Miércoles
31.12.14 Volcano Solfatara. Como viene sucediendo la providencia me
depara cosas sorprendentes y hoy no podía ser menos. Ya anoche me
regaló un espectáculo que no viene siendo habitual y es que hice
noche en un camping que se encuentra a escasos 50 metros del cráter del volcán Solfatara. Unas 10 noches al año lo iluminan y organizan
visitas guiadas por el mismo y anoche fue una de esas pocas
ocasiones. Con la pernoctación en el camping tengo incluida la
visita ya que el cráter se encuentra dentro del mismo camping y a las
19 horas, con un frío considerable me armo de valor y asisto a esa
excursión. Pero la visión sorprendente al mismo la tendré hoy por
la mañana.
La
noche fría, como esperaba, pero me sorprendo de madrugada con una
sensación de frío especial. Me asomo fuera de la tienda y veo que
todo está blanco. Ha nevado por la noche, aquí, en la costa y en
Nápoles, poco habitual donde lo haya, pero sucede. De hecho ha
nevado en casi toda Italia, Sicilia esta bajo la nieve, por ejemplo.
Me pongo toda la ropa que puedo llevar sobre mi y me lanzo al
exterior, corriendo al bar del camping a tomar algo caliente, pero
tan pronto lo tengo en el cuerpo y he sido capaz de liar un
cigarrillo con los dedos medio helados, mis pasos me conducen de
nuevo al cráter para ver las dos bocas, conocidas como Puerta del
Infierno y del Purgatorio respectivamente, para a solas a esas
tempranas horas, disfrutar del espectáculo del vapor sulfuroso que
sale a 160º de un suelo nevado.
Ahora
toca esperar para desmontar la tienda que esta cubierta de nieve, así
como la bici, y eso hacerlo con mis pobre manos heladas. Los pies no están calientes precisamente.
Achille, me lo encuentro nada más llegar a Nápoles y me ayuda a moverme por sus calles. |
Tan
pronto piso Nápoles, siguiendo las indicaciones me dirijo al centro
para buscar una de mis queridas oficinas de información turística,
pero las indicaciones me llevan primero al mar y allí me topo con
una imagen de postal, ya que desde Mergellina veo frente a mi el
Castel dell´Ovo con el Vesubio nevado justo detrás de el. Un regalo
más de fin de año.
La
oficina a la que voy está a la entrada del barrio español y logro
plano de la ciudad, fácil, y de la región de Campagna. Y a recorrer
sus heladas calles, que ya he decidido de camino que veré el
espectáculo de fin de año de la Plaza del Plebiscito y no iré a
los que comienzan más tarde en la zona marítima, allí hace un frío que pela. Resulta complicado ver si los napolitanos tienen o no boca
o nariz, todas cubiertas por bufandas, pasamontañas y la que no, con
una mano que sujeta un pañuelo frente a ella.
Por
la tarde llego pronto a la plaza, por no permanecer parado en un
sitio y presumiendo que la aglomeración de gente generará algo de
calor al ambiente, como una hora antes de la anunciada para la gala
de Nochevieja. Logro de ese modo buen sitio, no para mi, que eso me
da un poco igual, si no para poder tener apoyada la bici y pensando
en poder salir del tumulto sin excesivas dificultades. Termino en la
primera fila de uno de los laterales del escenario. Mañana veré las
consecuencias de ello.
Es
un directo de fin de año, para la televisión, que se emite desde
Nápoles para toda Italia en el Canal 5, el origen de lo que fue el
Tele 5 de Berlusconi. Otra cosa igual no saben hacer, pero en montar
saraos no les gana nadie y vaya si lo montan.
Conozco
allí a dos tailandesas con pinta de turistas, que en cierto modo lo
son, cargadas como burras de comida y bebidas. Resultan ser madre e
hija y al rato aparece la pareja de la adre, un italiano del norte,
trabajan en Dinamarca y están aquí, efectivamente, de turistas,
pasando las vacaciones navideñas. Con ella poco puedo hablar, por el
idioma, por el volumen de la música y por que andan madre e hija muy
atentas al espectáculo, pero con Alessio, que así se llama el
italiano, si hablamos largo y comemos, que me invitan de su cena, y
bebemos, yo con mucha moderación, de un espumoso dulzón local
inclasificable pero que entra solo.
Se
suceden las actuaciones que comienzan tras el discurso del presidente
de la república, con precisión televisiva y puedo comprobar el
poder que tiene un cámara de televisión. Mueve a unos de seguridad
de sus emplazamientos por que molestan a su grúa en los movimientos
de esta y saca la ambulancia del recinto por que no salga en plano.
¡Eso es mandar! Y todos obedecen sin rechistar, hablamos de un
simple cámara, ojo.
La
última media hora es un repaso de viejos éxitos musicales italianos
que son coreados por el público, y como agradezco escuchar entre
ellos uno de mi estimado Battiato. Fuegos artificiales a la hora
acordada, brindis, besos y abrazos. El resto ya es otro día. Otro
año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario