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jueves, 4 de junio de 2015

Domingo 17.05.15 En el Parque Nacional de Donji Milanovac. Con el cambio de hora amanece realmente pronto. Tras salir casi como un ladrón de casa de mi anfitrión comienzo a rodar en una mañana fresca y con el cielo cubierto.

El recorrido es precioso. Cada vez voy entrando entre mayor vegetación y se convertirá finalmente en un gran bosque. En ambas orillas. Cruzo Kladovo y al poco de salir tomo la Ruta 6 de nuevo, hasta cerca de un nuevo paso fronterizo con Rumanía, ayer pase junto a otro. Hasta Donji no hay más que bosque y a la salida del pueblo un chiringuito de playa fluvial, canoas y zona donde dejan acampar a los ciclistas. Perfecto. No recuerdo ahora en que blog de cicloturismo menciona estos lugares como alternativa para acampar en esta ruta. Por lo visto en algunos cobran algo menos que en un camping. Este carece de servicios mínimos pero es gratis y mejor que dormir clandestinamente en bosques. La ducha funciona con agua fríaDebería disponer del wifi del chiringuito, pero no les funciona.

Llegan seis ciclistas, con caras serias, cenan pronto, sin apenas hablar entre ellos, su viaje se me antoja un tormento en esas condiciones y no me apetece aproximarme a ellos. Van en dirección contraria y tan pronto terminan su temprana cena salen como llegaron, con sus rostros sombríos.

Dos meses llevan viajando Mikel, Lisa y su hija Paula, alemanes, acampan junto a mi tienda y me alegra su presencia ante la perspectiva de no pasar la noche solo en el paraje cuando cierre el chiringuito. Aparte del irregular funcionamiento de las duchas, las letrinas carecen de agua y se limitan a poner una puerta, que cierra regular, a un agujero ¿triangular? en el suelo. Converso con mis vecinos y de nuevo intercambio de información salpicado de alguna anécdota. La playa esta llena de restos de madera que el río va arrastrando y Mikel prepara una fogata que se agradece, no ya tanto por la temperatura si no por el otro tipo de calidez que aporta. La puesta de sol en el río y junto al fuego es un momento mágico. Temo la aparición de mosquitos que en estas fechas aún no hicieron acto de presencia. No tardarán.


Mañana me esperan unos buenos kilómetros sin población, el agua que puedo encontrar aquí es sospechosa y Mikel me pasa una botella. En el chiringuito encontré una especialidad local, es una especie de salchicha rellena de no se que plantas y salsa, para envolverla, en vez de tripa, usan lonchas de bacon o tocino. Deliciosa. Las cervezas muy económicas y con ella en la mano se puede entablar conversación con el camarero y otros clientes que desde el cercano pueblo han venido a pasar la tarde.

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