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viernes, 26 de septiembre de 2014

Martes 23.09.14 Camino a Fisterre II. A las 6:30 suena el despertador de Puri y con eso comienza la actividad si bien al compañero húngaro lo oí antes enredar por el piso de arriba donde durmió y al momento sale a caminar bajo la noche a oscuras, que si bien el día nos dará un descanso más tarde a primera hora cae algo de agua.

La noche ha sido agitada, no se si es el lugar o el día pero los cuatro que hemos compartido refugio hemos tenido sueños inquietos cuando hemos dormido que no ha sido todo el tiempo, los he podido oír moverse sin terminar de acomodarse durante buena parte de la noche.

David se queda un poco más en el saco, Puri y yo vamos a por un café al cercano Albergue privado muy animado desde bien temprano. Aún paso por el refugio donde dormimos para apagar la luz que David dejo encendida y con dudas de si comenzar a rodar bajo la ligera lluvia o esperar a que aclare un poco. Al final me decido por seguir camino y al momento la lluvia se detiene.

A diferencia del Camino Portugués este no tiene la carretera principal pegada al camino todo el tiempo ni pasan por las mismas poblaciones, sea por eso, por confusión mía, por una mala indicación o mala comprensión de la misma el caso es que ando unos 14 kilómetros extras y de paso otros 4 más de regalo yendo de Olveroa a Ponteolveira para regresar de nuevo, eso si, tras comer y ver la población y su albergue. La noche anterior no cene y me sorprendo con mucho apetito que sacio comiendo de una vez la barra entera que compré, últimamente siento más hambre que antes, no se si por el clima por que el esfuerzo no corresponde a mi necesidad.

Es el albergue de Olveira una preciosidad, bien cuidado y atendido se reparte entre varios edificios y veo por vez primera uno preparado para atender caballerías en donde puedo meter la mía de hierro. La cocina esta ya vacía y tomo en ella sopa caliente mientras leo un periódico atrasado, fuera se nota el bajón de las temperaturas. Dormiré en esta cocina por cortesía hospitalera.

Esta tarde Puri preparo espaguetis para la cena que tomamos pronto, fue su comida, los hizo con chorizo que llevaba en su mochila y nos quedan para el desayuno de mañana. He conocido nueva gente, que comenzó el camino en Santiago sin ser para ellos prolongación de otro, estos se presentan con el cuadro típico de los que comienzan, el agotamiento y ampollas de los novatos cosa que también se les nota por lo limpio de sus ropas, la falta de marcas de sol de calcetines y otros detalles más.



Puri, al fondo uno de los edificios del albergue


El frió no es una apreciación subjetiva, aparte que es tema de conversación el albergue ya enciende calefacción por las noches y esta mañana rodando hasta aquí venia pensando en ir cambiando, al menos para esas primeras horas, mis mitones por unos guantes completos que conservo.

Anoche había mosquitos en el refugio, los hay aquí, y moscas, ¿no se enteran que ya no es su momento?, me sorprende con este tiempo su insistencia, pesados y cansinos, dándome una compañía que no deseo.


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