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jueves, 30 de octubre de 2014

Miércoles 29.10.14 Invirtiendo el Camino Francés. Estella. Día muy entretenido. Al comenzar a rodar, dentro de una niebla espesa ante mi y dentro de mi cabeza me confundo de salida en una rotonda y termino entrando sin querer en el País Vasco. Nada grave, en los siguientes veinte minutos estoy de nuevo en La Rioja y ya en Navarra, de juntas que están las tres comunidades autónomas en este punto geográfico.

El camino hasta Estella es un subir y bajar, subir de nuevo y baja otra vez, así hasta hartarte, me detengo a ver la iglesia de El Santo Sepulcro en Torres del Río y allí me encuentro con Ana, rusa de Novosibirsk, de donde es mi amiga Irina, nos toca tirar del ingles ya que en mis 7 años de matrimonio con una esposa rusa solo aprendí una palabra por año. Viaja desde Barcelona a Santiago en su bici, con una cubierta de recambio sin que logre entender la razón de ese modo de proceder. Un café juntos, un rato de charla y cada mochuelo a su olivo, que vamos en direcciones opuestas.

Mas cuestas.

Llego a Estella y me dirijo lo primero al albergue. A comer que voy hambriento. Me siento fuera con Elena y un chico que viaja con ella y que no despega los labios en ningún momento, creo que es sueco, Elena del norte de Italia y rápidamente le pido información, ella también quiere hacer esa ruta y sabe de la misma menos que yo, le paso lo que tengo y me promete que tan pronto disponga de más me la hace llegar. Con ellos esta ¿Sandy, Terry?, o algo así. Habla español sin problemas, con un acento que no logro identificar, estudio filología hispana en Colorado USA y más tarde amplió estudios en Sevilla y Argentina, donde realmente aprendió a hablar nuestra lengua con un acento que realmente es muy personal.

Justo tras la comida me tropiezo con Luis, lo conocí en Melide, en el albergue donde ambos hicimos noche y resulta que es de Estella y primo de la hospitalera. Otro rato de charla.

Si hay un lugar donde tiene que estar un museo carlista este es Estella y por eso lo hay aquí con el incentivo de que los peregrinos tenemos la entrada gratis ya no tengo excusas y me paso la tarde allí dentro sin darme cuenta. Historia del partido tradicionalista desde sus orígenes a la sombra de otros partidos contrarrevolucionarios europeos por el siglo XVIII-XIX hasta el momento en que Franco lo disolvió al integrarlo en la falange y mandar a Fal Conde al exilio, dos guerras carlistas incluidas. Les pongo cara a personajes sobre los que he leído, muestra de unifomres donde puedo ver por vez primera un “detente”, oleos, documentos. De las tres salas que dispone el museo solo veo la de sus fondos permanentes sin darme tiempo a visitar una temporal más otra sala que trata sobre la historia del propio edificio. Dato, tres empleados toda una santa tarde para un solo visitante. Se lo tienen que hacer mirar que después dicen que no hay dineros para cultura y lo mismo es que se emplean en vete a saber que culturas.

El albergue, que no lo he dicho, tomado por asiáticos, algún japones, una de ellas se pone un kimono de seda tras la ducha, y unos 30 coreanos ya de edad que viajan arrastrando a sus retoños. A los jóvenes que voy viendo desde que coincido con el Camino los veo comer comida occidental pero estos de hoy, ya con cierta edad, cocinan platos asiáticos y los comen con palillos. La cocina tiene un bullicio increíble dentro de una densa humareda mientras las señoras mueven perolas y dan órdenes, sus maridos fuman en el patio ajenos a todo. Un joven pide un cigarrillo a uno de los mayores, ¿su padre?, y se lo agradece con inclinaciones de cuerpo mientras retrocede sin darle la espalda.


A la hora de cenar me siento con Hermenegilda,  vizcaína de 59 años que empezó a caminar hace pocos días. Se nota que estamos cerca de los comienzos del Camino, gente cargada de empuje y de ampollas en la misma medida. Pronto se van retirando a sus literas y solo tres jóvenes españoles apuran cenando la hora de silencio, a las 22:00.

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