Miércoles
24.09.14 Camino a Fisterre III. Un día estupendo por donde lo mire.
Al dormir en la cocina del albergue, despierto con los primeros
peregrinos que entran a preparar sus desayunos, a las 5:30 si bien al
momento entra Puri y nos ponemos con el nuestro, que ya dejamos
espaguetis preparados de ayer para este fin. Aún así el café me
tira y es temprano para ir a ningún lado con la bici, por lo que me
acerco al albergue privado que desde bien temprano anda dando
desayunos al personal que comienza a caminar mucho antes del
amanecer. Allí me encuentro con un par de angeles.
Quiera
la Fortuna que cuando a un camión le de por sacarme de la calzada
sea cerca de donde trabajen estas dos enfermeras que andan desde
Santiago a Fisterra – Muxia. Una sonríe cuando le duele, cuando no
puede más, cuando todo se viene abajo, cuando respira, come, bebe y también sonríe cuando sonríe. La otra con una voz que me da una paz que no recordaba, que no recuerdo, que igual nunca he conocido, de puro
serena que es, tomo el café con ellas y salgo por enésima vez a
intentar recorrer algo del camino con la bici, por ver si esta vez se
puede, y se puede. Al menos unos kilómetros hasta que ya la luz y un
cruce de esta con la carretera me animan a tomarla y desde allí ir
dirección a CEE.
En Os Camiños Chans veo a la panadera repartiendo
su mercancía y le compro una barra, es su hora de tomar un café, me
dice a donde va a parar y allí nos vemos para continuar de charla un
rato, ya sabe ella a donde me envió, por el café, un micro zumo que
me sirven y un trozo generoso de bizcocho me cobran 1 €, que se
nota que este punto está fuera de por donde pasan los peregrinos en
esas cosas. Cruzo Cee, con la idea de visitarla más tarde ya que
ando con la idea de hacer noche en San Roque, un kilómetro de
Corcubión y 3 de CEE, ya más tarde, sin bici ni alforjas. La cosa
saldrá después de otro modo.
En
Corcubión a la que llego pronto visito biblioteca con intención de
ver correo y lo veo, noticias de Nina, de Lev, de Guille y de
Mariana, un torrente, un aluvión de frases, seres queridos o
apreciados que me pintan la sonrisa en el rostro llenándome de alegrías. Después con la bibliotecaria, como las quiero, ninguna me
ha dejado sin cubrir aquello en que las he precisado, me pasa un par
de libros para hacer camino que más tarde dejaré en albergues una vez leídos, para que sigan vivos y dando placer y compañía a quien los
necesite.
En
el albergue de San Roque, uno llevado por la Asociación de amigos
del Camino, voluntarios como son Lola y Pep a quien tanto recuerdo,
tiene en la puerta un cartel que anuncia que hoy permanecerá
cerrado, tal vez la única decepción del día, que lamento mas por
Rosario y Verónica que por mí. Estas llegan en un rato y han de
deshacer camino hasta uno privado. Yo dolido de ver cada paso que da
la segunda de ellas, dolida, y viendo la decepción en la cara de la
primera.
Paso
la tarde al fin entre CEE, primero en sus espigones, tomando el sol
descalzo con unas páginas en las que leer, eso es placer. En
Corcubión, recorriendo su puerto y paseo marítimo, yendo a continuación a comprar
provisiones por que el lugar que emplearé para dormir lo vi ya desde
el albergue privado que tomaron las chicas. Allí saludo a gente con
la que he coincidido estas jornadas que terminan en el por una u otra
razón. Las vistas desde ese albergue son buenas, la bahía que forman
estas poblaciones es bellísima, con las montañas cerrando el mar
que más parece un lago y en cuyo uno de sus extremos ocupa el faro
de Fisterre que desde aquí no se ve. No he conocido antes un lugar
así y lo aprecio en su hermosura mientras imagino como podrá variar
este entorno en medio de una tormenta, imagino a las mujeres de los
marineros apostadas en el muelle en tensa y larga espera, el cielo
terrible, violento, la mar cargada de presagios. Esta imagen la he
tenido en más de un puerto por los que he pasado. Ya de niño la
familia pasaba los veranos en la casa que alquilaba a la viuda de un
marino y desde entonces la he alimentado con lecturas y películas enriqueciéndola en mi imaginación.
La
noche se presenta ventosa y fría, agradecido en parte por que no
tendré mosquitos y seguro no sudaré en el saco. Me meto en el tan
pronto el sol se oculta y la zona rápidamente se vacía. Es este un
tiempo de contrastes, entre la temperatura del día y la noche, entre
estar al sol o la sombra, estas al sol que calienta mientras el
viento te golpea fuerte y frió, entre las gentes más o menos dadas a
los fríos, que los ves pasar en pareja unos en camiseta y el otro con
chaqueta de abrigo y bien cerrada. Con las cuestas me sucede otro
tanto, que paso de los sudores de las subidas a un fresco o algo más
cuando las bajo a gran velocidad dándome el viento fresco en las
ropas mojadas. Para esto hay ropa técnica, lo se y la añoro.
Ya
arropado y caliente en el saco, dispongo de una luz que no será
molesta para dormir con poco que me gire permitiéndome a su vez poder
leer un libro, anoche ya espere al sueño con las páginas que los
sábados dedican a los mismos El País.
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