Lunes
25.08.14 Vila Real de San Antonio. Jornadas lusitanas I. Despierto
temprano después de la primera noche calurosa en mucho tiempo. Hoy es
día de paga y tengo cosas pendientes de esos dineros por lo que en
primer lugar me dirijo a un cajero de mi entidad bancaria, ladrones,
que tengo localizado, ya me vi obligado el mes pasado a sacar desde
otro cajero a falta de uno de ellos, ladrones, y se quedaron con un
pellizco de mi magra pensión. Tengo una pesadilla recurrente, es la
noche del día 25 de un mes cualquiera y nos sobreviene una
apocalipsis bio o bacteriológica, que me da igual, de película o un
holocausto zombie, no me da tiempo a sacar mi pensión y el banco se
la queda en su saldo por toda la eternidad. Es espantosa.
A
partir de ahí comienzo a borrar cosas de mi lista, una cámara, las
dos que tengo para reparar pasan de hacerlo, ya las repararé más
adelante pero al menos ahora viajo con un par de ellas de repuesto
otra vez, después farmacia, que tres de estas tengo que visitar para
completar los dos tipos de gotas oftálmicas con las que me aliño los
ojos dos veces al día, a continuación ferretería, demasiado he
forzado a Fortuna pinchando cerca de donde me han podido prestar una.
En la oficina de correos no tienen ni idea de si en Portugal se
dispone de algo así como la lista de correos pero asumo que seguro
que lo hay y lo dejo pendiente para solucionar al otro lado del río.
Compro
mis billetes, embarco e invado Portugal. En un ferry de pabellón
español y nombre de virgen.
Nada
más llegar y mientras tomo un café pongo mi reloj con la hora local
que esas cosas traen disgustos. Mi último despiste me costo pasar
tres días tirado en el aeropuerto de Malpensa. Veras, volando hacia
Italia y en mi total ignorancia pregunto a la azafata si Italia y
España comparten uso horario a lo que la despistada o incompetente
aeromoza me responde que no, ha hay una hora de diferencia. Quiere la
suerte que tras tomar tierra, unas obras en el aeropuerto obligan a
desviar al pasaje por otra salida, una creo que de empleados y allí
un reloj me confirma la diferencia horaria, supe más tarde ya que pasé allí tres días, que el
dichoso reloj marcaba la hora GMT, alguna hora de uso de aviación o
lo que narices fuera y no la local. Tomo posesión de un coche de
alquiler que tenia reservado y al mirar el salpicadero veo que
efectivamente hay una hora de diferencia con respecto a la que yo
llevo en mi reloj. ¿Tu que haces? Yo cambie mi hora, lo curioso del
tema es que en los días que pasé entre Venecia y Milan fui con la
hora cambiada sin que me supusiera algún problema ni en horarios de
desayunos y comidas de hoteles ni de visitas a museos ni en ocasión
alguna por lo que el error se mantuvo al menos hasta que al ir a
tomar el avión de regreso que ahí si que todo el invento se me vino a bajo.
Muchos
años antes, muy bisoño yo por aquel entonces en temas aeronáuticos,
sin que haya mejorado mucho, ya confundí la hora de un vuelo de
regreso desde Palma de Mallorca a Alicante cambiando las 7:15 por las
19:15 y quedándonos en tierra mi compañera de trabajo y yo sin
vuelos a la península en 31 de diciembre. Un chaqueta roja ante
nuestra desesperación nos embarcó en vuelo a Barcelona que paró
por no se que cuestión en las islas y allí nos colocaron en un
Paris – Barcelona – Alicante donde se celebraba a esas horas el
fin de año en las alturas con barra libre de champagne. Mi mujer de
entonces me esperaba en el aeropuerto para recogerme tras una semana
fuera por trabajo, le llegó mi aviso a través de amigos, bebido como estaba no podía dejar de reír cuando ella vio que no había vuelos
desde Palma y que veníamos de Paris. Me costo varios días que al fin
creyera lo sucedido o al menos me dio a entender que me creía, pero
la nochevieja fue antológica.
Volviendo
al tema, que se me va el hilo, tras el café busco y encuentro una
oficina de turismo y con ello mi primer plano, si bien algo birria el
mismo, de la comarca, que de más territorio no tienen gratis, ya
encontrare supongo. De ahí a la oficina de correos donde confirmo el
servicio que aquí se llama “Posta Restante” y el código postal
del mismo en Lagos, localizo una red wifi abierta, correo a Nina con
las nuevas instrucciones y a comprar comida e ingerir parte de esta,
dejando mucha fruta para la cena.
Ando
un poco, un carril bici me lleva a Monte Gordo, que no tengo prisa y
si ganas de ir aprendiendo lo elemental. Ah, también compré al
salir de correos un chaleco reflectante como me indicó el de la
oficina de turismo al verme en bici, que a determinadas horas es
obligatorio de usar, vale poco y aporta seguridad.
Paso
por Vila Nova de Cacela y pocos kilómetros más adelante me decido
por acercarme a La Fabrica y Cacela Velha yendo hacia la costa ya
que las poblaciones por las que pasa la carretera no están algo
apartadas del mar y has de ir y venir de las playas a la carretera no
estando estas unidas entre si en muchos casos. El conjunto que
presentan ambas playas con sus islas es precioso y Cacela la Velha es
una aldea deliciosa coronada por una fortaleza en cuya entrada, una
dehesa, me hace de dormitorio. Antes de eso he cenado en la fortaleza
melón y una de las nectarinas que compré, esta última regular, el
melón espantoso.
En Monte Gordo e hice por fin con un planito, el diminutivo lo aplico por
que el mismo es algo menos que una cuartilla en papel fino como el de fuar, de todo el Algarve y
ahora si puedo organizarme algo mejor si bien las poblaciones se
suceden tan próximas unas a otras que realmente no seria preciso
plan alguno.
Con
el cambio de hora, el ferry-lag, he cenado y montado lo de dormir
inusualmente pronto, pero es que anochecerá y amanecerá una hora
antes de modo que aprovecho los últimos ratos de luz para leer.
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