De
lunes a domingo días 11 al 18 de enero de 2015 Por la costa, entre
Lazio y Toscana.
En
comparar los restos etruscos de Cerveteri y Tarquinia no entro, pero
entre ambas poblaciones me quedo con Tarquinia y por diferencia, ojo
que una la vi con lluvia y la otra con tiempo soleado. Y eso marca
mucho. Hermosa ciudad en la que paso el día, por la mañana en su núcleo urbano y por la tarde en su lido y salinas. Prácticamente despoblado su lido en esta época del año mantienen las Salinas una
reducida población de unas doce familias que viven todo el año, en
un conjunto de edificios que en su momento fueron de la explotación
de sal en el siglo XIX.
El
camino para acceder a ella es una reserva natural. Un mendrugo de pan
duro les sirve de merienda a cinco ¿nutrias?, y a mi de distracción.
Juegan en uno de los canales. Allí conozco a un par de señoras que
les llevan igualmente sus restos de pan seco y son ellas quienes me
presentan a su párroco, un argentino que ejerce su labor pastoral por
estas tierras desde hace más de 30 años.
Rápidamente
pone a mi disposición un aula que usan para catequesis y con considerándolo suficiente me llevara por la noche dos platos con
sendos pasteles, uno de espinacas y el otro de fruta. Tras la copiosa
cena, dejo parte de la de frutas para el desayuno, y en la caldeada
estancia duermo a pierna suelta como no recuerdo en mucho tiempo.
Conozco
ahora toda la costa de Liguria, del Lazio y parte de la de Campagnia,
pero no conocía aún la de la Toscana a excepción de Versilia. Me
pongo a conocer esta parte de la costa Toscana que me falta.
Dediqué
una tarde al lago de Burana y a un aula que el WWF tiene allí
montada.
Un
día entero al conjunto de Orbetello y la península de Monte
Argentario, bella, con Porto Ercole, viendo la Toscana marinera,
pescadora, que en Ansedonia solo pode ver la de recreo.
Cerca
del mar sigo encontrando abrigo, con el paréntesis de Tarquinia donde
me armé de un plano de la provincia de Grosseto y la amable empleada
de la oficina de información me cargo de literatura, un librito
sobre la ciudad y sus cosas de interés, otro sobre los sitios Unesco
en Italia, otro más sobre rutas en bici por la Toscana y le tuve que
pedir que parara para no cargar con más. El de sitios Unesco es un
amplio catálogo, grande y pesado pero con apenas información, tras
leerlo de un tirón lo dejo en el aula de catequesis.
Tras
estos días de tiempo esplendido, con mañanas y noches frías, eso si,
que por ejemplo el día que llegue a Tarquinia fue entre campos
helados durante la noche anterior, se anuncia un fin de semana con
tormentas y ya la noche del jueves 15, el mar, que tenia a escasos 3
metros de mi catre, se muestra bravo y veo como los nubarrones van
apagando una a una las estrellas. Noche que pasé en Porto San
Stefano.
Cuento
los días. Para la llamada al consulado, para el cobro de mi pensión,
a pesar de no llevar nada mal el mes teniendo en cuenta los precios
que se gastan los supermercados italianos, y para que se cumpla 1/3
del invierno. Cada tarde miro el reloj en el ocaso, con la
satisfacción de ver como el día va ganando terreno a las sombras de
la noche.
Me
vi apurado el día que pase por Ansedonia y ver la puesta de sol sin
haber encontrado lugar para dormir. Si esto me pasa en una población
de otro tipo, la luz eléctrica cumple su cometido y la puedo usar
para seguir buscando, pero llamar una población a Ansedonia no seria
correcto. Es una aglomeración más o menos dispersa de casas
desparramadas por un monte junto al mar y en estas fechas fantasmal.
Lo encontré con el último retazo de luz y no fue de los malos.
Recibí
estos días varios correos, de Puri con unas fotos que tomo cuando
coincidimos en el Camino de Santiago, una de ellas, la que muestro,
se la tome yo, de Ilaria, de Moto, de Tiziana, todas con fotos que me envían, otro correo de Rosario que me cuenta lo del embarazo de Verónica, Moto sigue por Italia con su novia y quiere saber cuando
estaré por Roma para conocerla.
Me
resulta más o menos sencillo encontrar conexión, no así lograr
disponer de bateria con problemas para tener una clavija que acepte
mi enchufe y eso me retrasa en responder correos o mantener en orden
el blog.
En
Albinia conocí a Antonella y Betti, la primera de ellas al verme por
la calle me preguntó con descaro que a donde me dirigía, le dije que
buscaba techo, se avecinaba una tormenta. Llama a su amiga Betti que
aparece en el coche antes de descolgar el teléfono, de lo cerca que
estaba. Betti tiene un hotel, cerrado por temporada y en obras de
mantenimiento y mejora, pero me lo abre y en el vestíbulo pasaré la
noche. Gracias Betti. Gracias Antonella.
El día que llegue a Talamone fue con un tiempo infame. Fuertes vientos y la constante amenaza de lluvia, cuando no directamente el ciego descargando agua sobre el mundo. Esa noche dormí en el pórtico de una ermita con aparente estado de desuso, o tal vez solo se emplea para alguna romería local. Noche placida, por cierto.
El domingo fue un día espléndido, pase la mañana visitando de nuevo Orbetello si bien comí por el parque natural que une Poggio Pertuso con Ansedonia, mirando a los ciervos y sentado al sol. Ya por la tarde me dedique a fabricar una pipa, de esas de fumar, con unos trozos de caña de los que se amontonan por las playas. No es que sea una maravilla, pero funciona y cumple su cometido, Se me terminó el papel y no tenia cerca donde comprar. La llevo ahora conmigo para casos de emergencia de ese tipo.
El domingo fue un día espléndido, pase la mañana visitando de nuevo Orbetello si bien comí por el parque natural que une Poggio Pertuso con Ansedonia, mirando a los ciervos y sentado al sol. Ya por la tarde me dedique a fabricar una pipa, de esas de fumar, con unos trozos de caña de los que se amontonan por las playas. No es que sea una maravilla, pero funciona y cumple su cometido, Se me terminó el papel y no tenia cerca donde comprar. La llevo ahora conmigo para casos de emergencia de ese tipo.
Aquí
algunas de las fotos que he recibido, son de distintos momentos pero
las pondré juntas y sin demasiado orden.
Esta me la tomo Tiziana, cuando pasé por Liguria |
Hospital de peregrinos en Roma |
Despidiéndome de Moto |
Dejo
notas sin pasar, se mojo la libreta donde las tenia anotadas y perdí esas páginas.
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