Translate

martes, 26 de agosto de 2014

Sábado 23.08.14 He decidido que en unos días, tras la adecuada preparación de mi voluntad para tal empeño, voy a dejar de fumar. Para celebrarlo me fumo un cigarrillo aún acostado, un placer del que me he visto privado mucho tiempo. Hoy además he empleado un 10% nde mi fortuna en la adquisición de “Papa Goriot” 1 €, no había nada más barato, pero eso será mucho después, justo antes de comer.

Ruedo los escasos kilómetros que me separan de Isla Cristina por haber anoche retrocedido hasta un discreto pinar donde duermo de escándalo. Hoy en vez de la ½ tostada de costumbre, me siento con apetito y devoro una entera con lo que el café con leche se sube a 1,70 € y doy una vuelta por la población recreándome en el puerto pesquero cuya olor me recuerda mi niñez en los veraneos de Torrevieja de nuevo. Por cierto, mencionando olores, los dos mas nauseabundos que me he visto en la tesitura de soportar este tiempo han sido las de un vertedero que cruce tras que lo quemaran parcialmente no se si intencionadamente o no, que provocados lo son todos por mucho empeño que los periodistas recalquen erróneamente y en una segunda ocasión junto a unos invernaderos los restos de melones pudriéndose al sol, dulzona y penetrante, repugnante.

Me dirijo al inicio de la vía verde que me llevará por un polvoriento camino hasta Ayamonte y allí, sin necesidad alguna por el momento, me empeño en localizar la oficina de correos y el muelle del que parte el ferry que son realmente dos. Estos y hasta el 15 de septiembre ofrecen servicio “internacional” cada media hora, que después sera cada hora. Les hago una foto a una pareja antes de que lo tomen, que tienen ilusión de inmortalizar su viaje tan extranjero.

Ya si, visito la población con más calma, con mis deberes hechos, compro algo de comer si bien aún tengo reservas conmigo, pero mañana es festivo y mejor así. Ahora es cuando compro el libro mientras regalo el “Antonio y Cleopatra”, que con tres libros en bici ya comienza a parecer un bibliobús.

EL viento fresco hace que el día sea soportable y tras comer salgo en dirección a Isla Canela que recorro hasta llegar a Punta del Moral, frente al faro de Isla Cristina cerrando así un circulo ocupado por mar.

La tarde la alterno entre lectura, observación de especies humanas y admiración de mareas y como estas transforman el paisaje marino, que será muy tonto pero de donde vengo no hay mareas.

Por la zona ya hay mucho visitante portugues, ya charlé en el supermercado con una señora que de allí cruza en ferry para comprar la comida de su gato, me explica que aquí le sale más barata y además entre las marcas que compra hay una española que a su gato le encanta y que allí no encuentra, el trayecto en ferry sale por 1,5 €, a mi me saldrá algo más por la bici.

Tan pronto baja la marea se comienza a ver a los que recogen coquinas de la arena, no se si algo más que también he visto a otros por las marismas con el agua por la cintura o hasta el cuello paro a tal distancia de mi que no logro adivinar que es lo que pillan del fondo. Por Punta del Moral veo a pescadores frente a sus casas reparando redes, solos o en grupos mientras los restaurantes anuncian su oferta hoy sábado si con clientela abundante.

En mi paseo por la playa he visto una zona sin edificar, con sus dos zonas de parking, en ellas alguna autocaravana acampada y con toldo extendido (resulto ser la de Fran y Rocio), no se si desafiando a la autoridad o gozando de la laxitud de esta y al fondo de los mismos un grupo de eucaliptos y pienso en usarlos para dormir.

Un dejota en un bar de playa juega poniendo temas mientras algún cuarentón tirando a la cincuentena ensaya imposibles pasos de bailes carentes ellos de algún resto de pudor, para diversión de paseantes, allí mismo decido parar a cenar pasando un buen rato entretenido con el espectáculo.

Tras ese primer parking con autocaravanas hay otro y a ese me dirijo a preguntar siendo Rocio a quien interrogo sobre la zona, si es tranquila y todo eso. Me indica tras responderme incluso sitios que puedo ocupar mientras voy saludando a Lucia y Laura, sus pequeños encantos. La autocaravana vecina esta ocupada por Chari que aparece en el gran Diego en brazos, su bebé, y al instante salen Fran y Javi, maridos de ellas.


Me siento a gusto al instante entre ellos, que ha querido la Fortuna que encontrara en mi camino y tras montar mi dormitorio junto a sus vehículos acepto su invitación y compartimos velada, demorando de este modo mi hora de ir a dormir y gozando de su entrañable compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario