Domingo
14.12.14. Vía Francígena III, San Miniato. Despierto poco antes de
las 6 y me preparo un desayuno caliente, leche con esos polvos de
capuchino instantaneos que ahora si logro que se disuelvan y parte de
la pasta que anoche dejé para tomar hoy. Apoyado en la ventana veo
una ciudad que duerme, no así los voluntarios de esta organización
que veo entrar y salir prestando servicio de ambulancia unos y
repartiendo cosas a gente sin techo otros, para hacer mas llevadera
la fría noche. Hoy tendré oportunidad de conocerlos un poco mejor,
pero al no encontrar a nadie ocioso con quien me pueda entender me
tengo que esperar. Me queda viaje por Italia y tendré a buen seguro
nuevas oportunidades de estar con ellos.
Salgo
por las calles mojadas de la ciudad y me cruzo con un grupo grande de
gente que participa en una especie de cros popular, en la panaderia
los madrugadores y los que por las prendas y los ojos notas que no
durmieron y se detienen antes de ir a casa a comprar algo. Lo del pan
aun no lo domino pero va mejorando un poco, ya voy encontrando cosas
más decentes pero a un abismo de los que comí estos últimos meses.
A
la hora de salir más o menos me cae el primer chaparrón, dura poco,
pero lo justo para calarme al pillarme en sitios donde no logro
encontrar techo, a mitad de carretera. Una hora más tarde sera el
segundo del día y en identicas condiciones. Cortos pero intensos.
Tan pronto veo salir un mortecino sol que apenas durara una hora en
todo el día y ni eso, me quito la chaqueta para ir secando prendas.
Contento con la camisa que “adquirí” ayer, abriga más que el
forro que uso a diario y que hoy he cambiado por esta, se seca antes
cuando mojo los brazos, cosa que sucede cada vez que voy rodando,
¿los brazos?, pues si, no se por que pero en ellos se me condensa la
transpiración cuando ruedo sin que me lo logre explicar, pero así
sucede.
Entro
en San Miniato Basso, como en una zona ajardinada frente a la
estación de tren y pregunto por la Confraternita Misericordia, que
es la misma organización donde ayer me dieron hospitalidad y aquí
disponen igualmente de 6 plazas según indica el listado de que
dispongo. Sea como fuere la mujer que me atiende se explica de tal
modo que entiendo que no es en Basso si no en San Miniato a sacas que
es el municipio principal y que dista pocos kilómetros pero de una
pendiente notable. Allí me subo, oficina de turismo en la plaza y
pregunto por un plano. No hay planos de la Toscana que regalen, pero
el chico que atiende aquello lo suple dandome una fotocopia de un
plano de carreteras que tiene para esos menesteres y que a mi me hace
igual papel que uno original. Contento. Pregunto por la Confraternita
y me dice que esta en Basso, de donde salí hace un rato. Con cara
de idiota me ha de ver cuando me indica que me dirija al convento de
Franciscanos que si esta en el pueblo y le consta que dan
hospitalidad en ocasiones, que no tengo nada que perder y para allí
voy.
Mal
día. Las pocas plazas las tienen ocupadas, no por peregrinos, si no
por un grupo que andan de ejercicios espirituales o algo así. Me
remite a la Confraternita y a regresar de nuevo al otro pueblo. No es
dificil de encontrarles. El edificio que tienen es imponente para tan
pequeña población y alli tienen montada hoy una fiesta navideña.
Puestos de dulces, atracciones, mercadillo, y todo el pueblo alli
reunido. Nada más verme se me acerca Mario, el responsable de la
hospitalidad y uno de los que andan empujando en el tema de darle
popularidad a la Vía Francígena, según puedo leer en un recorte
de periódico que tiene en la pared. Me abre la puerta de una sala
donde tienen 6 plazas en literas y aseo. Esta caliente y es
confortable. Entonces me doy cuenta de dos cosas. Esta mañana debia
dejar las llaves en recepción. Esta ha estado cerrada y solo abrio
un momento cuando paró una ambulancia y como tenia todo ya en la
bici baje corriendo para entregarles las llaves, con lo que me he
dejado la leche olvidada en la cocina con las prisas y el plato donde
tenia la pasta en el fregadero y sin fregar. Lamento mucho más esto
último, pero ya no tiene solución, lo de la leche si la tiene y me
pongo a resolverlo.
El
recinto de la Confraternita es un hervidero de uniformes, los hay de
bomberos, de sanitarios, de vigilantes forestales, de gente de las
ambulancias, todos pertenecen a esta asociación y todos son
voluntarios. Por disponer, tienen en esta población hasta un
consultorio médico que no se en que condiciones prestan servicio. Le
pregunto a una muchacha con uniforme de sanitaria donde puedo
comprar leche por el pueblo, que se que es complicado al ser domingo
y le explico que la que tenia con las prisas la olvidé esta mañana.
Me dice que en pueblo hoy no la compro, pero que espere. Sale con un
cartón que no me quiere cobrar, me dice que deje un donativo de lo
que quiera en cualquiera de las huchas que hay repartidas en la
fiesta. 2€. Tendre para merendar y el desayuno de mañana
solucionado.
Paso
la tarde con la animación de la fiesta, el pueblo no tiene mucho que
ver, es en San Miniato y no aquí en San Miniato Basso donde hay
restos de la población que se remontan al siglo IV antes de Cristo,
cuando ya era un asentamiento etrusco. Pero esta en alto, ya he
subido una vez hoy, mañana he subir la cuesta de nuevo y malditas
las ganas que tengo de subir esta tarde para una visita más detenida
del lugar.
Me
pasa con los enchufes italianos una cosa curiosa. En teoría necesito
un adaptador, pero en algunos de ellos, mi clavija llega a entrar lo
suficiente como para poder cargar la bateria. No fue así en Sestri
Levante, pero si en Pietrasanta, aquí no me funciona y me toca tirar
de bateria un rato confiando en que más adelante pueda cargarla, ah,
en San Remo si me funcionó, que cosas. No me decido a lavar ropa por
miedo a que no se seque y entonces si que apesta de veras guardada
sin secar, con esto igualmente confio en que en algún momento saldrá
el sol del todo y podre lavar en condiciones. Ceno en la habitación
y aun doy un último paseo cuando ya han terminado de retirar las
cosas. Los socorristas y conductores de ambulancia juegan al futbolin
mientras esperan, en la centralita alguien hace guardia y atiende el
teléfono.
A
diferencia de otros día hoy no tengo necesidad de irme a acostar tan
pronto, me gustaría tener algo para leer, soy hay un Also
Spnach Zaratrusta, en aleman, que tras hojear la primera página
y solo entender una de las letras entre todas, “uber”,
desisto de perder el tiempo con el. Me preparo el catre con sábana y
manta y a dormir por no tener nada mejor que hacer.
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