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martes, 30 de diciembre de 2014

Sábado 20.12.14. Vía Francígena IX, Sutri. El pan cambia por regiones, provincias, incluso por pueblos. No los conozco y no puedo sostenerlos en la mano antes de comprarlos, notar su peso, si son densos o ligeros, si crujen con la presión de la mano, como huelen. Los he de elegir a ciegas, señalando con un dedo el pan que quiero del estante que tras el mostrador tengo frente a mi, entonces lo pesan y voy teniendo la primera información, es pesado, sera denso. El de hoy lo es, tengo para dos días con la pieza que he comprado, no es especialmente bueno si bien menos aburrido que los que comía hace unas semanas.

Para no perder la costumbre daremos el parte meteorológico. Hoy podía llover o no, un 38% de probabilidad, ha llovido a ratos, nada sorprendente. Frío para regalar, eso sí. Bruma desde las cuatro de la tarde y la gente vestida como para ir a una expedición ártica, casi todas las cabezas tapadas.

Se me terminó la achicoria líquida que compré en Francia, barata y muy ligera de transportar me ha cundido mucho, he comprado “orzo”, que será una cebada o algo así, ye me iré enterando.

Nunca he pretendido convertir el blog en una mala literatura odepórica, pero se hace inevitable mientras dure esta vía a la que le quedan días contados teniendo Roma a tiro de piedra si bien en Roma procuraré hospedarme en un hospital de peregrinos de los dos que llevo anotados. El de hoy he llegado de rebote. Cuento.

Siendo sábado y pueblo no turístico más las fechas en que andamos no podía esperar encontrar abierta la oficina de información turística, y ciertamente no lo está. Dispongo de dos lugares en mis notas a los que puedo acudir y me dirijo al primero de ellos. Es un convento de clausura, carmelitas, el cartel de la puerta dice que reciben a peregrinos a las 15:30 para acomodarlos de 16:30 a 20:00 pero dice igualmente que solo de lunes a viernes. No es aún la hora y desde luego no estoy entre los días indicados, mal asunto. El otro lugar que tengo anotado es un convento franciscano, o eso suponía, que está como a 1,5 km del pueblo. Pues no, son 3 kilómetros, es ya en otro pueblo y no es un convento si no una casa retiro atendido por una monja mal educada y el establecimiento es más de tipo hotel confesional que otra cosa. Dispone de restaurante por poner solo un ejemplo. Nada más pedirme una cantidad desorbitada por pasar la noche, le felicito la Navidad y me largo de allí a la carretera bajo la lluvia en ese momento. Vuelta al pueblo anterior.

Por el camino me detengo a visitar la zona rupestre del pueblo, son unos dormitorios excavados en la roca, hay una iglesia igualmente, pero esta está cerrada al público, la población se remonta al siglo X a.c. y tubo su pasado etrusco antes de la colonización romana, me pienso muy seriamente la posibilidad de usar uno de esos dormitorios ante la eventualidad de no encontrar mejor acomodo ya que algunos están algo más apartados, junto a donde representan un belén viviente. Ya frente al convento carmelita me da la hora que indica el cartel se puede llamar al timbre y llamo. Esta monja es encantadora, como otras dos que desde el convento salen en ese momento o otra más que está abriendo la puerta de su humilde iglesia. ¿Clausura?, pues si, me atiende tras una celosía y usa torno. Sin más explicaciones por su parte me suelta las llaves de una habitación de un edificio de apartamentos del siglo XV que hay frente al convento advirtiéndome que pasaré frío, carecen de calefacción. No resulta tan frío como la otra noche en que me movía por el hospital con bufanda y Moto no se quito el gorro de lana creo que ni para dormir.

Ya instalado visito con más calma el pueblo, que se ve en dos pasadas a pesar de que en poco espacio concentra muchas cosas de interés. Veo la colección municipal de piedras donde me quedo frente a un escudo sabiendo que eso lo conozco yo pero sin caer en donde lo he visto antes. Carecen de la menor indicación, de modo que solo resta hacer memoria, al final lo recuerdo, es el escudo papal de Borgia y anda en la pared mezclado con piedras de todo tipo de edificios y épocas ya que el lugar anda sobrado de historia, cornisas, capiteles, frisos, escudos, partes de bustos, hay de todo.

A las 18:00 se anuncia una fiesta en un cartel, en la iglesia de San Francisco que fue convento y dicen que fundado por el santo en persona. Allí me planto a ver que se cuece. No es un acto de la iglesia, si no en la iglesia. Resulta ser la presentación de una película realizada por una asociación local de solidaridad y voluntariado. Aquí en Italia las estoy viendo muy activas, un aplauso por ellos. La película hace un repaso, con entrevistas a ancianos vecinos del pueblo, de los momentos difíciles de su reciente historia y como con solidaridad, apoyo mutuo, fraternidad, han sabido salir adelante ante las adversidades. La película documento es buena y la iglesia esta a rebosar de gente. Los dejo tomando unos vinos y picando cosas tras el estreno consciente de su mensaje y del modo que desde que puse los pies en Italia he podido conocer la conciencia social que se gastan y que me parece a años luz de la francesa o española y superior a la portuguesa, que tampoco es mala. Hay Cáritas y Cruz Roja, alguna Cruz más he visto, no recuerdo si verde y blanca sin saber de que van esas, pero aparte en cualquier pueblo veo locales de confraternidades de misericordia, agrupaciones solidarias por parroquias, agrupaciones cívicas, políticas, sindicales que ofrecen ayuda. Y la de cosas que me habré dejado por ver.

Me meto pronto en la cama por entrar en calor, creo que el frío me produce más sueño.

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