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sábado, 30 de agosto de 2014

Lunes 25.08.14 Vila Real de San Antonio. Jornadas lusitanas I. Despierto temprano después de la primera noche calurosa en mucho tiempo. Hoy es día de paga y tengo cosas pendientes de esos dineros por lo que en primer lugar me dirijo a un cajero de mi entidad bancaria, ladrones, que tengo localizado, ya me vi obligado el mes pasado a sacar desde otro cajero a falta de uno de ellos, ladrones, y se quedaron con un pellizco de mi magra pensión. Tengo una pesadilla recurrente, es la noche del día 25 de un mes cualquiera y nos sobreviene una apocalipsis bio o bacteriológica, que me da igual, de película o un holocausto zombie, no me da tiempo a sacar mi pensión y el banco se la queda en su saldo por toda la eternidad. Es espantosa.

A partir de ahí comienzo a borrar cosas de mi lista, una cámara, las dos que tengo para reparar pasan de hacerlo, ya las repararé más adelante pero al menos ahora viajo con un par de ellas de repuesto otra vez, después farmacia, que tres de estas tengo que visitar para completar los dos tipos de gotas oftálmicas con las que me aliño los ojos dos veces al día, a continuación ferretería, demasiado he forzado a Fortuna pinchando cerca de donde me han podido prestar una. En la oficina de correos no tienen ni idea de si en Portugal se dispone de algo así como la lista de correos pero asumo que seguro que lo hay y lo dejo pendiente para solucionar al otro lado del río.

Compro mis billetes, embarco e invado Portugal. En un ferry de pabellón español y nombre de virgen.

Nada más llegar y mientras tomo un café pongo mi reloj con la hora local que esas cosas traen disgustos. Mi último despiste me costo pasar tres días tirado en el aeropuerto de Malpensa. Veras, volando hacia Italia y en mi total ignorancia pregunto a la azafata si Italia y España comparten uso horario a lo que la despistada o incompetente aeromoza me responde que no, ha hay una hora de diferencia. Quiere la suerte que tras tomar tierra, unas obras en el aeropuerto obligan a desviar al pasaje por otra salida, una creo que de empleados y allí un reloj me confirma la diferencia horaria,  supe más tarde ya que pasé allí tres días, que el dichoso reloj marcaba la hora GMT, alguna hora de uso de aviación o lo que narices fuera y no la local. Tomo posesión de un coche de alquiler que tenia reservado y al mirar el salpicadero veo que efectivamente hay una hora de diferencia con respecto a la que yo llevo en mi reloj. ¿Tu que haces? Yo cambie mi hora, lo curioso del tema es que en los días que pasé entre Venecia y Milan  fui con la hora cambiada sin que me supusiera algún problema ni en horarios de desayunos y comidas de hoteles ni de visitas a museos ni en ocasión alguna por lo que el error se mantuvo al menos hasta que al ir a tomar el avión de regreso que ahí si que todo el invento se me vino a bajo.

Muchos años antes, muy bisoño yo por aquel entonces en temas aeronáuticos, sin que haya mejorado mucho, ya confundí la hora de un vuelo de regreso desde Palma de Mallorca a Alicante cambiando las 7:15 por las 19:15 y quedándonos en tierra mi compañera de trabajo y yo sin vuelos a la península en 31 de diciembre. Un chaqueta roja ante nuestra desesperación nos embarcó en vuelo a Barcelona que paró por no se que cuestión en las islas y allí nos colocaron en un Paris – Barcelona – Alicante donde se celebraba a esas horas el fin de año en las alturas con barra libre de champagne. Mi mujer de entonces me esperaba en el aeropuerto para recogerme tras una semana fuera por trabajo, le llegó mi aviso a través de amigos, bebido como estaba no podía dejar de reír cuando ella vio que no había vuelos desde Palma y que veníamos de Paris. Me costo varios días que al fin creyera lo sucedido o al menos me dio a entender que me creía, pero la nochevieja fue antológica.

Volviendo al tema, que se me va el hilo, tras el café busco y encuentro una oficina de turismo y con ello mi primer plano, si bien algo birria el mismo, de la comarca, que de más territorio no tienen gratis, ya encontrare supongo. De ahí a la oficina de correos donde confirmo el servicio que aquí se llama “Posta Restante” y el código postal del mismo en Lagos, localizo una red wifi abierta, correo a Nina con las nuevas instrucciones y a comprar comida e ingerir parte de esta, dejando mucha fruta para la cena.

Ando un poco, un carril bici me lleva a Monte Gordo, que no tengo prisa y si ganas de ir aprendiendo lo elemental. Ah, también compré al salir de correos un chaleco reflectante como me indicó el de la oficina de turismo al verme en bici, que a determinadas horas es obligatorio de usar, vale poco y aporta seguridad.

Paso por Vila Nova de Cacela y pocos kilómetros más adelante me decido por acercarme a La Fabrica y Cacela Velha yendo hacia la costa ya que las poblaciones por las que pasa la carretera no están algo apartadas del mar y has de ir y venir de las playas a la carretera no estando estas unidas entre si en muchos casos. El conjunto que presentan ambas playas con sus islas es precioso y Cacela la Velha es una aldea deliciosa coronada por una fortaleza en cuya entrada, una dehesa, me hace de dormitorio. Antes de eso he cenado en la fortaleza melón y una de las nectarinas que compré, esta última regular, el melón espantoso.

En Monte Gordo e hice por fin con un planito, el diminutivo lo aplico por que el mismo es algo menos que una cuartilla en papel fino como el de fuar, de todo el Algarve y ahora si puedo organizarme algo mejor si bien las poblaciones se suceden tan próximas unas a otras que realmente no seria preciso plan alguno.

Con el cambio de hora, el ferry-lag, he cenado y montado lo de dormir inusualmente pronto, pero es que anochecerá y amanecerá una hora antes de modo que aprovecho los últimos ratos de luz para leer.

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