Miércoles
27.05.15 Salgo de Belgrado bajo el agua, para cruzar el río
siguiendo la Ruta 6, no el Danubio que lo llevaré a mi derecha, si
no el Sava que se unen aquí en la ciudad. La Ruta 6 a pesar de ser
conocida como la del Danubio estos días pasados la recorrí
paralela pero relativamente apartada de el. Ahora sucede otro tanto.
En ocasiones el río está a cinco o diez kilómetros de distancia y
voy por su valle pero sin su presencia.
Ando
prevenido con el tema de la moneda. Padecí la dificultad de cambiar
la búlgara y me temo que ningún interés han de tener fuera de
Serbia por su moneda. Esto me obliga a ciertos equilibrios, a
cálculos de kilómetros y días y carecer de un colchón para
contingencias en moneda local. Mañana tengo previsto cruzar a
Croacia y viajo con lo justo, o menos.
El
camino de hoy no es feo, pero tampoco aporta nada en especial y no
cruzaré ninguna población que me llame la atención. Día de rodar
bajo el agua y poner distancia, de buscar donde dormir sin plantar la
tienda si es posible y de confiar que mañana sea más seco. Miro la
prensa del día donde dice que hoy no lloverá, eso mientras fuera lo
hace a cántaros. Poca confianza me da cuando anuncia para mañana
otro día nublado pero sin lluvia como el de hoy.
Una
gasolinera a medio hacer, con las obras paradas, cerca pero no dentro
del pueblo y a la distancia de la frontera que deseo y no lo pienso
más, me acomodo en ella dispuesto a pasar mi última noche en
Serbia. Por el momento. Estoy en Beksa.
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