta San Anatolia di Narco en donde un largo túnel,
más de 4 kilómetros, me permite evitar el puerto que separa Terni de
Espoleto. Esta garganta, al ir por el recorrido del rió, no tiene cuestas pronunciadas y se hace cómoda de recorrer. Solo la dureza
del clima la hace insana. Los pueblos son una repetición unos de
otros, colgados en una cornisa en las montañas o en la cresta de un
monte, recorren la rivera que no llega a formar valle en ningún
momento por su estrecho espacio. A ratos nieva.
Al
llegar al túnel, se que al menos durante un rato descansaré del agua
que el cielo me esta regalando, cansado ya de ella. No recorro ni la
mitad del recorrido cuando un coche de un servicio de emergencias se
pone a mi lado y me hace un aviso. Por el túnel, me informa, no esta permitido
que circulen bicicletas. Mientras vemos la mejor solución al
problema, ya que estoy más o menos por la mitad del mismo, se
detiene un coche de Carabineros que me dicen lo mismo, les digo que
no hay señales a la entrada que avisen de esa prohibición y tras
hablar entre ellos me ofrecen que el coche del servicio de
emergencia, que es una furgoneta realmente, cargue mi bici y me saque
de allí. Como expresar la sensación de poder calentar mis manos con
la calefacción del vehículo.
Ya
en el otro lado del túnel, Francesco, que así se llama el sanitario
que lo conduce, me indica el camino a seguir, ya que la salida del túnel sin ser autopista, es una superestrada con el tránsito de
bicis no permitido. Tras un par de poblaciones y tras visitar otro
sitio Unesco, cruzo uno cada dos días de media, me planto en Trevi.
La
subida son cuatro kilómetros de cuesta, pero lo peor no sera la
subida. Arriba no veo lugar para dormir que me agrade y abajo, en
Burgo de Trevi, si tengo localizado uno genial. Pero es que comienza
a llover en serio, mucho, muy fuerte. Dispongo de poco tiempo de luz
por lo que me decido a bajar sin esperar, pero la bici, así por las
buenas, deja de frenarme, ambos frenos, en ambas ruedas. La bajada
con esa lluvia intensa y haciendo malabarismos para que no acelere en
exceso me supone llegar a Burgo de Trevi agotado y atacado de los nervios por la tensión,
con mañana domingo imposible de encontrar taller y calado hasta la
médula.
Por
suerte dispongo de ropa seca y nada más llegar me desprendo de todo
lo que tengo para ponérmela. Sin confiar en que la noche seque la
que me he quitado, ahora se trata de entrar en calor y mañana
veremos. Trevi no me ha gustado especialmente, pero ojo, ver lugares
bajo el agua o la nieve, con frío, la noche encima, preocupado por
donde dormir, no es el mejor modo de hacer turismo. Seguro que en un
día luminoso y cálido, seco y bien comido, el lugar me puede
resultar encantador.
La
noche amenaza con ser dura, por lo menos el lugar de que dispongo
tiene techo amplio y más de una pared, por lo que puedo elegir la
esquina que mayor protección me ofrece y entro pronto en el saco con
la esperanza de poder descansar unas horas antes de que el frío me
despierte. Eso sucede entre las cuatro y media a las cinco y media casi cada día, a partir de esa hora permanezco en el saco pero ya sin
dormir. De cualquier modo, al dormirme pronto, tengo en mi cuerpo
horas suficientes de sueño y puedo permanecer en el saco hasta las 6
poco más o menos al resguardo del tiempo y a la espera de la hora de
apertura de las benditas cafeterías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario