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jueves, 18 de septiembre de 2014

Martes 16.09.14 Camino portugués I. Me he levantado tarde, atontado y dolorido. Tras tantas horas de sueño me cuesta comenzar el día, me siento torpe y somnoliento, entumecido.

Tampoco es que tenga mucha prisa por empezar el día que es oscuro, nublado, como no, A las 8:30 me acerco a hablar con Paulo a su cafetería, es uno de los voluntarios del refugio, pero no le encuentro, da igual, a las 9 he quedado con Rosa, la que me abrió la puerta que hoy me dará el carnet de peregrino, cosa que por lo visto es precisa tener para usar la red de albergues, pues se tiene y listo, y se paga por el, claro está.

Ahora tomo conciencia del estado de fatiga que tenia acumulado de modo absurdo, ya que no tengo prisa por ir a ningún lado, tengo que administrar mejor esos kilómetros y si quiero rodar mas horas no hacerlo a un ritmo fuerte. Las prendas que ayer lavé, que lavamos, no se han terminado de secar, escurridas como están a mano les costara lo suyo, imposible que sequen con la humedad que hay, sin sol ni viento en el interior y lloviendo fuera, con las correas a modo de tendedero la gente las cuelga de sus mochilas y por mi parte hago lo propio sobre las alforjas confiando que el aire termine su trabajo, cosa que no sucede, ya que nada más entrar en Tuy comienza a llover de nuevo. Con ganas. Bueno no exactamente al llegar a Tuy si no a su albergue que a eso me da tiempo.

El tener o no plaza depende de las que dejen libres los caminantes, la cosa esta así organizada teniendo ellos prioridad tras los minusválidos y por delante de los jinetes. Los ciclistas solo tenemos por detrás a los que caminan con coches de apoyo, pero la picaresca esta servida y recogen sus mochilas antes de entrar a los albergues con lo que somos los últimos en optar a una plaza libre. Si puedo dejar al menos la bici a resguardo y con eso salir a moverme a pie por la población con mayor libertad.

Estos albergues los gestiona la Xunta y poco tiene que ver con el de Caminha que es de voluntarios y me “dejaron el muerto” de recibir a los peregrinos que e precedieron, de apagar luces y controlar un poco el tema, como tuve que hacer tiempo de paso limpie algo aquello si bien la gente lo dejo todo bastante recogido y limpio.

Al salir más tarde, el último, me cruzo con las dos parejas, si bien el alemán y las “chicas checas” han tomado el camino correcto por lo que no e cruzaré con ellos, la pareja de Sudáfrica camina por donde le viene en gana, perdiendo con ello la opción de ir por los lugares mas seguros y bonitos, igual se han extraviado con las flechas... la pareja polaca quería cruzar el río para seguir la Ruta de la Costa pero los feries ya no operan en estas fechas por lo que me los encuentro en el desvío del sendero que pasa junto al Miño ya próximos a Vila Nova de Carveira, no se si con intención de cruzar su puente internacional o retomar su ruta o ya con la idea de tomar el Camino Portugués por Valença.

La lluvia continúa intermitente pero cuando cae lo hace con ganas por lo que paso parte de la tarde en la biblioteca de Tuy con ratos de animada conversación aunque a bajo volumen, si bien estamos prácticamente solos, con Pilar, la bibliotecaria, que ha sido muy amable conmigo y me ayudó a darme de alta en la red de bibliotecas de la Xunta. Ya acomodado en el Albergue tiendo la ropa que sigue empapada y la tiendo mientras continúa la lluvia, mejor así que encerrada en el interior de una bolsa, y seguro que algún día de estos termina por secarse. Aquí hay muchos más peregrinos que en el albergue de Carminha y menos interacción entre ellos a consecuencia de eso mismo, supongo. Las normas son mas rígidas, al menos en los horarios, allí no había hora de cierre y aquí es a las 22:00 y por las mañanas se debía partir antes de las 9:00 contra las 8:00 de aquí.

He comprado en el supermercado una empanada gallega de carne, en oferta, no esta nada mal de sabor pero mientras la como me recuerda los alimentos que dan de comer en los restaurantes chinos, supongo que emplearan glutamato. La como con apetito sin querer pensar si ese parecido es bueno o malo para la empanada y para mi.

He sentido cierta pena al dejar Portugal y los últimos kilómetros he rodado intencionadamente lento, retrasando levemente mi salida. Ya en Tuy continúo con la sensación de estar allí sin notar en nada que he cambiado de lugar, estando anoche en un albergue y con el mismo tipo de gente, bajo el mismo clima, entra idéntico paisaje aún, arquitectura. Tan solo el Duero que ayer tenia al norte ahora lo veo al sur desde la ventana del comedor.



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