Lunes
18.08.14 Lugares Colombinos. Entro en San Juan del puerto decidido a
lograr un plano de la provincia de Huelva, hoy es laborable y tendrán que estar abiertas las oficinas de información turística, eso donde
las haya que en San Juan no las hay. Me entero de lo de la lista de
correos y como funciona con gran alegría de por mi parte y tan pronto
dispongo de la información se la remito a Nina para que así me
pueda enviar la bolsa, millones de gracias, Princesa. Lo siguiente es
cita para las recetas que me la dan para mañana y ya con algunas
cosas solucionadas comienzo mi recorrido por esta zona visitando la
población de la que pronto marcho a Moguer.
Muchos
sitios de interés y ya armado con un rudimentario plano de la
provincia más otro de Moguer me pongo manos a la obra. Como en el
muelle, en la marisma y un cartel en el inicio de una senda me
resulta tentador después de un rato de descanso. Es la antigua senda
que unía Moguer, Palos y La Rábida bordeando todo el lado oriental
de la marisma y si bien comienza con un carril bici este termina
pronto, el resto se supone que es para recorrer a pie pero aún así
lo recorro. Algún tramo corto de arena, en otro punto se ha de
cruzar un arroyo lo que te permite calarte los pies y muchas zonas se
recorren por pasarelas de madera en diverso estado de deterioro,
alguno notable que hace comprometido el cruzarlo aún desmontado por
la falta de tablones en el suelo, si falta uno se cruza sin más, dos
incluso, a partir de tres el tema se se empieza a complicar.
Al
ir a frenar a la bajada de una de estas pasarelas me quedo sin freno
de atrás, que unas horas más tarde y de nuevo en Moguer (ni en
Palos ni en S. Juan hay tiendas o talleres de bicicletas) me lo
tensan sin problemas, mi juego de Allen y mis alicates Leatherman ya
no son míos.
Visito
Palos y La Rábida si bien con cierta prisa por solucionar lo del
freno por lo que regreso a Moguer y ya más tranquilo tras la
reparación ceno antes de ir a San Juan de nuevo. Por lo demás un
día sin mucha gracia. Mientras recorro Moguer leo párrafos de
Platero y Yo. Ah, en la senda que mencioné tengo ocasión de
cruzarme con muchos de sus parientes, mas mulas y caballos que bien
en fincas bien sueltos por la marisma los hay en gran cantidad
ofreciendo una bonita estampa. La brisa que sopla hace que el día no
sea duro y por todo el recorrido, al fondo, puedo ver la capital.
Elijo
para dormir un lugar cercano a San Juan, discreto y aparentemente
seguro, techado.
Cuando
me han tensado el cable del freno he visto a las hermanas de mi bici,
solo que estas con librea roja en vez de azul pero iguales en lo demás salvo sillín y ruedas que Paco mejoró. Coinciden ambas
comarcas, donde me dieron la mía y esta donde las veo en
venta, en la existencia de una economía de importante presencia de
invernaderos, aquí son de fresas, y de un núcleo de población
inmigrante que trabaja en ellos y precisan de máquinas para sus
desplazamientos que sean duras, con escaso mantenimiento y económicas
de adquirir. Me dice el mecánico mientras revisa el otro freno que
con esta bici duda que tenga algún problema, que siguen funcionando
cuando otras infinitamente más caras y de delicado ajustes y
mantenimientos ya están dando problemas, sean por las suspensiones
delicadas, frenos de disco, sistemas hidráulicos varios, etc, que
suponen ademas un desembolso alto de compra y la constante preocupación de su puesta a punto. Tras examinar además de los
frenos, cambios, bielas y pedales le da el visto bueno a todo.
Hablando de posibles mejoras, el particularmente tan solo metería mano a unos cambios sincronizados por comodidad y si acaso unos
cierres rápidos para las ruedas, extremo en el que pienso desde el
primer pinchazo y que me evitaría la compra de una llave para las
tuercas. Tomo nota de ello.
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