Miércoles
15.10.14 Invirtiendo el Camino Francés. Ponferrada V. Las expectativas que tenia puestas en estos días se han terminado de
desvanecer. Regreso caminando bajo la lluvia desde el centro de salud
de Cuatro Vientos hacia Ponferrada con el ánimo por los suelos en un
día menos frió que los anteriores, si bien los que viven por aquí
los veo con ropas de abrigo acostumbrados como están a este clima.
Hoy llueve y las previsiones que ayer vi del tiempo dan lluvia
también para mañana y pasado.
Los oídos los noto peor que antes de ir a que me los curaran, están dolidos y taponados, el izquierdo mucho más de lo que estaba. El
dentista no me ha quitado la muela, dice que se puede recuperar por
un lado, con un dinero que no tengo y por otro que si me la quita las
piezas que tengo arriba sufrirán su falta con un deterioro que no me
conviene, me convence y con eso me introduce en un estado que no se
como afrontar, reunir el dinero para matar un nervio y solucionar un
lugar donde poder hacerlo. Altera todos mis planes para los próximos
meses introduciendo esta nueva cuestión con la que no contaba, pero
los cambia no por otros planes, si no por un vacío de ellos, de ideas
o de nada. Simplemente me siento desbordado, sin saber que hacer. Solo
pienso en que al igual que en otras ocasiones el tiempo me ofrecerá
posibles soluciones que ahora se me escapan, que no las veo. Eso en
lo racional, que en lo emocional no me supone alivio y camino muy mal
de ánimos de regreso al albergue donde dejé mis cosas.
Me
ofrecen quedarme un día más y acepto, con la hora que es y la
lluvia poco podría avanzar y carezco del empuje para enfrentarme a un
día como el de hoy. Se que esto no será así mañana o pasado, en
eso confío y en eso me apoyo procurando calmarme, pero en estos
momentos es cuando más se acusa la soledad, el tener alguien a quien
contar como te sientes y poder escuchar otros puntos de vista que los
tuyos, viciados por tu desánimo. No se deben tomar decisiones ni en
estado de euforia ni decaído, no son buenos, mejor esperar, me repito
con unas recetas de más antibióticos en el bolsillo que me ha dado
el dentista para el caso de una nueva infección. Lo del oído es otra
cosa, en todos los días pasados, desde que comencé con el problema,
no lo he tenido nunca tan mal como hoy. De hecho me he sacado yo
por mi cuenta esta mañana más cera del tapón de la que me quito
ayer el médico. Tenia hace años uno de cabecera que conocedor de mi
problema me desaconsejó esos aceites caros e inútiles según el,
ahora también según yo, y en lugar de los mismos me aconsejó
lavarme los oídos con unas gotas de agua oxigenada diluida al 50% en
agua destilada, lo usé y me funcionó, el otorrino del hospital ayer
me dijo que eso no funciona, pero a mi me funcionó y confío más en
el médico que me lo recomendó que en su criterio, bueno en el de él
no confío nada ya.
Como
con un sanitario, Javier, de Madrid y que mañana comienza el Camino
partiendo desde Ponferrada, sordo como estoy no tarda en salir la
cuestión y me dice que use el remedio que conozco y listo, sin más
complicaciones. Me quedan gotas para unos días, las apuraré y
mientras dejo que se acerque el día de cobro, que no ando ahora para
ir comprando aguas de tantos tipos y no se tampoco como llevarlas después para ir reponiendo en el cuentagotas. Bueno hoy no soy capaz
de pensar bien en nada ni en encontrar soluciones a problemas que
seguro no lo son o como mucho sencillos de resolver, estoy espeso,
con la cabeza cargada y zumbando de los tapones. !Maldito otorrino¡
Van
llegando los hospitaleros que mañana sustituyen a los que ahora hay.
Ya son tres, el cuarto si es que lo hay llegará mañana que es
cuando realmente comienzan su turno. De la biblioteca tomo una
“Biblia del peregrino” que así se titula, no se en que se
diferencia de las otras, se que en su tamaño y peso no, que la hace
totalmente inadecuada para viajar con ella, y comienzo con sus
introducciones, glosario, unos artículos que hay al comienzo de cada
capítulo donde habla de la historia profana que coincide con cada
período histórico bíblico y así comienzo por el Génesis que es
siempre entretenido, si Dios no se cabrea y los mata a todos que
sucede en más de una ocasión. En la biblioteca del albergue hay
menos bullicio y con eso me cargo menos la cabeza, me retumba menos,
la gente que la hay menos, también habla, si lo hace, en tono más
bajo, por eso de ser una biblioteca, que lo tenemos bien asumido.
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