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martes, 26 de agosto de 2014

Miércoles 20.08.14 Punta Umbría. Duermo hasta tarde, me despierta el sol al golpearme raso en la cara iluminando el pinar de un modo que resulta casi irreal. Tras recoger perezosamente los bártulos me pongo camino en la fresca mañana hacia la cercana Punta Umbría donde desayuno y recorro sus puertos y playas. Ya en el centro de nuevo, paseo a pie por sus calles y entro en la biblioteca el resto de la mañana.

Antes de comer una señora me entrega unos ejemplares de “La Atalaya” y “Despertad” que leo con voracidad ávido como esto de lectura. El empacho naif me lleva a un puesto de libros en la playa donde por 1 € compro “Antonio y Cleopatra de Shakespeare. Igual mañana tengo más ganas de acción pero hoy la gandulería con que empecé el día y mi intención de repetir aposentos para dormir me hace pasar el tiempo entre las sombras del pueblo observando a sus gentes y sus cosas.

Un correo de Nina me hace recalcular las fechas y me obligará si no se me ocurre otro modo a pasar más días por Huelva con lo que dispongo de mucho tiempo para visitar la comarca minera si me da por ahí. Podría ser interesante de cara al fin de semana y así me alejaría de la animación que estas zonas sufren esos días.

Cuando por la mañana voy a Punta Umbría, si bien se dispone de un carril bici la mayor parte del recorrido, termino optando por rodar usando la carretera ya que a las 8:30 de la mañana el carril esta casi atascado entre paseantes, corredores y ciclistas, dado lo estrecho del mismo las situaciones comprometidas se suceden, además los márgenes de este en ocasiones están invadidos por la arena y las agujas de pino tapizan su suelo haciéndolo resbaladizo en las cuestas y curvas. Por el contrario la carretera apenas presenta transito de vehículos.

Tal y como planee el día transcurre muy tranquilo deambulando por las distintas zonas de Punta Umbría pudiendo observar discretamente y a placer, ya de regreso a la zona de donde partí por la mañana. Olvido que al poco de llegar y ante mi necesidad de hacer colada y las prohibiciones en las playas del uso de detergentes, pregunte en la policía si existía por la zona algo similar a las instalaciones que usé en la Cruz Roja de Roquetas de Mar, por no haber no hay Cruz Roja en la localidad pero me informan que en Huelva les consta que hay un servicio de este tipo bien con ellos o con Cáritas por lo que mañana me desplazaré a la ciudad con el fin de lavar ropa que se empieza a hacer urgente.

Termino de cenar en un área de descanso de la vía verde, a la que se llaga bajando una cuesta por la pinada, aparece una joven madre con sus dos retoños, el más pequeño de estos en una silleta sobre su misma bici y el otro poco más mayor manejando la propia y precipitándose por la cuesta a gran velocidad y sin control ante los gritos de su madre de que frene. El niño bastante tiene con manejar la dirección y no se como logra tomar la curva por la que supuse se saldría pero el niño continúa hacia la valla del fin de la vía donde hay un par de bolardos. Un ciclista y yo nos tiramos hacia el pero por su velocidad es imposible que le alcancemos, tras salir del camino en su final, la arena logra frenar en parte su inercia, eso y que choca con su rueda delantera impide que su golpe con el bolardo tenga mayores consecuencias. Allí pasamos como una hora entre consolar al asustado niño que además usa la situación para negarse a caminar siquiera. Hablando en animada charla hasta que todos nos retiramos, ellos al cercano camping y yo a amueblar el pino que me servirá de nocturno refugio.


Candando la bici meto el casco también y hoy al quitar el candado este ha caído al suelo, la altura desde el plato, pocos centímetros pero suficientes para que una ruedecilla, que tenía en la parte posterior del mismo y que permitía el ajuste del ancho del casco, salte por los aires rota, por cierto el niño del golpe no llevaba casco y le habría evitado en gran parte el daño que se ha causado. Ahora con esa rueda rota si mi cabeza encoje o se agranda tendré problemas al ponérmelo. Tengo que cuidar que el tamaño de mi cabeza permanezca constante o necesitaré otro casco.

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