Jueves
23.10.14 Invirtiendo el Camino Francés. Tardajos. Pequeña población
próxima a Burgos donde decido parar hoy, albergue pequeño, los
prefiero, y de voluntarios, también los prefiero así.
Tan
pronto llego me pongo a comer con mucho apetito, la hospitalera me
dice que hasta la hora de la entrada no puedo pasar, ni lo necesito,
pero si puedo hacer mi colada y ni lo dudo, con un sol fantástico que luce y una suave brisa que de seguro secan las prendas con
rapidez como así sucede. La mañana fue fría al menos hasta la
mitad de ella dando paso a continuación a un día muy caluroso. Esto
ya viene sucediendo desde hace días, mañanas por debajo de los 10
grados y medios días rondando los 30. ¡Que siga así el tiempo que
quiera!
Una
vez abre el albergue ya espera un indigente que intenta hacer noche
en el, carece de credencial por lo que la hospitalera no se lo puede
permitir, pero Marta que así se llama la mujer, le prepara algo de
comer con lo que tiene en la cocina y un poco que saco de mi mochila,
el caso es que el hombre come hoy. Se ajusta al patrón de los que ya
he tenido ocasión de conocer, historias con saltos donde mezclan
realidad con fantasía, repeticiones, contradicciones, explicaciones
que dan donde nadie se las pide e historias que nadie les puede
creer. Tan pronto se marcha aparece el segundo, este si armado de su
credencial y mucho más profesional que el primero.
Todo
un profesional del Camino que vive, como siempre hay gente que han
vivido, a la sombra de los caminos, de la gente del Camino. Portugués
y con los brazos plagados de tatuajes carcelarios ha sido de todo, lo
sabe todo, lo conoce todo y opina de todo. Se hace cansino y se le
tolera como se puede.
En
maldito momento opine en la cocina sobre la cena que al final me la
adjudican y termino cocinando para los peregrinos y hospitalera. El
que se comieran hasta la última miga de lo que preparé, con el
hambre con que andan los caminantes, poco motivo de orgullo es. Somos
pocos y hay muchas plazas, una pareja de canadienses ocupan solos una
habitación, comenzaron su camino desde Arles y me pasan el
título de una guía, la información la voy ampliando cada vez más.
Con
todos acostados, el portugués se dormía durante la cena y tras esta
estando fumando de pie, me adueño del comedor y me quedo leyendo a
placer mientras en el exterior la temperatura vuelve a caer en
picado, me dice Marta que la pasada madrugada llegaron a un grado.
Mis
planes para mañana son solucionar un par de cuestiones de la tarjeta
sanitaria y recetas en Burgos en donde puedo estar temprano y hacer
noche si quiero por lo amplio en plazas que es el albergue municipal,
creo que llevado por la Asociación Madrileña de Amigos del Camino.
Como al día siguiente dispondré de mi pensión, comprar unas botas
que mantengan mis pies calientes y secos, que no se me salgan y
dispongan de suela. Las botas que usé estos días las dejé en
Castrojeriz cambiadas por unas zapatillas de deporte que no están
nada mal para lo que son si bien me vienen grandes y no son botas
cosa importante si hay barro. Compartiendo mis planes para el
siguiente días con Marta esta desaparece en el interior de la casa y
me sale con un par de botas, ligeras, Gorotex, suela Vibram y marca
de renombre, nuevas, con apenas uso, me las pruebo y me quedan bien.
No me lo puedo creer. Algo así no me lo podría haber permitido ni
con los ahorros de dos meses. Dos meses de estrecheces sin fin y ni aún así podría soñar con poder comprar nada parecido. El Camino te
ofrece lo que necesitas, la máxima se me cumple cada día, ¿como
poder así dudar de ella?
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