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viernes, 4 de julio de 2014

Nota: no tengo ni remota idea de postear en un blog, por lo que los post aparecen con la fecha de cuando los subo y no en la que los escribo, que es la que me gustaría que apareciera, veré si eso lo se solucionar y mientras aparecerán dos fechas las de la subida del post y la real de su creación, no todos los días que escribo en el cuaderno tengo acceso a una red wifi.




Viernes 27.06.14 3:31, Con anterioridad, hace de eso mas de 30 años, ya había pernoctado en estas dunas, en una higuera hundida en la arena (no es cierto, las higueras no se hunden que yo sepa) semejante a un arbusto ya que la copa tocaba el suelo, tragada, engullida por la duna, la recuerdo espantosa de insectos que nos impidió conciliar el sueño.




A pesar de ello he repetido experiencia confiando que estos, albergaran la higuera atraídos por el dulzor de sus frutos. Armado de mi repelente de insectos, inútil, procuré acomodo. Me han picado por su puesto, a través de un pantalón, en manos, pies, pierna, pero ha sido la insistencia del penetrante sonido de estos sombre mi rostro lo más desesperante de todo, sonido que se sumaba al de los grillos de una intensidad que no conocía, curiosamente solo lo escucho por el oído izquierdo, si me ponía sobre el para intentar dormir el sonido lo dejaba de oír, supongo que tendré dificultades para esa frecuencia, si bien después, indagando, me he enterado que su sonido varía entre los 3,6 a los 2,3 kHz dependiendo de la temperatura ambiente.




A la 1 de la mañana visita de un coche, justo al otro lado del mismo árbol, no me ve, estaciona y una pareja a sus cosas.




Primero intento dormir con pantalón largo, calcetines y una chaqueta sobre el cuerpo, no tardo en taparme con una toalla las piernas y ponerme la chaqueta, no es suficiente. Al marcharse el coche estiro el saco y me meto en él, bien al principio, después excesivo calor, la noche promete. A todo esto cada vez que toco algo noto mas humedad. Al tocar el saco este lo encuentro empapado, las bolsas de transporte chorrean agua, la mochila, todo, ya me decido y desmonto el vivac, voy a desandar el camino hasta la zona urbanizada confiando en que menos vegetación me ofrezca un poco de reposo de estos depredadores, las picaduras las cuento por decenas.




Las 6:15, y así fue, creo que he logrado dormir una hora y media, me despierta el frío del amanecer ya que no monte nada, simplemente me tire agotado al suelo de la terraza de una cafetería, sin humedad sobre mi gracias al toldo y sin mosquitos.




Desayuno, 2€




A rodar hacia Santa Pola, apenas puedo sentarme en el sillín por el dolor, solo ocasionalmente, sin fuerzas en los gemelos y cuadriceps como para pretender acometer el mas insignificante de los repechos. Me detengo poco antes de llegar para quitarme la chaqueta, dejo la mochila en el suelo y la olvido allí. Ya en Santa Pola noto su falta y regreso a por ella que milagrosamente permanece al borde de la carretera donde la olvidé. Aseo en una fuente, un momento de gozo, protector solar, el sol ya aprieta a pesar de la temprana hora sobre unos brazos castigados de ayer.




Hoy procuraré pasar el día a la sombra, evitando mas exposición al sol mientras le doy un respiro a mi maltrecho cuerpo, las correas de la mochila requieren un ajuste así como la rueda delantera de la bici, el freno, pastilla izquierda mas exactamente. Segundo desayuno a las 9:30, necesito ese café mas ir al servicio.




Tras muchos tiempo entrenando el modo de mantener apartados determinados pensamientos, me ayudo un psicoterapeuta en dicho aprendizaje, ahora me sorprendo cuando intentando pensar en el futuro más cercano me resulta imposible fijar en ello la atención. ¿Mecanismo de defensa?, me protege supongo y hace bien, poco o nada han de cambiar las cosas por muchas vueltas que les quiera dar.

Pan y dos melocotones, 1,39 €



Las 13:04 me desplazo siguiendo las sombras, media hora durmiendo en un parque para comprobar que estoy entumecido, un gran esfuerzo solo para caminar los pocos metros que me separan de una papelera y tirar en ella los restos de un melocotón, he pasado mucho tiempo sin comer fruta. Esa parte es buena.

Ahora tengo unas 5 ó 6 horas por delante, no puedo exponerme a mas sol pero cada desplazamiento en busca de una sombra ¿cómoda? y que no incomode requiere de un aporte de energía de la cual me siento carecer. Leía hace pocos días de un componente esencial para esto en lo que ando metido, “el embrutecimiento”, demasiado tiempo inactivo, bajo techo. Apuntaban la comida, embrutecimiento para poder comer lo mismo si se tercia un día y otro también, esa parte poco me preocupa, se de que va, son mis huesos, mis músculos, mi pellejo el que se ha de embrutecer y eso no sucederá sin dolor ni sin un aporte de moral. “Javier, no estas haciendo turismo, estas viviendo, sobreviviendo, nueva perspectiva, nuevas reglas del juego, cuanto más tardes en aceptarlas mayor dolor te espera, de modo que al tajo”.





El techo, las paredes son protección y son privacidad, vivir sin techo es perder también esto último, es convertirte en un actor que representa su vida ante un público que lo ignora, que es ciego a su existencia. ¿Y a la inversa?, ¿en que momento el publico se hace invisible a su vez?, ¿representa eso una mejora?. Es evidente que para el publico, si. Ver a los desechos sociales fuera de un docugrama no es del gusto de nadie, mejor verlos en un medio que hace parecer ficción la realidad y viceversa. Pero ¿cual es el proceso que hace al público invisible al actor?, ¿sucede siempre?, ¿a todos?, ¿es un proceso paulatino o por el contrario sucederá de un solo golpe?


Las 22:24 Creo, espero, hacer noche detrás de un kiosco de helados, he pasado la tarde en compañía de la señora que lo atiende y su vecina comercial, que explota unos castillos inchables, a ver explotar comercialmente, no es que los explote en otro sentido, se entiende. Solo he de esperar la hora del cierre, es vienes y no será pronto, sigo muy cansado, dar unos pasos para desentumecer las piernas me resulta doloroso, el trasero igual, pasar el día sentado en el duro suelo o un banco de madera no proporciona alivio alguno tras las horas de ayer sobre el sillín. Embrutecerse!!




Pensando en mi anterior intento de vivir en el camino y buscando comparaciones salta la diferencia, ardieron las naves, ya no espera ni lugar ni gentes, las opciones que dejo atrás son las mismas que tengo frente a mi. Si pienso en esto como un castigo se me hará insufrible, pero...  los castigos tienen su parte expiatoria. Su algo de redención. La penitencia cierra el circulo que la irresponsabilidad de mis actos abrió. Independientemente de las convicciones, resulta frustrante el no poder desprenderme de una impronta, que somos producto de una educación, de una cultura, judeo-cristiana, Si la redención calma mi espíritu atormentado, bienvenida sea, los placebos pueden curar y mi alma dolorida requiere reposo.







Para mañana. Si no tienes prisa por llegar a ningún lado, aprende a anteponer el confort de las estancias y reposar a todo lo demás, no controlas nada bien los lugares donde dormir, primera noche catastrófica, y en esta segunda noche, ya tendría que estar durmiendo. Mal, muy mal.

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