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martes, 19 de agosto de 2014

Viernes 15.08.14 Voy a ciclobundear por Huelva hasta el día 26 seguramente. Me permitirá además de conocer en más detalle algunos sitios el solucionar, con suerte, una bolsa estanca para poner sobre las alforjas dando tiempo a que me llegue, retirar medicinas para mi glaucoma después de que me las receten y que me den de alta como desplazado, cosa que ya he visto no siempre se logra al primer intento, así como hacerme con una prenda de abrigo para las noches y madrugadas que con la bolsa mencionada ya tendrá cabida en mi equipaje que ahora mismo no lo tiene.

Se trata de encontrar a un/a sufrid@ emplead@ de oficina de turismo y explotar su ingenio, rutas para ir en bici, con pernoctaciones ocurrentes y visitas a sitios de mi interés a coste cero y teniendo en cuenta que el lunes empezare mi ventanilleo de centros de salud, a ver que sale de todo esto. Pero eso será otro día ya que olvidé que hoy es festivo y la oficina que encontré en el pueblo solo abre las mañanas de días laborables.

Esta noche si no hubiera estado tan cansado podría haber sido horrible y que la música y el trasiego de gente no ha cesado hasta las 8 de la mañana. Cansado como estaba las ocasiones en que me desperté fue para volver a conciliar el sueño instantáneamente y sin dificultad por lo que me he despertado descansado pero dolorido.

AL principio del viaje dependía mas de caminar que de ir en bici, no podía subir cuestas por la carga y mi baja forma física y sufrí mucho dolor en los pies, por los ligamentos, después la cosa cambio para bien, tan pronto me habitué y fui capaz de ir sobre la bici sin problemas y solo caminaba paseando por las poblaciones, por placer, por concurrencia de gente en paseos y demás que hacen desaconsejable ir sobre la bici y cosas así. Pero Ayer cambio todo.

35 Km de arena y empujando una bici cargada. Igual no importa pero no son esos los kilómetros ya que la playa con la marea baja se hace muy ancha y no se camina en linea recta si no que vas buscando la zona que presenta mejor aspecto para cruzar, la más dura bajo tus pies y vas evitando las zonas donde el agua queda retenida a modo de lagunas. Serán unos pocos kilómetros más, seguro, pero más sin lugar a dudas y como resultado hoy no soy capaz de dar dos pasos sin sufrir un intenso dolor.
Camino aún así, primero para desayunar e ir al aseo, 2 €, después para ir hasta la oficina de información turística y más tarde hasta el comienzo del Parque Dunar donde salen rutas de paseo por Doñana. Nada más leer la palabra “duna” se me eriza el cuerpo. Este breve trayecto me supone una hora de dolor, dolor que continúa aunque esté detenido y sentado pero con menor intensidad.

No me veo con fuerzas de llegar a un supermercado, tal vez lo intente por la tarde, de modo que me meto en una venta mientras converso un rato con un par de policías locales, allí están  los conductores y demás de dos ambulancias del reten y a lo largo de la mañana pasarán más tarde a almorzar dos guardias civiles de tráfico y otros dos más del Seprona.

Allí acampo en su terraza, tengo aseo, tengo wifi y una camarera me da un analgésico que logra calmar en parte mi dolor. Mas tarde me como un bocadillo y cuando veo sombra en el conjunto de bajos edificios de enfrente logro llegar no sin esfuerzo cubriendo los escasos metros que los separan. Solo tengo que esperar, no es que mañana desaparezca el dolor, pero será mucho menos intenso y no se trata que hoy decida reposar, es que realmente no me veo capaz de otra cosa y menos de cubrir los aproximadamente 30 km que me separan de Mazagón ya que seguro que pedalear puedo, otra cosa es poner el pie en tierra cuando me detengo, que si difícilmente puedo lograr mantener el equilibrio estando en pie, con la bici y frenando no me quiero ver en la tesitura y más cuando necesidad no tengo.

El tiempo juega sus cartas, hay que aprender a diferenciar aquellos problemas que el tiempo disminuye de aquellos que agrava y hacer que trabaje a favor nuestro, venciendo la ansiedad en unos casos y la inacción en los otros. Es un gran aliado casi siempre si no nos empeñamos en ir en su contra, nos resultan insufribles las esperas, algo que nuestra cultura de inmediatez alimenta creando insatisfacción cuando lo que ha de acontecer no sucede en el instante que deseamos. Me viene a la memoria cuando Kapuscinski, en Ébano se sorprende y no sin razón al ver como en África la gente se sienta simplemente a esperar, sin medir el tiempo de otro modo que no sea el desplazamiento de sus sombras por el sol sobre el polvoriento suelo. Igual ocupados en sus pensamientos, cosa que nos hace reflexionar el que nosotros pensamos si es que lo hacemos mientras realizamos otras actividades y donde la meditación nos supone un esfuerzo y dejar la mente en blanco un imposible.

Otras culturas nos pueden enseñar a esperar y emplear ese tiempo como decía en nuestra mente. Asia tiene mucho que decir en todo eso. Creo que aquí no sabemos esperar bien y así vivimos la cultura de la desesperación.

A lo largo de la tarde, que paso sentado hablando primero con Lukas y más tarde con Pedro, noto que el dolor remite lentamente, cuando voy a comprar el pan sigue ahí, pero no como esta mañana y por la noche cuando me dirijo a dormir este es ya mucho mas soportable. Lukas trabaja en un gimnasio, me ofrece las duchas y me dice que si necesito algo, hablamos de viajes y le gustaría hacer lo que yo, viajar en bici un tiempo, es polaco, habla casi sin acento, es un decir, habla con acento del sur, de aquí, lo que le da una sonoridad que me gusta a sus palabras. Pedro trabaja de vigilante en un parking y prácticamente pasamos juntos la tarde.


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