Viernes
17.10.14 Invirtiendo el Camino Francés. Astorga. Llovió por la noche
pero se detuvo antes de comenzar el día. Tras un desayuno con todos
los peregrinos me demoro un poco parte por ayudar y parte por que
fuera esta completamente oscuro y no se ve nada pero en el cielo si
se dejan ver algunas estrellas augurando una mañana más despejada
que las últimas.
Comienzo
a subir lo que me resta en dirección a Foncebadón, con algunas
cuestas realmente empinadas, a pie por no empaparme que después tendré una bajada de unos 27 kilómetros y lo último que quiero es
tener que hacerla con las prendas mojadas. Poco antes de alcanzar el
puerto sale el sol entre las nubes, se domina desde estas alturas
casi todo el Bierzo estando a unos 1.550 metros, Ponferrada se ve ahí
abajo de unas nubes que la coronan. En el pueblo que es realmente
pequeño, en un bar tomo un café y converso con su dueña, si bien
subí por la cara oeste sin excesivo viento, tan pronto comienzo a
bajar, y el pueblo esta en la bajada, sopla con mucha intensidad,
ella me dice que allí siempre es así, sople del norte, del sur o
del este pero en el pueblo siempre tienen viento, que además hoy es
frío supongo que por la altura. Desciendo con rapidez y ya a una
cota más baja me voy aproximando a Astorga siguiendo las
indicaciones para evitar rodeos, incluso me indico esta mujer como
llegar al supermercado tan pronto entrara en la población en un
alarde de claridad advirtiéndome de los precios de los supermercados
que encontrare por esa zona antes de llegar a Astorga.
La
población esta cargada de historia, que para eso lleva poblada desde
épocas romanas y conserva construcciones de un amplio período
histórico. Notables su catedral y su palacio episcopal, obra esta
última inconclusa de Gaudí. El albergue es grande, que se le va a
hacer pero logro no se como usar una habitación pequeña en la que
al menos dispondré de más intimidad que en los grandes y
masificados que son los que primero ocupan. Dispone de wifi y pongo
al día correos y blog y leyendo en el vestíbulo conozco a Yu-Ko,
japonesa que viaja por España desde hace 4 meses y enamorada del país del que procura aprender la lengua cosa que pronto lo lograra
por como introduce con rapidez giros y expresiones recien aprendidos.
Hablamos de literatura japonesa y de cocina española, cuando termine
el Camino se marcha a Valencia para aprender a guisar arroces. Es farmacéutica en un hospital y ahora que termino su contrato anda por
aquí hasta que se incorpore de nuevo en otro sitio. El resto de
peregrinos es la consabida cumbre de Babel que tras su diáspora el
Camino reúne cada día, gentes de todos los lugares y lenguas, un
chico coreano que reside en California comparte mesa con sus paisanos
en una cena que es una fiesta, 7 coreanos 7 botellas de vino, normal
que rían como lo hacen.
Suenan
cornetas y tambores, Yu-Ko se sorprende y pregunta, le explico que es
una banda de los pasos de Semana Santa, que estará ensayando en su cofradía, que para eso hay dos pegadas al albergue, muestra
curiosidad y nos acercamos a verlos, foto, otra foto y mira con
detenimiento los pasos allí almacenados, la cofradía es del tiempo
de Fernando VII que se dice pronto y su local reúne más ornamentos,
imágenes y altares que muchas iglesias.
Ceno
con una jubilada de Barcelona que dejó atrás a su hija preocupada
por que iba a hacer sola el camino, ella le dijo “vete acostumbrándote” por que no piensa dejar de viajar mientras su
cuerpo y economía se lo permita, se prepara tras la cena los
bocadillos del almuerzo del día siguiente, que dice que a los 10
kilómetros siempre le da hambre. Con los dos bocadillos pequeños
guarda unas mandarinas de postre. Una chica inglesa es invitada a
cenar por una familia francesa, las uvas que pensaba usar de cena las
ofrece a los que estamos junto a ella. Sin ser una cena como las de
los albergues de voluntarios, que este albergue lo es pero de una
asociación de Astorga, se le asemeja algo por el ambiente que se va
creando, cosa más meritoria por la gran cantidad de peregrinos que
acoje.
Por
la tarde conocí a un ocioso del pueblo que a falta de otra cosa que
hacer se planta en la puerta del albergue para explicar, mal, a la
gente la historia de su ciudad y anécdotas. Lo poco que me dice es
incorrecto, inexacto, superfluo o falso directamente. Se siente
orgulloso de su ciudad y sus gentes y le gusta hablar de ello, pero
aquí se reúnen suficientes méritos como para poder satisfacerlo sin
caer en la charlatanería. Los días que pasé en Ponferrada,
coincidía cada mañana con Manolo, un chico de allí que trabaja
para el Camino, bueno para uno de los negocios del camino, una
empresa que tiene una cafetería en Ponferrada, un albergue creo que
en Sarria, servicio de transporte de mochilas, etc. Su labor es
repartir publicidad a los peregrinos cada mañana, desde las 6,
cuando salen a caminar y llevar a los que puede a la cafetería a
desayunar, tarea sencilla teniendo en cuenta que: uno, no todos
desayunan en el albergue, dos, la cafetería es la más próxima y
tres, de noche, con frío y lloviendo nadie tiene ganas de tirarse a
los caminos y la luz, un techo y el aroma de un café ha de ser lo
más parecido a la idea que muchos tenemos de hogar, cosa muy
valorada en esos momentos. Pues mientras hacía su trabajo cada día
fuimos hablando de mil cosas sin que lo mencionara antes. Me hizo una
foto para la web de su empresa el día que salí de allí, bueno dos.
Sigo poniéndome las dichosas gotas en los oídos con la esperanza de que ablanden esos tapones y creo que lentamente están haciendo parte de su labor. Tan pronto se gaste el dichoso aceite comenzaré con lo del agua oxigenada - destilada y a ver donde termina todo esto. La garganta sigue irritada y congestión nasal, pero parece que el tema no va a más y ya ando cansado de tanto médico y medicinas. Comienzo el Éxodo antes de dormir y le dedico un rato, no me deja de sorprender el interés ni la necesidad que tiene Dios de ir pactando cada momento cosas con unas gentes que pasaban de el hasta el culo y que no se distinguían precisamente por sus moralidades.
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