Martes
14.10.14 Invirtiendo el Camino Francés. Ponferrada IV. Que un médico
se esté quejando ante un paciente del instrumental con el que piensa
hacerle una cura o intervención, por pequeña que esta sea, no
despierta mucha confianza, si después te produce dolor con su trabajo
ya la poca que tenia se va al carajo. En el centro de salud me
atienden poco y mal, tras mi insistencia logro que me pasen a enfermería y allí la que me tiene que retirar el tapón encuentra una escusa para no hacerlo y me remite de nuevo a la médico que me atendió, a todo esto son las 11 de la mañana y llevo allí desde las
8.
“Recuerdo
aquel primer viaje que hice a
Sedano,
como un día feliz. Sol amable,
bruma
ligera, brisa tibia, la bicicleta
rodando
sola, sin manos, varga abajo,
un
grato aroma a heno y boñiga seca
estimulándome.
Me parece recordar
que
cantaba a voz en cuello, con
mi
mal oído proverbial,
fragmentos
de zarzuela sin
temor
a ser escuchado por
nadie,
sintiéndome dueño
del
mundo”
Mi
querida bicicleta
Miguel
Delibes.
Al
final la médico decide pasar el muerto al hospital comarcal y tema
resuelto. Cita para las 15:00 que atiende el que se queja de sus
medios de trabajo a las 17:00. Lo del dentista es otro tema.
Simplemente no tienen dentista hasta el próximo martes y me dicen
que lo intente en otro centro, ante mi pesada insistencia en
recepción me dan un par de números de teléfono para que llame
antes, sordo como ando y sin teléfono opto por plantarme allí que
de paso me pilla de camino al hospital, esta lejos, es un centro de
salud de otro barrio o población distante a 6 kilómetros y temo que
si llego tarde me cueste lograr una cita para un tiempo razonable y
tiro corriendo hacia allí. Explicar por que me encuentro allí me
lleva un tiempo y vencer los resquemores entre centros que se pasan
pacientes así por las buenas no resulta sencillo, el dentista sale
en ese momento y gracias a eso escucha la conversación y tras su
resistencia inicial me da cita para mañana a buena hora. Comprendo
que mis asuntos no son de urgencia, pero carecemos de servicios para trashumantes y los de urgencia son los únicos que pueden suplir al
que carece de domicilio como para esperar las citas que te dan para
Dios sabe cuando.
“Loco
de orgullo y de alegría galopé en mi bicicleta hacia
mi
escondrijo, tras la casa. Y allí en donde nadie podía
verme,
bese el manillar... y en un susurro tan alto que
parecía un grito, salmodió: Bendito sea Dios Todopoderoso”
La
bicicleta de Sumji
Amos
Oz.
En
el camino entre concertar la cita para el dentista y el hospital
entro en un supermercado y compro algo para comer, rápido y caminando, ta
regresaré en autobús.
Esta
mañana salí rápido del albergue, no me despedí de una pareja de húngaros con los que ayer pase un rato, solo de pasada me tropiezo
con una paisana que hace su segundo Camino, si con una hospitalera,
la irlandesa a la que le explico a donde voy y creo que me entiende.
Es a mi regreso cuando puedo hablar mejor con David y prorrogar un
día más mi estancia, yendo armado con la cita del dentista a modo
de justificación y no me ponen impedimento, al contrario, los que
andan por aquí y ya conozco me preguntan por mi estado y en cierto
modo me intento explicar, que los franceses y la canadiense poco
entienden de mi idioma.
“Hay
que ir muy despacio para contemplar las montañas,
el
campo, hasta las cabañas que hay, hasta las vías de
trenes.
Hay que ir muy despacio para contemplar la vida
de
la gente”
La
bicicleta roja
Kim
Dong-Hwa.
Tras inscribirme por cuarta vez en el albergue ya como con más
tranquilidad y con el pan que compre de regreso, con apetito y cierto
temor, ayer un bocado me provoco algo de dolor en la muela y solo
queda un día para deshacerme de ella. El tiempo lo he pasado leyendo
cada sílaba del periódico del sábado que aún conservo, nunca
exprimí tanto un diario que de manoseado se ha vuelto blando y ahora
parece un trapo. Las noticias de economía me aburren, las podría leer como literatura, sabiendo que son de ficción como se, pero los
personajes que salen en ella me resultan despreciables casi siempre,
carentes de personalidad y atractivo, como sus vidas y aspectos.
“Cuando
el día se vuelva oscuro,
cuando
el trabajo parezca monótono,
cuando
resulta dificil conservar la
esperanza,
simplemente sube a una
bicicleta
y date un paseo por la
carretera,
sin pensar en nada más”
Sir
Arthur Conan Doyle.
Y
el día no da para mucho más.... tengo un terrible dolor de cabeza
que me ha dejado el que me trastearan en los oídos.
“A
los cincuenta años, hoy, tengo una
bicicleta
Muchos
tienen un yate
y
muchos más un automóvil
y
hay muchos más que tienen ya un avión.
Pero
yo
a
mis 50 años justos, tengo solo una
bicicleta”
Balada
de la bicicleta con alas
Rafael
Alberti.
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